La Dictadura Somocista

La Dictadura

“La Consolidación de la dictadura”

De acuerdo con la Constitución vigente en 1936, la administración de Somoza finalizaba el 1 de enero de 1941, y no podía optar a un segundo período presidencial. Pero, una dócil Asamblea Legislativa se encargó de dar visos de legitimidad a sus ambiciones de perpetuarse en el poder. El 30 de marzo de 1939 promulgó una nueva Constitución que contemplaba la convocatoria a elecciones por voto popular directo cada seis años, a la vez que prohibía la reelección. Sin embargo, en el mismo texto de la Carta Magna, la Asamblea introdujo una insólita disposición transitoria, facultándose a sí misma para elegir al ciudadano que habría de ejercer la presidencia de la República durante el período comprendido entre el 3 de marzo de 1939 y el 1 de mayo de 1947. Dicha elección, naturalmente, recayó en el ciudadano Somoza.

“En realidad, tu ganas las elecciones, pero yo gano el recuento” Somoza, 1947.

No cabe ninguna duda de que la invitación a visitar Washington que el presidente Franklin Roosevelt hizo a Somoza, pocas semanas más tarde le rodeó de un enorme prestigio. En el mes de junio el dictador fue recibido en la capital norteamericana con todos los honores.

“El Somocismo tenia respaldo popular”, Mónica Baltodano, Guerrillera.

Plata y Plomo

Somoza García gustaba jactarse de la eficacia de una fórmula política de su propia autoría

“Plata para los amigos, plomo para los enemigos”. Somoza García

A medida que crecía la infraestructura de la Guardia Nacional, el dictador se cuidó de cultivar la lealtad de sus miembros. Ya desde 1938, había duplicado el salario de los soldados rasos y aumentado en un 30% el de los oficiales. Periódicamente, y con grandes muestras de afecto paternal, otorgaba a los guardias nuevas gratificaciones y privilegios, desde préstamos bancarios hasta el control de negocios ilícitos, como los juegos de azar, la prostitución y el contrabando.

Somoza había diversificado su patrimonio con fábricas de textiles y cemento, una línea aérea y una compañía naviera. Su fortuna personal se calculaba en los cincuenta millones de dólares.

La Segunda Guerra Mundial también sirvió al general Somoza de pretexto para imponer el estado de sitio y reprimir a la oposición.

Una vez se había conjurado el peligro, Somoza procuró ampliar su base social, impulsando una política clientelista con el incipiente movimiento obrero, que incluyó la proclamación de un Código de Trabajo progresista y el patrocinio oficial de muchos sindicatos. En víspera de las elecciones presidenciales que iban a celebrarse el 2 de febrero de 1947, Somoza parecía genuinamente comprometido con su nuevo discurso democrático, y permitió amplias libertades la oposición.

El día 3 de febrero Somoza anunció la victoria del candidato liberal, Leonardo Argüello. Apenas sumió la presidencia, Argüello ordenó importantes cambios en el Estado Mayor del ejército, incluyó en su gabinete a reconocidos opositores, despidió a la clientela política somocista enquistada en la burocracia estatal, y exigió a Somoza su renuncia a la jefatura de la Guardia. El dictador se vio obligado a despojarse de su incómoda máscara democrática, y respondió con un golpe de Estado.

En mayo Somoza logró su principal objetivo: reelegirse presidente por seis años. Durante este período consolidó su imagen de gendarme de los Estados Unidos en la región centroamericana.

Una dinastía bicéfala (1957-1972)

Hombre hábil y precavido, Somoza García había

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