La Vida Cotidiana De Los Esclavos Romanos
Enviado por Exarkun1 • 22 de Noviembre de 2011 • 1.913 Palabras (8 Páginas) • 1.284 Visitas
3.- La vida cotidiana de los esclavos
En la antigua Roma, la esclavitud era considerada como algo perfectamente normal, se le consideraba un inferior pero se respetaba sin embargo su “humanidad”, era un integrante más de la familia donde cada uno tenía un rol preestablecido, por eso se le quería o castigaba paternalmente, o se le mandaba y favorecía. Los esclavos eran considerados como niños, sin mucho uso de razón, y a quienes debía hacérsele obedecer los mandatos. Sin embargo los romanos siempre padecieron un controlado temor de insurrección por parte de los esclavos, y son frecuentes los relatos en que se describen tales insurrecciones donde incluso el amo llegaba a ser asesinado. Eran considerados como hombres y no como cosas o animales porque se les inculcaban deberes morales: “servir con entrega y fidelidad”. Aunque por otra parte los esclavos eran considerados un bien más del patrimonio, junto a los animales, la tierras y las construcciones; en ello radicaba su inferioridad, en ser la posesión de un amo, y como tal, su poder sobre él no obedece a ningún reglamento que no sea su propia voluntad. También la esclavitud, como dijimos, daba lugar a sentimientos afectivos, y la posición general con respecto a ella estaba fundamentada en la muy arraigada creencia en el destino: a aquel le tocó ser amo, a tal otro, ser esclavo.
El origen de la masa esclava provenía mínimamente de las guerras o de su trata en las fronteras, se incrementaba más bien por la reproducción entre ellos mismos: todo hijo de esclava, sea quien fuere el padre, es propiedad del amo; también eran esclavizados los niños abandonados y la venta de hombres libres que no podían demostrar su condición de libertad. Así mismo, debido a la pobreza, los propios esclavos vendían a sus hijos a los tratantes (quienes los compraban recién nacidos, sanguinolentos), o algunos pobres libres se vendían incluso a sí mismos para asegurarse el pan y el abrigo a la sombra de algún amo; otros inclusive, más ambiciosos, se vendían como esclavos para asegurarse alguna buena posición de administrador de algún noble, o como tesoreros imperiales; se dice que tal fue el caso de Pallas, descendiente de una noble familia de Arcadia, que se vendió como esclavo a una dama de la familia imperial, llegando posteriormente a ser ministro de finanzas muy cercano al emperador Claudio.
Porque inclusive dentro de la clase esclava existían subclases, así, prácticamente todos los funcionarios del imperio eran esclavos del emperador, algunos de ellos bastante exitosos. En contraste, en lo más bajo de la escala se encontraban los esclavos rurales, siendo sin embargo característicos no de todo el imperio sino más bien de ciertas regiones como Sicilia y el sur de Italia; fuera de aquellas regiones la esclavitud es parte del conjunto de relaciones de producción, junto al asalariado rural y a la aparcería, e incluso en algunas regiones del Imperio, como el Egipto, la esclavitud rural no existió; hay casos, entre los pequeños terratenientes, en que se negaban a tener esclavos y se decidían a cultivar la tierra por su cuenta porque sus esclavos le resultaban muy caros. Pero la jerarquía de la clase esclava no termina allí, también los administradores solían ser esclavos del amo, y era su mujer quien cocinaba para todos; se dice que la gran mayoría del artesanado residente en las ciudades eran esclavos, mientras que la agricultura parece haber estado compuesta sobretodo por pequeños campesinos independientes o aparceros que trabajaban para grandes terratenientes, por hombres libres de condición pobre que trabajaban en jornales y esclavos de cadena, malos esclavos, que cumplían algún tipo de condena. De manera que “los esclavos constituían la cuarta parte de la mano de obra rural en Italia”.
Los esclavos urbanos, por vivir cerca de sus amos, gozaban de ciertos privilegios inexistentes para un esclavo rural. Eran “criados”, y cumplían las más variadas funciones, desde desvestir y vestir a su amo en los baños termales (como los del gramático Galieno) hasta espiar a los amigos y sirvientes de condición libre del amo o la señora de la casa. Los romanos muy ricos podían llegar a tener decenas de esclavos, mientras que los no tan ricos (pero de situación económica que les permitiera no trabajar) tenían de uno a tres esclavos en sus hogares. Pero eran tales los privilegios de los esclavos domésticos que incluso muchos hombres libres e instruidos, gramáticos, arquitectos, poetas o comediantes, preferían esclavizarse a ser asalariados, pues gozarían de una intimidad capaz de otorgarles mayor provecho que siendo lejanos asalariados, con esperanza cierta además, de ser liberados algún días. En el artesanado y las distintas profesiones existentes ocurría algo similar, pues todos ellos trabajaban con esclavos, siendo bastante frecuente que aquellos sucedieran a su amo en el cargo, una vez muertos los últimos o liberados los primeros. Por eso la condición asalariada era más bien rehusada, porque no se basaba en una relación personal.
Aún considerando la variedad de clases esclavas, había algo común a todas ellas: el poder sin límites del amo sobre ellos y el trato paternal o superior sobre los esclavos, a quienes consideraban como niños (pais, puer) grandes o al menos como inferiores; el esclavo era considerado inferior no solo en el trato diario sino que también lo era jurídicamente. El esclavo, como dijimos, podía gozar de algunos beneficios de los que no gozaban los hombres libres pero pobres, podía por ejemplo ser destinado a encargarse de algunos negocios del amo y reunir patrimonio, lo que en la época se denominaba como Peculio, pero seguía sin embargo atado, en su condición de esclavo, a la voluntad de su amo, que podía
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