La Gran Colombia

Cuando recordamos a La Gran Colombia, solemos enfocarnos en presentarla como el gran proyecto fallido del Libertador Simón Bolívar en su intento por crear un Estado que pudiera hacerle frente a las grandes potencias europeas. Claro, tampoco es como si olvidáramos que originalmente estaba constituido por las provincias de Venezuela, Nueva Granada, Quito, Guayaquil y Panamá; pero aun así seguimos hablando de La Gran Colombia como un solo Estado que no funcionó debido a los fallos individuales de los Libertadores, así que tendemos a olvidar otros factores que pudieron haber estado involucrados. Por lo menos, ¿realmente nos hemos puesto a pensar en lo que implicaba la idea de unificar cinco territorios con diferencias culturales tan marcadas?

Quiero decir, existen ejemplos históricos de grandes imperios construidos con la asimilación de culturas dispares a través de las conquistas, por lo que existía esta figura central que, a través de su autoridad y su poder político y militar, logró unificar todas estas culturas bajo la insignia de la sociedad dominante. Esta es la definición de transculturación que es más aceptada por los académicos, como un tipo de cambio cultural que se da cuando “grupos conquistadores que se establecen entre los conquistados y los explotan.” (Linton, 1936, pag. 377) Según esta perspectiva, la transculturación está directamente relacionada con los procesos de colonización, puesto que, en el consenso académico, solo se puede dar a través de un contacto continuo entre los conquistadores y los conquistados. Aunque si bien es cierto que no todos los autores creen que ese deba ser necesariamente el caso, en el caso de autores como Herskovits (1948) se asocia la colonización como un factor que influye en la velocidad del cambio cultural. Dicho autor nos habla de cómo la transculturación es producto del sentimiento de superioridad política y social por parte de un grupo autonombrado “superior”, la cual pretende imponer su cultura sobre el grupo percibido como “subyugados,” ya sea acorde a la voluntad de estos últimos o por sometimiento; o pretende impedirles a los subyugados que adopten aspectos de la cultura de los superiores.  

 Aquí ya nos encontramos con una contradicción, puesto que realmente no se puede decir que el proyecto de La Gran Colombia se tratara de un imperio colonizador tratando de conquistar sociedades menores, sino de todo lo contrario. El objetivo de Bolívar, como cabeza de los ejércitos libertadores, era expulsar al imperio colonizador en cuestión para la creación de un nuevo modelo de nación, uno en el que los nacidos en América serían los dueños de sus propios destinos y donde no tuvieran que rendirles cuentas a los reyes europeos. Sin embargo, Lynch nos comparte ciertos hechos históricos con respecto a la actitud que tenía Bolívar con respecto a la liberación de Nueva Granada como paso fundamental en la culminación de su proyecto. Bien era sabido que el interés de Bolívar estaba en la creación de un gobierno centralista como “la única manera de conseguir la independencia y (…) de refrenar la anarquía social que había desatado la independencia.” (Lynch, 1973, pag. 275) Sin embargo, había algo un poco más complicado en juego detrás de los pensamientos de Bolívar. Así como el Libertador le escribió al general Santander en una carta con fecha del 13 de junio de 1821, nos encontramos con la manera en la que describía a los colombianos:

Piensan esos caballeros (los políticos) que Colombia está cubierta de lanudos, arropados en las chimeneas de Bogotá, Tunja y Pamplona. No han echado sus miradas sobre los caribes del Orinoco, sobre los pastores del Apure, sobre los marineros de Maracaibo, sobre los bogas del Magdalena, sobre los bandidos de Patía, sobre los indómitos pastusos, sobre los guajibos de Casanare y sobre todas las hordas salvajes de África y de América que, como gamos, recorren las soledades de Colombia.

Estaba clara la postura de Bolívar. Tal como lo expresa Lynch (1973, pag. 276), “la autoridad era necesaria para domesticar a los colombianos y contrarrestar su falta de homogeneidad social.” Si bien no puedo decir que esto cuente como un intento de conquista o de colonización, si es cierto que existen elementos de lo que describía Herkovits, alguien como Bolívar que percibe a su grupo social como “superior”, que en este caso se referiría al ejército libertador que precedía desde Venezuela, con el propósito de “subyugar” con un poder político autoritario a los colombianos. En cierta manera, Bolívar estaba consciente de las dificultades de unificar estos territorios sin una figura central que los guiara hacia la dirección que tenía envisionada, así que volvemos al principio, en definitiva se intenta iniciar en La Gran Colombia un proceso de transculturación. Pero ahora la pregunta que nos importa en este momento es la siguiente: ¿por qué fracasó? ¿Y cómo esto explica las rivalidades regionalistas que existen, por ejemplo, entre venezolanos y colombianos en la actualidad?

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