La Guerra Como Conflicto Social
Enviado por iuccgjhgc • 21 de Septiembre de 2013 • Ensayo • 2.607 Palabras (11 Páginas) • 929 Visitas
LA GUERRA COMO CONFLICTO SOCIAL
Una definición generalmente aceptada de conflicto en el sentido sociológico es la ofrecida por Lewis A. Coser para quien es una lucha por los valores y por el estatus, el poder y los recursos escasos, en el curso de la cual los oponentes desean neutralizar, dañar o eliminar a sus rivales. Un conflicto social será cuando transciende lo individual y proceda de la propia estructura de la sociedad.1 Para RalfDahrendorf, el conflicto es un hecho social universal y necesario que se resuelve en el cambio social
Concept
Variantes de la concepción de conflicto social dependen sobre asunciones más generales o básicas sobre la sociedad o naturaleza humana. Para versiones "moderadas" del conflicto, este no sólo coexiste sino tiene un papel compartido con la cooperación para establecer estabilidad o cohesión social (ver, por ejemplo, costumbre) Estas visiones permiten a percepciones funcionalistaso estructuralistas construir teorías del conflicto que conciben tanto el conflicto mismo como otras instituciones "negativas" como poseyendo un rol social en la mantención y evolución de ella y sus instituciones.2 (en que ese conflicto, si es propiamente controlado (ver, por ejemplo, negociación), se transforma en fuente de innovación y evolución cultural)
Guerra como conflicto social
Desde el punto de vista socio-filosófico se han avanzado muchas teorías acerca del origen y causas de las guerras. En consecuencia, parece conveniente tratar de clasificar, muy en general, tales teorías en dos grandes divisiones: una ve la guerra como producto racional de ciertas condiciones, primariamente condiciones políticas (famosamente, Carl von Clausewitz argumento que la guerra es la continuación de la política por otros medios13 ) y otra "irracionalista", producto de una tendencia, ultimanente irracional, de los seres humanos.
1.- Las teorías irracionalistas pueden aproximarse desde dos puntos de vista: a- aquellas que ven el origen de la guerra en causas no amenable a tratamiento racional,14 por ejemplo, sentimientos religiosos15 16 o emociones.17 18 El extremo lógico de esta vision -que el hombre es un animal inherentemente violento, situación que demanda la expresión ocasional de tales tendencias- se encuentra en algunas explicaciones ya sea psicológicas del origen de la guerra19 o de la psicología social (ver, por ejemplo: Experimento de Robber's Cave)
b.- La visión alternativa dentro de esta posición ve la guerra como originándose, a menudo, en equivocaciones o percepciones erróneas . Así, por ejemplo, Lindley y Schildkraut20 argumentan, a partir de un análisis estadístico, que la cantidad de guerras que se podría aducir tuvieron un origen racional ha disminuido dramáticamente en tiempos recientes. ( Lindley y Schildkraut ofrecen como ejemplos de tales equivocaciones la Guerra de las Malvinas y la Guerra de Iraq)
2.- La visión alternativa, de la guerra como actividad racional, se basa en dos percepciones. La original de von Clausewitz acerca de la guerra constituyendo la persecución de (objetivos de) la política por otros medios y una percepción posterior (implícita en von Clausewitz) que indica que se recurriría a la guerra cuando se estima que las ganancias superan a las perdidas potenciales (es decir, a través de un análisis de costo-beneficio). A su vez, se pueden distuinguir dos posiciones:
a.- La teoría de la primacía de las políticas domésticas: se encuentra, por ejemplo, en las obras de EckartKehr y Hans-UlrichWehler (op. cit), Para esta posición, la guerra es el producto de condiciones domésticas. Así, por ejemplo, la Primera Guerra Mundial no fue producto de disputas internacionales, tratados secretos o consideraciones estratégicas, sino el resultado de condiciones socio políticas (incluyendo económicas) que, a pesar de ser comunes a varias sociedades, hacían sentir tensiones a cada una de ellas en forma interna, tensiones que solo se pudieron resolver a través de la guerra.
b.- La teoría de la primacía de la política internacional, que se encuentra, por ejemplo, en la concepción de Leopold von Ranke, de acuerdo a quien es la decisiones de estadistas motivados por consideraciones geopolíticas las que conducen a la guerra.
Las sociedades autoritarias - Ilvem
www.ilvem.com/shop/detallenot.asp?notid=4611
La función de mandar y obedecer es la decisiva en toda sociedad. Como ande en ésta turbia la cuestión de quién manda y quién obedece, todo lo demás marchará impura y torpemente" (José Ortega y Gasset, en La rebelión de las masas). A partir de esta cita crucial, podríamos agregar que la cuestión del mando, que es universal, se vuelve particularmente dramática en los países de tradición autoritaria, como son, por ejemplo, Rusia y la Argentina. Cuando se sabe a ciencia cierta quién manda, estos países obtienen una sensación de estabilidad aunque poniéndose al borde de aceptar una dictadura. Después de vivir sometidos por siglos a los hombres fuertes que fueron, sucesivamente, los zares y los primeros secretarios del Partido Comunista, los rusos atravesaron un breve período de indefinición a partir de Gorbachov en el cual buscaron algún líder, más que "fuerte", firme, esto es propio de la democracia, pero no lo obtuvieron porque Vladimir Putin les devolvió el liderazgo de un hombre "fuerte" a costa de su libertad.
¿Es éste, también, nuestro dilema? Lo que no soportan las sociedades de tradición autoritaria como la nuestra es, por lo pronto, un liderazgo débil porque, no bien lo advierten, tienden a desconocerlo. Este fue el drama de Fernando de la Rúa. Cuando Néstor Kirchner tomó el poder en 2003, les devolvió a los argentinos una sensación de fuerte autoridad, aunque con el consabido riesgo dictatorial. Al morir Kirchner, con Cristina Kirchner en la presidencia y ya sin la tutela de su marido, la eterna cuestión del mando vuelve a perseguirnos con filosas preguntas. ¿Pretenderá Cristina ser una mujer "fuerte" o evolucionará, como muchos esperan, hasta convertirse en una mujer "firme", congruente con la democracia? ¿Y quiénes serían, en tal caso, los funcionarios capaces de acompañarla?
En un primer momento, el jefe de gabinete Aníbal Fernández pareció cumplir este rol fundamental. Cuando no pudo manejar el Congreso en el debate sobre el presupuesto y, sobre todo, cuando sólo logró apaciguar el desborde de Villa Soldati coincidiendo con Mauricio Macri en la Capital, pero sin evitar por eso el estallido en cadena de las ocupaciones ilegales de tierras ya no sólo en la Capital sino también en la provincia de Buenos Aires y aun más allá, Fernández demostró que su misión le quedaba grande. Fue en ese preciso momento cuando la ministra Nilda Garré
...