La Bolsa De Ámsterdam La Idea De Una Arquitectura Moderna En El Siglo XIX

La Relación directa Hombre-Edificio siempre es un punto principal y fundamental a la hora de estudiar la Arquitectura llegando a tal punto que hasta se podría encontrar una correlación entre el proceso biológico de la vida y el desarrollo pleno de principio a fin de un movimiento arquitectónico debido a que la arquitectura como hecho social debe responder en todo momento a las necesidades específicas del usuario, a las demandas de su momento histórico y a las determinantes ambientales y contextuales de su lugar de emplazamiento, el ser humano desde el comienzo de los tiempos se ha caracterizado por la necesidad de crecer y sobre todo por su “ambición”; la inconformidad es la esencia del hombre lo que de una u otra manera se demuestra en la historia con la evolución. La búsqueda de mejoras y de nuevas experiencias que produzcan la sensación de confort es un punto fundamental en el desarrollo de la humanidad y se vincula de manera directa con arquitectura, en el diseño y la creación de espacios confinados a dar comodidad y calidad de vida en las diferentes actividades del día a día.

Ambición! Palabra clave, que origina la esencia del progreso y el cambio arquitectónico, si nos remontamos a la historia encontramos ejemplos como la edad medieval la cual se determino por la creencia en un ser supremo; esta fe se extendió sobre la sociedad afectando todos los campos de vida en general como la cultura, arquitectura, tecnología entre otros influenciándolo para que todo se asentara en base a estas creencias.

Como nada en la vida es eterno, se produjo un cambio posterior a la edad medieval conocido como la modernidad o “edad de la luz” que partió elementalmente del renacimiento; pero ¿porque del renacimiento?, porque el ideal del renacimiento se fundamentaba en el hombre, el hombre mismo, el hombre como medida de todas las cosas, como eje de la sociedad y como punto de estudio y de integración de las artes y las ciencias.

Basico no? “El Hombre como centro de las cosas” siempre se fundamenta en él y es lo que crea la disyuntiva entre lo que se tiene y lo que se busca causando lo problemática que formulara todo el proceso en el que se desarrollara la arquitectura moderna.

A través de la historia se han venido dando diferentes etapas que se han distinguido por los cambios y avances en la sociedad, en cuanto a percepción de la vida así como la cultura en general; la arquitectura no escapa de esta variabilidad, sobre todo en los procesos de exploración de la arquitectura moderna, arquitectura del siglo XIX donde comenzamos a ver este característico rechazo hacia los “revivals” los cuales según opiniones mayoritarias no eran más que excusas para aferrarse al pasado estaba la constante búsqueda de la autenticidad arquitectónica, de ese cambio en la percepción de la arquitectura que se sentía tan necesario en el aire debido al impacto social y psicológico que se percibía en aquellos días.

La inestabilidad emocional característica del ser humano se vio al máximo en esta época; el impacto causado por la revolución industrial presenta un enorme caos disfrazado por la fantasiosa ideología de la perfección del futuro utópico y estable; la lucha por mantener los ideales tradicionales y aun así lograr una nueva tendencia que se adecuara a lo que se estaba viviendo fue el punto focal de estudio de la arquitectura moderna.

Entonces vemos la notable pérdida de los valores históricos (arquitectónicamente hablando) que se vieron fuertemente rezagados por el evento indiscutible de la “arrogancia de los nuevos materiales” creo una escandalosa desorientación en la vida, en la construcción y sobre todo en la base de la arquitectura, el diseño. Todo esto a causa del gran compromiso con la industrialización a los que se veían sometidos los infortunados arquitectos.

Este proceso evolutivo con el tiempo se fue traduciendo

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