La economía venezolana

La economía venezolana

La crisis estadounidense de 1929 y la severa depresión que siguió se reflejaron en la disminución del consumo de café y cacao en el mundo, que fue el resultado de la disminución del poder adquisitivo de los países industrializados. Además de la caída de los precios de las materias primas, se produjo la depreciación del dólar estadounidense y la reducción de la actividad petrolera en todo el mundo. En Venezuela, el valor de las exportaciones en 1932-33 disminuyó en un 18,6% en comparación con el de 1929-30. El empleo en la industria petrolera ha caído más de dos tercios; los salarios totales pagados por la industria han caído un 65%, el gasto público ha caído un 42% y el valor total de las importaciones y exportaciones ha caído un 21% y 70 %, respectivamente. La crisis unida al alto valor del bolívar, porque el bolívar no se depreció en ese momento, puso fin a la fase agroexportadora de la economía venezolana y aumentó la dependencia de la economía nacional del petróleo.

La crisis de 1959-63. Tras la abolición de la dictadura de Pérez Jiménez, el gobierno venezolano tomó una serie de medidas de carácter social, sumadas al inestable entorno político, que provocó una crisis económica, especialmente para la industria de la construcción, uno   de   los   sectores más   activos   y   fuente   generadora   de  empleo.  En ese momento, el gobierno intervino activamente en la industria petrolera, su política era no otorgar nuevas concesiones petroleras, estableció la empresa estatal CVP y participó de manera decisiva en el establecimiento de la OPEP. Durante el período Pérez-Jimenista, las empresas petroleras extranjeras se vieron amenazadas por los aumentos del impuesto sobre la renta y la cancelación de concesiones petroleras, lo que redujo considerablemente el ritmo de sus actividades de exploración y perforación. De esta forma, la inversión total en la industria petrolera se ha reducido considerablemente. Para mitigar el impacto de la crisis, el gobierno, con el apoyo del llamado Pacto de Punto Fijo, decidió incrementar el nivel del gasto público, especialmente    de    los gastos   corrientes,   incrementó   la   presión  tributaria  y  recurrió  de  más   en más   al   crédito   público.

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