La Poblacion Africana En La Sociedad Colonial
Enviado por ofeliadecampo • 15 de Diciembre de 2011 • 1.757 Palabras (8 Páginas) • 1.654 Visitas
La población africana en la sociedad colonial
Durante la sociedad colonial la población africana estuvo conformada por 3 grandes poblaciones:
1. Las personas africanas nacidas en Africa, inventadas y llamadas por los españoles negros bozales. Hablaron muchas lenguas y pertenecían a culturas muy diferentes.
2. Las personas africanas criollas, inventadas y llamadas por los españoles "negros"., fueron los nacidos en América de padres africanos.
3. Las personas afromestizas, fueron de dos tipos:
* Africanos con indígenas, llamados por el español zambos.
* Africanos con el español, llamados por él mulatos.
Según el grado de pigmentación de la piel, los españoles crearon numerosas denominaciones y castas del afromestizaje, que comenzaban con la expresión negro, continuando con mulato, zambo, tercerón, cuarterón, quinteron, tente en el aire, salto atrás y otras. Las palabras creadas por los españoles siempre reafirmaron la deshumanización y animalización de las personas africanas. Existió una escala de privilegios basada en la claridad de la piel, y, la mayor cercanía a la piel blanca del español se impuso como referente o valor de belleza y autoestima personal y social. Todo esto quedó fijado en la mentalidad y el lenguaje a través de expresiones como: mejorar la raza, dañar la raza, dañar la sangre de la familia, arreglar la raza. Desde los españoles hasta hoy este fenómeno es conocido como el blanqueamiento y es resultado de la institución española llamada la pureza de sangre o sangre noble, que supuestamente poseían exclusivamente los españoles.
Hibridación como mezclarse racial
La hibridación origina del latín hybrida, un término clasificaba a descendiente de una puerca doméstica y de un verraco salvaje. Un híbrido es algo se mezcla que, y la hibridación es simplemente mezcla. Como término explicative, la hibridación se convirtió en una herramienta útil en la formación de un discurso temeroso de racial mezclando eso se presentó hacia el final del décimo octavo siglo. Modelos científicos de la anatomía y craniometry fueron utilizados discutir que los africanos y los asiáticos eran racial inferior a europeos. El miedo de miscegenation eso seguida responde a la preocupación que el descendiente del entrecruzamiento racial daría lugar a la dilusión de la raza europea. Los híbridos fueron vistos como aberración, peor que las razas inferiores, una mutación débil y enferma. La hibridación como preocupación por pureza racial responde claramente al zeitgeist del colonialismo donde, a pesar de el contexto del humanitario edad de la aclaración, la jerarquía social estaba más allá de contención al igual que la posición de europeos en su cumbre. Las transformaciones sociales que siguieron el conclusión de mandatos coloniales, la inmigración de levantamiento, y la liberalización económica profundo alteraron el uso y entender de la hibridación del término. (Para la historia de la hibridación como concepto, veaRoberto J.C. Joven's Deseo colonial, 1995)
“La mujer en la sociedad colonial”
Las relaciones hombre-mujer en la sociedad colonial de la América española, fueron igual de complejas que otras relaciones sociales. EL modelo ideal de conducta fue severo y muy exigente para la mujer. Las normas españolas y la literatura religiosa suponían que las mujeres eran seres frágiles, y debido a ello necesitaban una protección especial en forma de reclusión, la vigilancia de los padres y de la familia, y el refugio en la religión. La suposición de que las mujeres eran más débiles que los hombres trascendía lo puramente físico, e incluía el carácter. Se daba por sentado que las mujeres tenían menos resistencia a la tentación, que eran seres menos racionales, más violentos y más emocionales que los hombres. Al mismo tiempo se les cargaba con más responsabilidades morales que a los hombres. De éstas, la preservación de sí mismas y del honor de la familia era de extrema importancia. Ello consistía en la protección de su pureza y virginidad hasta llegar al matrimonio y el mantenimiento de la absoluta fidelidad a sus maridos después de casadas. La reputación de la mujer dependía profundamente de la valoración social que se hacía de su castidad, virtud y fidelidad, cualquiera que fuera su rango social. Por su parte los hombres no estaban exentos de las responsabilidades morales. Entre las más importantes estaban las de proteger el honor de sus mujeres en el hogar, puesto que era su propio honor lo que estaba en juego si ellas flaqueaban. En este sentido, hombres y mujeres estaban entrelazados en la importante tarea de proteger mutuamente el honor. Sin embargo en este tipo de relación, un elemento, el femenino, era considerado débil, y el masculino, tenía prerrogativas especiales que le permitían romper fuera de su casa las normas establecidas dentro de la misma. La doble moral existente hizo más fácil al hombre integrarse a prácticas que estaban totalmente condenadas para las mujeres. Un hombre podía mantener una concubina y, al mismo tiempo, conservar su posición social, mientras que el adulterio era la peor ofensa personal y social que una mujer podía cometer. En la América española, las ventajas sexuales que el hombre de la clase dominante disfrutaba, eran realizadas por la disponibilidad de innumerables mujeres indígenas, castas o esclavas, quienes eran vistas como menos respetables u objetivos más fáciles de la agresividad o explotación masculina, que las más atentamente vigiladas mujeres de la clase alta. Las tensiones en las relaciones entre sexos, fueron generadas por la combinación de usos sociales estrechamente
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