La Perpestiva Liberal Burguesa De Imperio Romano
Enviado por Alexandra • 4 de Octubre de 2011 • 6.270 Palabras (26 Páginas) • 3.203 Visitas
BURGUESIA
El Imperio Romano, en el que todos los ciudadanos podían comprar, vender y comerciar. Sabemos que también hubo entonces producción en masa de muchos productos (salsa garum, lámparas de aceite, ánforas, etc.). También fue dominante el libre mercado en la Grecia clásica, en las ciudades fenicias, en los países atravesados por la Ruta de la Seda… E incluso en los imperios de Mesopotamia y Egipto, en los que había un mayor peso del aparato político, militar y religioso, sabemos que los mercaderes circulaban con gran libertad: se han encontrado documentos contables y contratos mercantiles entre particulares de miles de años de antigüedad procedentes de todas las épocas de todos los imperios. No tenemos información suficiente para medir que proporción del producto nacional de los Hititas, por ejemplo, estaba bajo el control del palacio, del templo o de los particulares.
El imperio romano tenía una economía de producción esclavista, que en cierta forma era el germen del capitalismo moderno. Porque la riqueza se acumulaba en manos de unos cuantos y no se distribuía equitativamente entre el pueblo.
Habían 2 clases sociales: los plebeyos y la sociedad. Lo que también ponía las bases para el capitalismo moderno basado en diferencia de clases sociales.
Aunque oficialmente los libros mencionen solo su economía esclavista, lo cierto es que era un capitalismo en sus inicios.
Bourgeois o Bürger, del latín burgensis, se llamaba en la Alta Edad Media a aquellos que habitaban en los burgos, en lugar del castillo o del condado, y desempeñaban oficios liberales en lugar de funciones políticas, militares o religiosas, o bien prestaciones serviles o trabajos dependientes al dominio del feudatario; diferenciándose de tal modo, por la actividad, lugar de habitación y estatus; ya sea de los nobles y del clero por un lado, ya sea de los campesinos, siervos, trabajadores dependientes o proletarios por el otro. Los primeros a los que se llamó burgueses fueron, pues, artesanos, maestros de taller, mercaderes, negociantes, huéspedes, escribanos, notarios; a ellos se añadieron después los empresarios que aceptaban encargos de obras por parte de la corte o del príncipe local y contrataban maestros de obras que a su vez reclutaban y dirigían la mano de obra; así como armadores, banqueros, terratenientes involucrados en la comercialización de la agricultura, funcionarios administrativos, médicos, maestros y preceptores, artistas, tipógrafos. Es un grave error histórico creer que la burguesía tenga su origen solamente en el capitalismo moderno. La mayor parte de las actividades y categorías que acabamos de mencionar, industriales, mercantiles y bancarias, estaban ampliamente desarrolladas en las ciudades estado griegas, en los estados helenísticos y en el imperio romano, y ocupaban entre la aristocracia y el proletariado, una posición social, política, y económica análoga a la burguesía de la Edad Moderna. Más que nacer, pues, la burguesía resurge con el Renacimiento, después de la decadencia que siguió a la caída del imperio y las invasiones bárbaras (Rostovzev, 1926). Lo que es cierto es que ya en el siglo XVI la burguesía era nuevamente una clase social fuertemente diferenciada, y en la época de los "revolucionarios burgueses" -1789/1848- las desigualdades de riqueza, poder, prestigio, estilo de vida, mentalidad, cultura, que se podían observar dentro de ella eran ciertamente superiores a las que se notaban dentro de la aristocracia y de las clases obrera y campesina. Sin embargo, hasta mediados del siglo XIX, lo que confería una cierta homogeneidad política o ideológica a dicha clase, en la que era obligado a distinguir una alta burguesía (financieros, industriales, grandes contratistas del estado), una media burguesía (pequeños empresarios, profesionistas, funcionarios) y una pequeña burguesía (comerciantes, campesinos independientes, maestros), fue la larga lucha por afirmar los propios derechos -la propia fuerza- respecto de la aristocracia, lucha dirigida bajo las banderas de la doctrina democrática. Cuando la consolidación de la burguesía fue casi total, hacia mediados de siglo, esta exigua homogeneidad -que no puedo restituirse con la contraposición al proletariado, aunque la burguesía proporcionó los cuadros directivos al movimiento social y más tarde al fascismo- vino a menos, y al hablar de burguesía nos exponemos, a partir de entonces, usando las palabras de un sociólogo alemán de los años treinta, a hablar de algo que al mismo tiempo es todo y nada.
DERECHO PÚBLICO ROMANO
La expresión «Derecho romano» designa el ordenamiento jurídico que rigió a los ciudadanos de Roma y, con posterioridad, de aquellos instalados en distintos sectores de su Imperio, en un espectro histórico cuyo punto de partida se sitúa a la par de la fundación de Roma (c. 753 a. C.) y que se extiende hasta mediados del siglo VI d. C., época en que tiene lugar la labor compiladora del emperador Justiniano el conocido desde el Renacimiento como Corpus Iuris Civilis. Con todo, el redescubrimiento de los textos justinianeos en época bajomedieval ha permitido a algunos autores hablar también de «Derecho romano de la Edad Media».
Si bien la expresión «Derecho romano» hace referencia fundamentalmente al derecho privado, lo cierto es que otros aspectos, tales como el derecho penal, el público, el administrativo, caben dentro de la denominación.
En la actualidad, el derecho romano es objeto de estudio de una disciplina jurídica internacional, la romanística, cuya sede son las facultades de Derecho de todo el mundo. En virtud de este carácter internacional, el derecho romano se cultiva en varios idiomas, principalmente italiano («lingua franca» de la romanística), seguido por el alemán y el español. Hasta la mitad del siglo XX hubo importantes contribuciones en francés, pero en la actualidad esta situación ha variado a la baja; a su turno, el inglés es un idioma de uso minoritario en el cultivo de la disciplina, aunque se acepta como idioma científico en la mayoría de las publicaciones. El español se consolidó como idioma científico en esta disciplina a partir de la segunda mitad del siglo XX, gracias a la altura científica que alcanzó la romanística española, comandada por Álvaro d'Ors y continuada por sus discípulos.
La definición del derecho romano se comprende mejor si se construye a partir de la comprensión de sus nociones fundamentales y de su sistema de fuentes. A su turno, éstas no permanecen idénticas en el transcurso de la historia del derecho romano, sino que varían tanto en su número, como en su valor dentro del sistema de fuentes mismo. Es este sistema el que provee de nociones claves para entender lo que en Roma se entiende por derecho. Con todo, es posible adelantar que la expresión
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