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La Revolucion Rusa


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2011  •  7.817 Palabras (32 Páginas)  •  1.505 Visitas

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la Revolución rusa

La insurrección de Octubre, una victoria de las masas obreras

El año en curso nos recuerda que la historia no es un asunto de profesores universitarios, sino una cuestión política, de clase social, una cuestión de importancia vital para el proletariado. El principal objetivo político que la burguesía mundial se ha propuesto en 1997 es imponer a la clase obrera su propia versión falsificada de la historia del siglo XX. Con ese fin enfoca sus proyectores sobre el holocausto de la Segunda Guerra mundial y sobre la revolución de Octubre, intentando establecer un vínculo entre esos dos acontecimientos. Estos dos momentos, que simbolizan las dos fuerzas antagónicas cuyo conflicto ha determinado esencialmente la evolución de este siglo: la barbarie del capitalismo decadente y la lucha revolucionaria progresista del proletariado, la propaganda burguesa los presenta como el «fruto común de ideologías totalitarias», y los hace «conjuntamente responsables» de la guerra, del militarismo y el terror de los últimos 80 años. Si durante este verano ha estado en el candelero el asunto del «oro de los nazis», dirigido tanto contra los rivales actuales de Estados Unidos o de quienes ponen en entredicho su autoridad (en este caso Suiza), como ideológicamente contra el proletariado (haciendo propaganda al militarismo democrático burgués «antifascista»), la burguesía aprovecha el 80 aniversario de la Revolución rusa este otoño, para lanzar el siguiente mensaje: si el nacionalsocialismo llevó a Auschwitz, el socialismo de Marx, que inspiró la revolución proletaria de 1917, llevó de la misma forma al Gulag, el terror bajo Stalin, y a la «guerra fría» tras 1945.

Con su ataque contra la revolución de Octubre, nuestros explotadores intentan reforzar el retroceso actual en la conciencia del proletariado que impusieron después de 1989, con la utilización intensiva de la enorme mentira de que el hundimiento de los regímenes estalinistas contrarrevolucionarios era «el fin del marxismo» y «la bancarrota del comunismo».

Pero hoy la burguesía quiere dar un paso más para desprestigiar la revolución proletaria y la vanguardia marxista, vinculándolas, no sólo al estalinismo, sino también al fascismo. Por eso 1997 comenzó, en un país central del capitalismo como Francia, con la primera campaña de los medios de comunicación de masas, desde hace medio siglo, directamente dirigida contra la Izquierda comunista internacionalista, presentada como colaboradora del fascismo, deformando su posición internacionalista contra todos los campos imperialistas durante la IIª Guerra mundial.

Hoy, frente a la bancarrota de su propio sistema en ruinas, lo que la burguesía quiere barrer de la faz de la tierra es el programa mismo, la memoria histórica y la conciencia del proletariado. Sobre todo quiere borrar la memoria del Octubre proletario, la primera toma del poder por una clase explotada en la historia del género humano.

Falso respeto por la revolución de Febrero,

verdadero odio a la de Octubre

De igual forma que tras la caída del muro de Berlín, la campaña actual de la burguesía no es un exabrupto contra todo lo que representó la Revolución rusa. Al contrario, algunos historiadores a sueldo del capital están llenos de hipócritas alabanzas a la «iniciativa» e incluso la «energía revolucionaria» de los obreros y sus órganos de lucha de masas, los consejos obreros. Están llenos de comprensión por la desesperación de los obreros, soldados y campesinos, ante los sacrificios de la «Gran guerra». Pero sobre todo se presentan como los verdaderos defensores de la «auténtica revolución rusa», contra su supuesta destrucción que los bolcheviques habrían llevado a cabo. En otras palabras, en el centro del ataque burgués contra la Revolución rusa está la oposición entre «Febrero» y «Octubre» de 1917, oponiendo así el inicio y la conclusión de la lucha por el poder que es la esencia de toda gran revolución. Rememorando el carácter explosivo, espontáneo y masivo de las luchas que comenzaron en febrero de 1917, es decir las huelgas de masas, las millones de personas que tomaron las calles, los estallidos de euforia pública, y el hecho de que el propio Lenin declarara que Rusia en este período era el país más libre de la Tierra, la burguesía opone a esto los acontecimientos de Octubre, donde había poca espontaneidad, donde las acciones se planeaban con antelación, no había huelgas, ni manifestaciones en la calle, ni asambleas de masas durante el alzamiento, cuando se tomó el poder por medio de las acciones de unos pocos miles de hombres armados en la capital, bajo el mando de un Comité militar revolucionario, directamente inspirado por el Partido bolchevique, y entonces concluye: ¿No probaría todo esto que Octubre sólo fue un golpe de los bolcheviques?, ¿un golpe contra la mayoría de la población, contra la clase obrera, contra la historia, contra la misma naturaleza humana? Y todo esto, se nos dice, persiguiendo una loca utopía marxista, que sólo podía sobrevivir a través del terror, que lleva directamente al estalinismo.

Según la clase dominante, la clase obrera en Rusia no quería nada más que lo que le había prometido el régimen de Febrero: una «democracia parlamentaria», dispuesta a «respetar los derechos humanos», y un gobierno que, al mismo tiempo que continuaba la guerra, se declaraba «partidario de una paz rápida y sin anexiones». Dicho de otra forma, la burguesía quiere hacernos creer que el proletariado ruso luchaba ¡por la misma miseria que sufre actualmente el proletariado moderno!. Si el régimen de Febrero no hubiera sido derrocado en octubre, nos vienen a decir, Rusia sería hoy un país tan próspero y poderoso como EEUU, y el desarrollo del capitalismo en el siglo XX hubiera sido pacífico.

Lo que expresa realmente esta hipócrita defensa del carácter espontáneo de los acontecimientos de febrero es el odio y el miedo que los explotadores de todos los países sienten por la revolución de Octubre. La espontaneidad de la huelga de masas, el reagrupamiento de todo el proletariado en las calles y en las asambleas generales, la formación de los consejos obreros en el calor de la lucha, son momentos esenciales en la lucha de liberación de la clase obrera. «Indudablemente, la espontaneidad del movimiento es un síntoma de su profundidad entre las masas, de la consistencia de sus raíces, de su invencibilidad», como resaltó Lenin ([1]). Pero en la medida en que la burguesía continúa siendo la clase dominante, en que las fuerzas políticas y armadas del Estado capitalista siguen intactas, todavía es posible que contenga, neutralice y disuelva las armas de su clase

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