La Guerra Cristera

La Guerra Cristera

A partir de la Revolución Mexicana, había una política liberal y con esto se empezaba a ir desplazando a la Iglesia de los asuntos de Estado:

La tradición política liberal desde el siglo XIX, establecía que el Estado tomara una postura anticlerical; sin embargo, la inestabilidad que provocó la Revolución, así como los saqueos que sufrieron los templos, dificultó la relación entre el Estado y la Iglesia.

Todos estos choques de Estado-Iglesia provocaron que la sociedad entrara en los conflictos de estas dos instituciones, apoyando a unos o a otros y con esto la creación de instituciones de apoyo.

Los enfrentamientos de sociedades religiosas y civiles llegaron a un nivel de riesgo, entre los contendientes, encontramos a la Federación Anticlerical Mexicana (FAM), así como la CROM, de manera que la relación entre el Estado y la Iglesia era cada vez más tensa.

“Correspondió al apóstata y cismático José Joaquín Pérez recibir una propuesta gubernamental, de acuerdo con la que aceptó convertirse en patriarca de México, con el apoyo de la CROM; sin embargo, este esfuerzo por debilitar a la Iglesia produjo el efecto contrario, ya que el pueblo se unió con más fortaleza a su fe católica, lo que fomentó el clima adecuado para la creación de la Liga Nacional de Defensa Religiosa (LNDR), integrada por la juventud católica del país.”

El pueblo mexicano estaba en desacuerdo con la idea de que México fuera un territorio laico en todos los sentidos, cuando criticaban o atacaban a la Iglesia, el pueblo resentía y contraatacaba, rechazaba cualquier intento de agresión a dicha institución. México era un pueblo muy católico, muy arraigado a sus creencias y sobre todo muy fiel a su Iglesia.

Aún así la violencia no se había desatado del todo debido a que varios líderes religiosos intentaron evitar los enfrentamientos, pero Calles estaba decidido a terminar con el poder de la Iglesia en el país, principalmente poniendo en marcha los artículos de la Constitución que le quitarían el poder y la dejarían solo como una religión o un culto como cualquier otro y que además los sacerdotes serian tratados ante la ley como cualquier otra persona.

En febrero de 1925 se había tratado de instaurar una Iglesia mexicana cismática, separada de Roma; pero, como la Iglesia no fue fundada como un sindicato, fracaso rotundamente. A partir de esa fecha se inició la guerra, pues los católicos habían perdido la confianza en el gobierno. A principios de 1926 Calles hizo aceptar, so capa de la reforma del código penal, una legislación que asimilaba a los delitos de derecho común la infracciones en materia de cultos. Cuando la nueva ley entró en vigor, los obispos mexicanos suspendieron el culto público en respuesta, el 31 de julio de 1926.

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