LA ERUPCION DEL VOLCAN MISTI Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO CULTURAL PARA EL VALLE DE AREQUIPA: UNA LINEA DE INVESTIGACION.

LA ERUPCION DEL VOLCAN MISTI Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO CULTURAL PARA EL VALLE DE AREQUIPA: UNA LINEA DE INVESTIGACION.

Lic. Augusto Cardona Rosas

Imaginemos que nos encontramos viviendo en el valle de Arequipa alrededor del año cero de la era cristiana, somos parte de algunas comunidades de campesinos. Nuestras chozas de carrizo y piedras, nuestras chacras de maíz, ají, calabazas, y papas (especialmente), se encuentran en las terrazas inmediatas a los ríos Chili, Socabaya y Yarabamba. Las llamas las usamos para transportar productos que intercambiamos por otros del valle de Vitor y de las partes altas, entre ellos sal que se “cosecha” en la laguna que está detrás de la montaña que siglos después será nombrada como Pichupichu. Criamos cuyes, pescamos de los ríos (dependiendo donde nos encontremos), camarones y pequeños bagres, “chiches” , con los cuales preparamos excelentes potajes.

Aquí la tierra siempre esta temblando, recodándonos que está viva, reclama sus ofrendas en retribución a los beneficios productivos que a sus hijos nos da. La montaña de forma cónica que destaca en el valle también está viva, arrojando humo y vapor. En ella moran los espíritus, los apus y achachilas que protegen nuestra comunidad, nos benefician con la reproducción de nuestros animales y cosechas, con el nacimiento de nuestros hijos, en nuestra salud, son pues nuestros dioses más sagrados.

Hace unos días la tierra empezó a temblar, cada vez con mayor frecuencia, nuestras chozas de piedra, barro y carrizo se derrumbaban, mientras la montaña (Misti) arrojaba cada día mas humo negro y se escuchaban fuertes estruendos en el corazón de la Pachamama, enojada con sus hijos, seguro no ofrendamos debidamente. Los más sabios, los socta , los hijos de illapa , los chamanes leían la hoja sagrada, y entregaban a la montaña nuestros mejores frutos, animales e hijos, pero seguía rugiendo y reclamando.

Una noche sin quilla (luna), la montaña violentamente arrojó enormes llamas de fuego, piedras y ceniza incandescente, que descendió violentamente desde la cima de la montaña, la nube cubrió y quemo los campos, las chozas, nuestros animales y nuestras gentes. No quedo nada, y así permaneció todo abandonado como recuerdo de la ira de los apus este valle y su montaña.

Este relato de un suceso imaginario que destruyo el valle de Arequipa hace 2000 años, no es del todo ficción, por el contrario debe de considerarse un evento temprano del volcán Misti, como parte de la historia de Arequipa.

Las erupciones del volcán Misti se han sucedido a lo largo de millones de años, pero por lo menos tres de ellas pueden ubicarse cronológicamente dentro de los últimos 11,000 años. La más antigua podría haber encontrado aun inhabitado el valle, empero grupos de cazadores recolectores se movían a través del territorio, especialmente costero . Dos de ellas fechan con el desarrollo Formativo y el periodo Inca para este valle.

Fechados obtenidos por vulcanólogos registra un evento entre los años 340 a.C. y 200 d.C. Las investigaciones arqueológicas han permitido contrastar, que durante por lo menos una parte del espacio temporal señalado por los vulcanólogos, el valle estuvo ocupado por poblaciones Formativas diseminadas en los fondos de valle, conocidas como el tipo de vasilla de forma globular sin cuello como “estilo Socabaya”, al encontrarse los asentamientos de mayor tamaño en este sector del valle. Esta población no era numerosa, empero era dinámica, manteniendo contactos con poblaciones de los valles de Vitor, Siguas y el altiplano puneño.

Este evento de gran magnitud, estuvo caracterizado

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