La Evolución Del Diseño Gráfico En Europa En El Período Entreguerras

Entre el final de la primera guerra y el inicio de la segunda se abre en Europa un crispado paréntesis dentro del cual el cuerpo social se debate en toda su externa complejidad, entre el ataque o la defensa a ultranza de los conceptos morales, económica y político.

En los países vencedores la euforia se caracteriza por un impulso optimista y generalizado que afecta a todos los sectores de la sociedad. No en vano la década que sigue a la guerra ha pasado a la historia de las costumbres con él sobre nombre de <<los felices XX>> o también <<los locos años XX>>.

En este contexto, la feria de vanidades y fantasías que supone el fenómeno de la moda femenina dispone como órgano de información de lujosas revistas periódicas, entre las que destacan las pioneras VOGUE y VANITA FAIR, destinadas a las clases altas, la extremadana selectividad de este producto hizo posible la colaboración de los mejores fotógrafos de la época Edward Steichen, Man Ray y Ceci Beaton en la década de los veintes.

Un testigo de excepción de aquella época dorada es el legendario René Gruau quien todavía sigue en activo. Autodidacta, empezó a los catorce años a diseñar figurines para revistas de modas italianas e inglesas.

Dos nuevos factores vienen a incluir en el prestigio que la forma publicitaria adquiere en la Francia de entreguerras: la adopción de las medidas mitológicas y científicas de la publicidad norteamericana y la disfunción de la publicidad luminosa.

La importación de la teoría publicitaria

La publicidad ha aprendido a salir en busca del comprador revestida de un ropaje persuasivo bajo el cual se esconde la agresividad patológica de la lucha por un mercado disputado por una competencia despiadada.

Los cambios y novedades en la conciencia del público en mayor proporción por conductos sensuales que sensoriales: la radio, por el oídos, el cine, el cartel y el neón por la vista, entre otras cuestiones. Ante el imperio de los sentidos, el pretendido racionalismo y funcionalismo de los creadores del nuevo estilo en el diseño gráfico Francés (y especialmente en el cartel) se encuentra camuflado bajo formas lúdicas o frívolas, tanto en el tema cuanto en composición y el tratamiento del color.

Con estos criterios y el importante factor de la tipografía, cuya legibilidad es imprescindible para la composición de un texto redactado ya por verdaderos especialistas, los nuevos cartelistas franceses ofrecen un inédita formula que integra, total o parcialmente estas condiciones científicas.

La llegada de la radio había facilitado el camino a la persuasión publicitaria, complementando los sistemas precedentes que se dirigía exclusivamente al órgano de la vista.

El neón

Un nuevo elemento viene a complementar la arquitectura de la nueva cuidada publicitaria: el tubo de Neón. Tras los experimentos de lámparas incandescentes, la progresiva de la utilización de la luz eléctrica a efectos publicitarios tuvo su definitivo espaldarazo en al hallazgo que Georges Claude dejo a punto en 1910. El primer anuncio luminoso con tubo de neón (en una peluquería).

Desde el punto de vista de su diseño gráfico (composición del anuncio luminoso, elección de la tipografía y la adecuación de alguna viñeta o símbolo) la inmensa mayoria de los proyectos, lo mismo entonces que ahora, son anónimos.

La complejidad de su fabricación y la necesidad de adecuar el diseño a las posibilidades y exigencias del material (longitud del tubo entre electrodos, transformación de voltaje, etc.) supone un minucioso proceso que obliga a un mínimo conocimiento técnico.

La transición al cartel moderno

El estilo en que habría de basarse el renacimiento del cartel comercial francés fundado por Chéret, cincuenta años después tomo por modelo la actitud moderna de un italiano Leonetto Cappiello, proyecto sus innumerables carteles.

Expresándose a través de un estilo cheretianao, Cappiello sigue utilizando el recurso evocativo, típico del maestro fundador en el que el sujeto nada tiene que ver con el objeto.

Una simple demostración de la enorme popularidad de sus personajes y del original tratamiento que Cappiello consiguió dar a este tipo de cartel de transición lo constituye la pléyade de imitadores que llegaron a degenerar su estilo hasta la cursilería.

Cassandre, un nombre y un destino

El estallido de la guerra de 1914 determinó, por de pronto la permanencia de Adolphe Jean-Marie de parís, y la posterior revolución Rusa de 1917 el definitivo establecimiento de la familia, huida de su patria, para contribuir a costearse sus estudio en arte.

En un caso similar también Cassandre realizaría trabajos secundarios hasta que en 1923 apareció un cartel. Un año después a sus 23 años realiza una de sus mejores obras, el extraordinario cartel anunciador del popular periódico del sur de Francia, L´Intransigeant, la espontaneidad de ese nuevo cartel francés y la facilidad con que consiguió sintetizar ideas seducen a los industriales y comerciantes europeos caracterizados por el instinto emprendedor de la época.

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