La civilización maya

La civilización maya está íntimamente ligada a su entorno geográfico, con selvas húmedas y pantanosas, cadenas de montañas volcánicas y zonas de clima más frío, con lagos y ríos.

Los pueblos que en el período preclásico se asentaron en el Pacífico vivían de la agricultura y la recolección, aunque se sabe que también empezaron a comerciar muy pronto, sobre todo con sal y obsidiana. La población se repartía en pequeñas aldeas, con pocos habitantes en cada una de ellas. No hay indicios de que se estructurasen en una rígida jerarquía social, como hay tampoco han quedado restos de edificios dedicados a prácticas religiosas, con lo cual seguramente se servirían simplemente de chamanes.

Sin embargo, poco a poco a través de este período tan dilatado en el tiempo, van apareciendo dos notas de gran importancia: el nacimiento de una estructura social y la invención de la escritura. Se empiezan a hacer enterramientos en razón de la situación social, lo cual se traduce en cuanto más alta es ésta, más lujoso es el ajuar funerario que acompaña al cadáver a su última morada. Y también empiezan a construirse los primeros edificios con fines religiosos, a la par que nace una casta sacerdotal muy apreciada. En las estelas funerarias se nombra a los principales caudillos. Se entiende que todo giraba en torno al cacicazgo, y que la estructura social era bastante cerrada, y venía dada por el nacimiento.

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