La Riqueza De Las Naciones

“LA RIQUEZA DE LAS NACIONES”

Para la realización de este trabajo, comencé a cuestionarme ¿Si en realidad existe una relación entre la cultura y la riqueza? ¿Si una depende de la otra? Y es que no había concebido que entre ambas hubiera relación. No fue hasta que leí detenidamente la lectura de Don Lavoie y Emilie Chamlee – Wright, sobre el tema del que hoy escribo.

Me resulto interesante pues, el hecho de que una esté ligada una con otra, aunque debería empezar por definir los términos cultura y riqueza:

Cultura: Conjunto de Conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc.

Riqueza: Según el sentido común y el diccionario, la riqueza es la “abundancia de recursos valuables o posesiones materiales o el control de tales activos.”

En términos “Metainteligente,” la Riqueza no es meramente la ausencia de pobreza material. Es la percepción que nos indica que nuestras necesidades han disminuido significativamente, o bien que han desaparecido como búsqueda central, como eje del sentido de lo que hacemos en el mundo. Asimismo, la riqueza representa un incremento de la conciencia de lo que verdaderamente somos, significa abandonar el paradigma de la escasez para ingresar al estado de abundancia.

De acuerdo a estos términos entonces entendemos que la cultura es un conjunto de ideas que caracterizan a un pueblo o una clase social, lo que me lleva a pensar que de ahí surge que la economía mundial este dividida entre los países del primer mundo y los tercermundistas (ubicados principalmente en América Latina) ¿Será entonces que si aplicamos el concepto de que la riqueza es abandonar el paradigma de la escasez para ingresar al estado de abundancia, los países como Estados Unidos de Norteamérica o Alemania aplican este concepto como parte de su cultura? Pues muy probablemente así sea, pero entonces ¿Que sucede con los países que a lo largo de su historia no han tenido un progreso económico favorable para poder catalogarlo como de primer mundo?

¿Qué sucede con México? Pues a pesar de que según la última publicación de la revista Forbes,( que cataloga a las personas más ricas del mundo), nuestro país tiene al segundo hombre más rico del mundo y siendo así, no pertenecemos al primer mundo, quizá es por la cultura en la que como mexicanos nos vemos inmersos diariamente, y es que en base a lo postulado por Don Lavoie y Emilie Chamlee – Wright, en la lectura acerca de la “Riqueza de las naciones” mucho tiene que ver la información de la que nos proveen los medios de comunicación, es decir como digerimos las ideas, y en este caso como nos percibimos como individuos para que en base a nuestra ideología podamos producir riqueza. Dicho en otras palabras ¿Cuántos mexicanos tienen la cultura del emprendedor?

Lo que me lleva a otros cuestionamientos ¿Cuántos programas de la televisión mexicana hablan acerca de como hacer una empresa? o ¿Cómo prepararnos para crear riqueza económica? Sin embargo, lo que vemos son sólo historias en donde los pobres se hacen ricos de la noche a la mañana porque reciben herencias familiares o se sacan la lotería, si los noticieros sólo nos indican que con las nuevas reformas los precios en productos de canasta básica aumentan y aumentan, que productos de uso cotidiano han elevado sus precios en un 100% como es el caso del limón en estos momentos, aunque si tuviéramos la cultura del emprendedor quizá quienes en sus casas tienen arboles con este ahora tan caro producto, cortarían sus limones y los ofrecerían a un costo más bajo, ya que de esta forma la demanda aumentaría y por ende las ganancias con el árbol del limón también se incrementarían.

Quizá con este ejemplo del limón, podríamos decir que la cultura y la riqueza están relacionadas, pues todo depende de la forma en que tomamos los acontecimientos de la vida cotidiana para crear riqueza.

Lo que me lleva a los postulados de Orwell y Huxley, acerca del por qué nadie hace nada, y es que ambos hacen referencia nuevamente a los medios de comunicación y de como estos, ejercen una persuasión sobre nuestra vida cotidiana que mucho influye sobre nuestros puntos de vista para hacer o dejar de hacer ciertas cosas, a lo que también se le denomina aparatos ideológicos de represión.

Si bien es cierto, ambos (Orwell y Huxley) nos presentan una sociedad en las que no se piensa, no se razona y al no hacerlo es más fácil ser manipulados por

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