LA "INDEPENDENCIA" CRIOLLA AGRAVÓ EL COLONIALISMO SOBRE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
Enviado por pepetrillo34 • 27 de Noviembre de 2013 • 1.317 Palabras (6 Páginas) • 282 Visitas
Adelantaremos un juicio, sobre el ejercicio de las ideas liberales y republicanas sobre territorios o países como el Perú, y diremos que más que una ideología auténtica y consecuente, en el Perú los ideales liberales fueron más bien, ejercicios teóricos inconsecuentes, aplicados a la manera de la democracia greco-romana, “solo para los ciudadanos” es decir fue una democracia estamentada. En el Perú, desde la independencia, la libertad, la igualdad y la fraternidad solo fueron un ejercicio válido o exclusivo de cierta clase u oligarquía criolla, y a pesar de que se puede reconocer que el humanismo como tradición filosófica española significó un avance frente a la tesis escolástica aristotélica de la esclavitud connatural a cierto tipo de hombres ([1]), esto no sirvió de mucho pues como veremos la virtual desaparición de los ciudadanos indígenas como sujetos de derecho y sujetos políticos, es un hecho incuestionable.
En este especie de “feudos políticos” en que se constituyeron los nuevos Estados criollos, los no-criollos, es decir, los indígenas, ciudadanos originarios, dueños incuestionables de estos territorios, aparecen solo como carne de cañon, “insumos” para las guerras o masa de maniobra política de los criollos militares o políticos. Entonces el liberalismo de la república en gestación, puede ser caracterizado de antemano como un liberalismo políticamente despótico. Es decir, con la independencia se inaugura una etapa en que el poder político comienza a ser usado despóticamente ([2]) por cierta minoría étnica para monopolizar o hegemonizar al Estado republicano.
Es necesario puntualizar que la palabra “criollo” no designa necesariamente un tipo racial o, como era y es la definición más común en la época: “Los hijos de españoles nacidos en el Perú”. La palabra criollo designa más precisamente la tipología del que es culturalmente occidental. De esta forma, la mayoría de los mestizos, de padre blanco y de madre indígena, al asumir la cultura dominante u occidental, fueron asumiendo luego de la independencia y a lo largo de la historia, la categoría de “criollos”. El caso más flagrante de esta “investidura” en que se ha convertido lo criollo, es el caso de los negros, cuyas expresiones y su ser mismo, es considerada hoy comúnmente como parte de la criollidad.
El proceso de la independencia americana y el surgimiento de los Estados constitucionales y republicanos, debe ser explicado por la efervescencia de las Cortes de Cádiz y sus logros con la constitución liberal y la elección de diputados en las colonias, lo cual marcó un proceso sin precedentes y sin retorno en la ilusión de los pueblos por la independencia, autonomía o separatismo de América. Para un grueso sector, digamos para “la derecha” del grupo criollo, el separatismo o independencia no era sino el intento de transplantar España a América, con monarquía incluida.
Una primera ola de levantamientos sucede como reacción frente a las reformas borbónicas del rey Carlos III, que en lo fundamental endurecen el aparato fiscal y la recaudación tributaria y dan más relevancia y presencia a los peninsulares en la administración y burocracia colonial en detrimento de la participación de los criollos.
Pero lo que desataría completamente el cuadro de la revolución separatista criolla[3] fue la invasión napoleónica de la península y la consiguiente captura de Fernando VII, entonces todo el descontento generado en el período anterior por los cambios económicos y la reforma administrativa de los borbones encontraron en la ocasional ausencia de rey, toda justificación y argumento para desatar reivindicaciones, autonomías y terreno fértil para la doctrina liberal.
El 22 de enero de 1809, al instalarse la Junta Central de Sevilla se declaró que Hispanoamérica era parte integral de la monarquía española. Luego se convoca a elecciones para nombrar representantes de las colonias que se desplazaran a Cádiz para elaborar una constitución que reflejara tanto los intereses de los peninsulares como los de las colonias. Como resultado, la Constitución de 1812 remueve, lo que desde el Virrey Toledo, eran
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