La Antesala De Lo Peor

político a unas fuerzas armadas erigidas en el núcleo de recomposición de una sociedad desquiciada. La nación argentina y susrepresentaciones intelectuales ingresaban así en nuevas reflexiones para dotar de sentido a una historia que había extraviado losfaros de su destino. Cuando esa crisis arrastre tenaces ilusiones argentinas,

Martínez Estrada

, entre otros, mutará su palabrapoética por la ensayística para encarnizarse otra vez con los males de un país cuyos enigmas afloran como capas geológicas

después de un terremoto. Los fundadores del revisionismo histórico avivaron por su parte el fondo historiográfico de “la otra

Argentina” ante lo que los hermanos Irazusta entre otros suponen la claudicación de las elites liberales frente a los interes

esforáneos.El deseo de concluir con las divisiones políticas para alcanzar una esencia nacional donde impere a armonía social será un legadoque el partido militar no desdeñará. Para entonces era evidente que la identidad nacional hacia tiempo que no servía comoelemento identitario compartido capaz de oficiar de cemento de una sociedad escindida y enfrentada, y hacia los años setenta elenfrentamiento desembocó en una espiral de violencia donde cada uno de los contendientes volvió a adjudicarse larepresentatividad de la verdadera manera de ser argentino. Desde el poder estatal se montó entonces un proyecto deaniquilamiento de extrema crueldad que implicaba el desconocimiento no sólo de la nacionalidad sino hasta de la humanidad deladversario, y cuyo precipitado más horroroso se condensó en la figura trágica del desaparecido.Que las pasiones patrióticas podían aún operar de cemento de una sociedad desagregada vino a mostrarlo otra vez la aventuramilitar de las Malvinas. La derrota bélica posibilitó la reapertura democrática, y la fórmula política triunfante revivió el Preámbulode la Constitución como elemento aglutinador de una nueva fe cívica, que no alcanzó empero para resistir las fuerzas de unasociedad corporativizada ni menos el vendaval hiperinflacionario. El resto es presente inmediato, y algunos resultados de laaplicación del ideario neoliberal están en la superficie. Ante estos descalabros la idea nacional se revela exhausta, porque ya nosirve para aglutinar a los sujetos por sobre las tremendas fracturas materiales inducidas por los fenómenos económicos y sociales.Es cierto que aquí y allá resurgen movimientos de solidaridad tan destacables como impotentes para cubrir el vacio dejado por elEstado en su retirada. Estos fenómeno se inscriben hoy en el conocido movimiento de la globalización y el regreso hacia las zonasde pertenencia nacionales más básicas. Hoy (1999), el Estado prosigue su deserción, la sociedad se encuentra atemorizada yfragmentada y los valoresque difunde la cultura dominante tienden a reproducir una lógica de lo mismo. De ser

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