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La Guerra del Mixtón


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2017  •  Documentos de Investigación  •  1.662 Palabras (7 Páginas)  •  635 Visitas

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Karen Kampfner Zenil.

La Guerra del Mixtón.

Antecedentes.

Durante el proceso de conquista y colonización, la encomienda fue la base de la economía virreinal. Se pacificaba y reducía a los nativos, y los pueblos de indios eran repartidos entre los conquistadores españoles, a quienes correspondía la defensa e instrucción cristiana. En la práctica, el encomendero gozó de excesivos privilegios, su autoridad le permitía beneficiarse del trabajo de los indígenas y exigiéndoles tributos exorbitantes.

“Los indios debían dar tributo, el cual debía pagarse a manera de los frutos de la tierra y ser entregado a los encomenderos. En la práctica las cosas sucedieron de muy diversa manera, en ocasiones el tributo fue sustituido por servicios personales y el indígena obligado a trabajar al apremio y sujeción del encomendero.” (Galaviz, 1967: p.17).

Se habla de diversas rebeliones ocurridas en el norte de la Nueva España, y sobre el levantamiento del cacique: “Sucedió que un cacique de gran influencia y popularidad llamado Guaxicar sublevó a los indios de Guaxacatlán, Xocotlán y Ostotipaquillo (situados al noroeste de Guadalajara). Al enterarse de ello, el gobernador Pérez de la Torre, que se encontraba en Tonalán, reunió a algunos capitanes y decidió salir con tropas españolas e indígenas a combatir al cacique.” (Ibídem: p. 98).

Fue una rebelión indígena en defensa de las costumbres ancestrales, a raíz de una fuerte hostilidad frente a la aculturación, especialmente frente al bautismo, la monogamia y los trabajos forzados. Inició en 1539 -hubo un levantamiento previo en 1537-, en contra de la invasión y opresión española, se propuso expulsar a todos los españoles de la región, erradicar la nueva religión impuesta y mantener a los antiguos dioses, propagando la rebelión a los demás pueblos. Sucedió en la provincia de Nueva Galicia -actualmente Jalisco, Zacatecas, Nayarit, Aguascalientes y Colima.

 La rebelión se extendió por todo el occidente, uniendo a los diferentes grupos indígenas de la zona, principalmente caxcanes, zacatecos y tecuexes.

Debido a la extensión de la insurrección, el Virrey Antonio de Mendoza estuvo al frente de 600 españoles y alrededor de 50,000 aliados indígenas -tlaxcaltecas, mexicas, huejotzincas, chalcas y purépechas-, saliendo vencedor en diversos enfrentamientos y esclavizando a los pocos sobrevivientes.

A pesar de las Leyes Nuevas dictadas en 1542, el ejército español continuó esclavizando indios, con la legitimización de ser prisioneros de guerra. 

La Guerra.

Después de haber sido vencidos, se cuenta otra sublevación de indios en las cercanías de la sierra de Nayarit en el año de 1539. El conquistador Cristóbal de Oñate regresó a Guadalajara, donde recibió la noticia de que los indios de Guaynamota y Guazamota  -cerca de la sierra de Nayarit- se habían insurreccionado y dado muerte a su encomendero Juan de Arce.

“…El  motín fue un baile propio de los indios -el Tlaxicoringa-, en el cual hacían girar con los pies una calabaza hueca que después pasaba de mano en mano, ejecutando al mismo tiempo ciertos movimientos al ritmo de sones acompasados. Estaban los indios bailando, cuando sopló un fuerte viento y les arrebató la calabaza. Tal incidente ocasionó gran sorpresa y, no comprendiendo, los indios el fenómeno, recurrieron a la interpretación de las adivinas, quienes dijeron que eso significaba que los indios debían tomar las armas y arrojar del país los españoles con la misma facilidad con que el viento les había arrebatado la calabaza, así ellos arrojarían a sus opresores…” (Tello, Antonio)

La rebelión se extendió entre varias tribus vecinas, los caxcanes abandonaron sus pueblos y rancherías, quemaron las iglesias y capillas, y se reunieron cerca de Juchipila en el Mixtón, donde vencieron en una escaramuza al capitán de Guadalajara: Don Miguel de Ibarra.

Los indios de Tlaltenango, Xalpa y Nochistlán también se rebelan y obligan a huir a sus respectivos encomenderos, saquearon iglesias y casas de españoles, luego se reunieron en Tepetixtaque, refugiándose en el Peñol, donde también vencieron a los hombres de Ibarra.

Sobre la reacción contra la religión cristiana de la rebelión del Mixtón, hubo una particularidad, el hecho de que fue dirigida contra los españoles y contra el cristianismo al mismo tiempo.

Los participantes de la revuelta del Mixtón asociaron cristianismo con hispanidad y veian a a los religiosos y a los conquistadores como uno solo enemigo, los monasterios fueron quemados, y las iglesias profanadas. En Nochistlán, cuando los conversos se unían a la resistencia indígena, se les lavaba la cabeza para borrar toda huella del bautismo cristiano y se les imponía una penitencia para que se purificaran de su pasado. La revuelta de Nueva Galicia, por lo tanto, fue indiscutiblemente anti-cristiana.

El movimiento de resistencia tuvo como puntos de partida el valle de Tlaltenango, la sierra de Nayarit y las regiones de Juchipila, Nochistlán y Teocaltiche. Tenamaxtle fue secundado, por caciques de gran prestigio como: Xiutleque; Petacal, señor de Jalpa; y Tenquital, de Tlaltenango. El plan indígena pretendía atraer a los españoles de otros lugares para luego acabar con ellos, propagar la rebelión sin límite de fronteras. (Flores Olage et al. 1996).

Oñate y sus hombres fueron vencidos por los rebelados en el Mixtón, obligándolos a preparar la defensa en Guadalajara, que entonces se encontraba más al norte.Después de la muerte de  Pedro de Alvarado,  la insurrección cobró nuevo aliento.

La insurrección amenazaba con extenderse a México, para evitar que se alzaran los pueblos de Avalos y los de la Provincia de Michoacán, el Virrey envió a Maldonado con algunos jinetes. El resultado fue un fuerte combate que duró más de 3 horas y en el que murieron gran cantidad de indios. Muchos huyeron, pero otros cayeron como prisioneros, a los que les aplicaron distintos castigos como la horca y la mutilación.

El cronista náhuatl Chimalpahin Cuautlehuanitzin, que recogió la tradición oral de los ancianos de su tierra, la provincia de Chalco-Amecameca, menciona algunos de los protagonistas, sin simpatía alguna por los chichimecas, a quienes consideraba gente revoltosa que serían durante muchos años una amenaza.

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