La Educación De Los jóvenes En El Siglo XXl
Enviado por cesarono • 10 de Febrero de 2014 • 1.904 Palabras (8 Páginas) • 415 Visitas
La educación de los jóvenes en el siglo XXl
A menudo se piensa que los jóvenes no tienen un norte que seguir, es más, siempre se escucha expresiones como "La Juventud de hoy ya no es la misma de ayer" "Esta juventud no sirve para nada", es lógico pensar que en esta sociedad de constantes cambios, los jóvenes también cambien en su forma de actuar y de ver las cosas. La misión de nosotros como educadores es lograr desarrollar en ellos un cambio de actitud, que los conduzca a desterrar el conformismo y se de paso al pensamiento crítico y creativo y a las producción intelectual, afortunadamente el nuevo currículo de educación secundaria apunta a este objetivo al pretender desarrollar en los jóvenes capacidades intelectuales que sintonizan con las requeridas para esta sociedad del Siglo XXI, cuyo perfil principal es el de preparar personas competentes acordes con las exigencias del mundo empresarial.
El tema de los jóvenes es hoy fuente de preocupación de buena parte de los gobiernos y de los miembros de la Organización Mundial de las Naciones Unidas. La primera acción global que definió esta actitud fue la declaración de 1985 como el "Año Internacional de la Juventud", en aquella ocasión, la ONU buscaba dirigir la atención hacia tres temas que estaban vinculados a los jóvenes: La participación, el desarrollo y la paz; una década después la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) llamó la atención sobre la necesidad de incrementar las oportunidades de los jóvenes, sobretodo de aquellos más postergados de las zonas rurales y urbanas. Según la información proporcionada por la ONU, en América Latina existen 86 millones de personas entre los 15 y 24 años de edad, y por las grandes diferencias producto de la globalización, los jóvenes de las zonas menos desarrolladas – como la nuestra – están más expuestos que cualquier otro grupo etario a los más altos índices de desempleo y subempleo. El Perú es un país con alta proporción de población joven, se calcula que está por encima de los cinco millones de personas lo que representa el 22,6% de la población total nacional.
Actualmente, la mayoría de los jóvenes peruanos vive en condiciones de precariedad. Existe una proporción importante de jóvenes que no estudia, y tampoco trabaja, que no tiene una calificación laboral, ni destrezas declaradas, que no disponen de aparataos de intermediación de sus expectativas y demandas. Estas tristes características denotan la pobreza en la peor de sus formas, la pobreza de horizonte y de capacidad para formar un plan de vida.
En medio de todas las limitaciones que se presentan, los jóvenes deben ser líderes y emprendedores – desde la escuela – que sean capaces de buscar alternativas de solución ante la diversidad de problemas que se les presentan a lo largo de su vida, es por ello que en este contexto del Siglo XXI, la educación exige el desarrollo de capacidades como: de pensamiento sistémico, de trabajo en equipo, de abstracción y de aprender a experimentar, lo cual prepara al joven para tener la facilidad de encontrar salidas adecuadas y pertinentes. Los jóvenes deben estar en condiciones de generar medios para poder vivir aprovechando al máximo el potencial de recursos naturales con que cuenta el país. Pensar en los jóvenes como las personas que dinamizaran el aparato productivo no es una utopía, si nosotros verdaderamente logramos desarrollar en ellos además de las capacidades señaladas, valores y actitudes como la responsabilidad y la superación constante. Desde esta perspectiva debemos revisar la forma como venimos trabajando en las aulas, que procesos cognitivos estamos generando en ellos y si verdaderamente los estamos preparando para desempeñarse en el mundo productivo ya sea desde el sector primario hasta el de última generación.
Desde nuestro papel como formadores tenemos el gran reto de ayudar a descubrir en ellos la capacidad o vocación de generar ingresos que les permitan vivir dignamente como seres humanos. No es necesario tener fuertes capitales para salir adelante sino que basta un poco de ingenio e iniciativa para plantear algún proyecto de negocio encaminado a buscar su desarrollo personal y social desarrollando en ellos su visión empresarial – claro – utilizando la tecnología e informática que les permitan difundir sus productos o servicios.
Al pretender formar jóvenes empresariales se va lograr desarrollar en ellos una independencia económica, que les ayudará a liberarse de esa presión de inutilidad ante la sociedad. Esto demuestra que si hay medios que les pueden ayudar a mejorar su calidad de vida y contribuir de mejor manera al progreso de la Nación.
Al tener éxito en nuestro ideal, ya no es necesario que lo jóvenes que egresan de las instituciones educativas estén desesperadamente buscando trabajo, sino que serán capaces ellos mismos de crear su propia fuente de trabajo, formar su propia empresa; convirtiéndose en verdaderos líderes sociales y sobretodo en líderes empresariales.
Los cambios y el incremento previsible de la misma velocidad de dichos cambios que observamos en el mundo globalizado, nos hace pensar que la educación debe ser el eje dinamizador de este proceso. Es más, exige que pensemos en construir un Proyecto Educativo Nacional en donde consideremos a los jóvenes como prioridad. De cumplir con una verdadera labor docente, estaríamos asentando bases sólidas para alcanzar los retos de ésta sociedad económica del siglo XXI en la que se exige formar jóvenes acordes con las necesidades de un mercado mundial y no sólo nacional.
La educación, como bien se sabe, reconoce y respeta la identidad peculiar de las personas y de las sociedades; es más, nuestra ley de educación N° 28044 considera a la interculturalidad como uno de los principios de la educación peruana. Por lo tanto, en un contexto histórico de subordinación cultural, propia de esta sociedad globalizada y neocapitalista, no puede seguir la tendencia espontánea a volver invisible y minusvalorar las identidades sociales de las minorías. Por el contrario,
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