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La Educacion El El Desarrollo Historico De Mexico


Enviado por   •  21 de Junio de 2015  •  3.878 Palabras (16 Páginas)  •  334 Visitas

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ACTIVIDAD 2

Tomando como base los textos de: Gonzalbo y kobayashi:

b) Elabora un resumen de cada texto

Kobayashi “La educación en la Nueva España del Siglo XVI”

Los habitantes de Tenochtitlan vivían desde hacía un decenio poseídos de una indecible zozobra, cuando se trajo desde la costa del golfo de México la noticia de que habían surgido de entre las aguas del mar “dos torres o cerros” flotantes habitados por hombres que llevaban “unos como sacos colorados, otros de azul, otros de pardo y ver de… y las carnes muy blancas…”. El tlatoani Moctezuma Xocoyotzin era un hombre muy religioso y bien instruido de las tradiciones antiguas guardadas en el seno del calmecac, sabía bien que de acuerdo a una de ellas, el dios Quetzalcóatl, que se había marchado mar adentro hacia mucho tiempo, había de volver un día a reclamar su dominio usurpado. Una vez difundía la noticia, habían caído en pánico tanto el tlatoani como su pueblo, fue creciendo el temor general en Tenochtitlan a medida de que se fueron sumando las noticias posteriores sobre los “dioses” repatriados.

El 21 de abril de 1519 anclaba en el puerto de San Juan de Ulúa una armada de doce navíos. A bordo venían más de seiscientos hombres, que en su mayoría eran jóvenes y hombres entre veinte y cuarenta años de edad. Su capital general se llamaba Hernán Cortez. Era un hombre de Estado por excelencia y como tal estaba, desde un principio, bien consiente de la tierra a donde ir y de la obra que llevar a término. Venia cortes con un firme propósito de conquistar, poblar y gobernar la tierra. Esta a su vez no dejaba de mostrarle mayores posibilidades de oro que las otras hasta entonces conocidas.

El 13 de agosto de 1521 cayó Tenochtitlan al cabo de setenta y cinco días de guerra sin cuartel. El joven tlatoani Cuauhtémoc, que “había hecho todo lo que de su parte era obligado para defenderse a sí y a los suyos. El desastre hirió de modo irremediable al alma indígena.

EVANGELIZACION DEL INDIGENA DE NUEVA ESPAÑA

Una de las evidencias del medievalismo que caracterizo la expansión ultramarina del pueblo español en la Edad Moderna es, sin duda, su preocupación religiosa que se tradujo en la obra de evangelización de los naturales de América.

Aun no siendo español de nacimiento, el propio descubridor de América era un hombre de tal religiosidad de tipo medieval que se sentía inspirado por el Espíritu Santo. Se sabe que Colón era un hombre obsesionado del pensamiento apocalíptico, es decir, hombre que veía muy cercano ya el fin del mundo antes del cual debía el Evangelio ser predicado a todas las naciones de la tierra.

La conquista buscaba su motivo jurídico y religioso en la evangelización, por que el descubrimiento de América se interpretó en términos de la relación de un mundo cristiano con otro de infieles. Fieles a dicho principio, ya para la segunda expedición colombiana designaron a los Reyes Católicos por una instrucción dada el 29 de mayo de 1493 a Fray Bernardo Boíl, Benedicto hasta 1492 y después mínimo, y a otros religiosos y clérigos para por medio de “mucha conversación y familiaridad, haciéndose las mejores obras que se pueda” trabajasen en la conversión de los primeros habitantes del nuevo mundo. Poco más tarde, a consecuencia de esfuerzo tenaz, Fernando el Católico logro por fin redondear su ideal político-religioso, el Regio Patronato Universal, en virtud de la cual el rey de España se convirtió en “patrón de todos los obispados dignidades y beneficios” proveyéndolos como “señor absoluto de las indias”. En una palabra, la iglesia americana y la obra evangelizadora de los indígenas quedaron completamente a cargo y merced del rey de España.

Después de dos expediciones de tanteo, otra tercera se organizaba a fines de 1518 en Santiago de Cuba que iría en exploración de las tierras firmes hacía poco descubiertas al oeste de las islas de antillanas. El gobernador de cuba, Diego Velázquez, nombro capitán general a Hernán Cortes, a quien el 25 de Octubre dio una instrucción que rezaba “ El principal motivo que vos y todos los de vuestra compañía habéis de llevar es y ha de ser para que en este viaje sea Dios servido y alabado, y nuestra fe católica ampliada…”.

A tres años de la caída de la capital mexica, le vemos dirigirse de nuevo al Emperador en el siguiente tenor: “ lo tomo a traer a la memoria de Vuestra Alteza y le suplico lo mande proveer con toda brevedad” para “ que vengan a estas partes muchas personas religiosas…y muy celosas de este fin de la conversión de estas gentes” puesto que, “es cierto que harían grandísimo fruto” y “ de ello Dios Nuestro Señor será muy servido y se cumplirá el deseo que Vuestra Alteza en este caso, como católico tiene. Ósea Cortés, no daba por suficiente el número de los religiosos que ya por entonces trabajaban en México, entre ellos “doce” franciscanos... El Cristianismo estaba por encima de la idea de la colonización o comercio, dieron comienzo a una historia misional que distingue a Nueva España dentro del conjunto americano ocupado por los españoles.

A la noticia del descubrimiento de México respondió un fervoroso entusiasmo misionero de los religiosos de toda la cristiandad. Tres franciscanos flamencos tuvieron la suerte de obtener la autorización del Emperador y de su superior. Llegaron a Veracruz el 13 de agosto de 1523 y retirados a tetzcoco se pusieron a aprender “la teología que de todo punto ignoro San Agustín” según diría Tecto poco después a los “doce”, o sea, la lengua náhuatl. No se emplearon únicamente en el estudio del náhuatl, sino en la conversión de los naturales también.

El número de misioneros fue creciendo progresivamente, ya que desde que vinieron los “doce” por “maravilla paso año que dejasen de venir religiosos de la orden de los menores”. En la fila de estos misioneros del siglo XVI, encontramos a numerosos casos de vida ejemplar que merecen respeto y admiración. Unos han dejado sus huellas indelebles en la historia de evangelización de los indígenas; otros se levantaron en defensa del pueblo vencido contra la violencia, la codicia y la explotación del vencedor; otros se dedicaron a obras más calladas pero no por eso menos elogiables como la educación y la administración de hospitales; otros por su erudición contribuyeron a dar orden jurídico-civil a la sociedad naciente; otros, aunque su motivo era distinto, resultaron grandes benefactores de los estudios científicos sobre el mundo prehispánico herido de muerte.

Eran verdaderos misioneros, es decir, enviados de un modo cultural para trabajar con plena dedicación y abnegación por el bien de sus nuevos prójimos débiles y caídos en desgracia.se creía que ya era inminente

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