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La Gesta Histórica De Augusto Cesar Sandino


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  1.529 Palabras (7 Páginas)  •  1.047 Visitas

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La gesta histórica de Augusto César Sandino

Cada país guarda el mejor de los recuerdos y el más alto respeto de su héroe nacional, pero cuando este deja de ser nacional para convertirse por sus hazañas y sus enseñanzas en un héroe sin fronteras, se le admira aún más.

Augusto Cesar Sandino dejo de ser solo nicaragüense, para ser del mundo de los desposeídos oprimidos a desposeídos que luchan. Sandino demostró ser un hombre patriota que vivió la realidad nicaragüense.

En la actualidad, existe la mala interpretación de muchas personas acerca de los hechos y comportamientos del héroe nacional, la ideología de esas personas se basaba en que Sandino era un bandido, peleonero, asesino, entre otros. Esto es debido a la falta de interés de conocer la historia de nuestro héroe. Al igual que muchas personas me niego a creer que era uno bandolero, sino a creerlo como un protector y defensor del honor de nuestra patria, quien estuvo dispuesto a destruir la esclavitud imperialista.

Definitivamente la prueba del porqué de los hechos y comportamientos de Sandino son los argumentos que expondré a continuación:

Primeramente creo oportuno hablarles de ¿quién fue Augusto César Sandino? Sandino, nació el 18 de mayo de 1895, en el pequeño pueblo de Niquinohomo, en el departamento de Masaya. Su madre, Margarita Calderón, una campesina; su padre, Gregorio Sandino, un ladino acomodado, pero se casaría con otra mujer de su misma clase. Creció en angustias, privaciones, pobreza y nunca se imaginó que llegaría a hacer un ejemplo de nacionalismo, soberanía y dignidad.

Sufrió la humillación donde el más rico explotaba al más pobre, cuando él tenía nueve años, pudo ver a su madre en la cárcel por no poder pagar una deuda de adelanto de salario, desangrándose a causa de un aborto. Desde ahí comenzó a definirse en él, los conceptos de justicia ante la clase explotadora. En 1920, estando próximo a casarse con su prima Mercedes, mal hirió a un hombre por asuntos de honor de negocio y tuvo que salir hacia Honduras donde se empleó como bodeguero.

En 1923, dejo Honduras y llego a Guatemala donde trabajó como peón en una compañía bananera, ese mismo año viaja a México y trabaja como jefe de gasolinera. Sin embargo, su humildad y su sinceridad, le permitieron rodearse de amigos de diferentes países centroamericanos, con quienes comentó sobre la esclavitud imperialista del ejército yanqui ante nuestros pueblos latinoamericanos donde maduró sus pensamientos nacionalistas y anti yanquis.

Sandino expresó en una de sus cartas que si hubieran unos cien hombres que tuvieran el mismo sentir de él, a favor de su pueblo y con la disposición de combatir las fuerzas yanquis, Nicaragua recuperaría su soberanía y su dignidad. Regresó a Nicaragua en el mes de junio de 1926, con el propósito de reunir a esos cien hijos leales a su patria. Se empleó en la mina de San Albino y comenzó a reunir una pequeña columna para que pudieran pelear con él. Su primer combate fue el 2 de noviembre de 1926, atacando la población del Jícaro en manos de las fuerzas del gobierno.

Como eran hombres sin preparación y carecían de armas, sufrieron una derrota, pero aquella derrota le ayudaría a convencerlo de que no se podía tener siempre éxito y que esto le serviría para reagrupar y mejorar sus hombres. A pesar de haber estado enamorado y casado con Blanca Arauz, una telegrafista de San Rafael del Norte. Su compromiso por la patria era más grande, que a los dos días de haberse casado se integra nuevamente en las montañas de las Segovias para continuar defendiendo el honor de nuestra patria.

El 2 de mayo de 1927, Moncada, un general liberal, envió a buscar a Sandino para anunciarle las condiciones de su armisticio, y cuando Sandino llega al cuartel ya el desarme estaba aceptado en consejo de generales. Sandino, regreso al Cerro de Común donde estaban sus hombres, luego se aleja de ellos para que no lo vean llorar y meditar el destino de nuestra nación.

A Sandino se le habían dado dos alternativas: entregar las armas o por el contrario resistir hasta la muerte el inmenso poderío del ejército de los Estados Unidos. Al defensor del pueblo, Augusto Cesar Sandino, se le estaba ofreciendo mulas, caballos, dinero, prebendas, granjerías y por último la vergüenza de haberse rendido y de haber vendido su dignidad y la de su gente, ante el imperio yanqui.

Sin embargo, esa misma noche, recordó una voz burlona de un amigo que conoció en México, que lo llamo vende patria, pues no era de su importancia tener un título, un rango o pertenencias personales, él se sentía comprometido de liberar a su

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