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La esclavitud en Estados Unidos, de los orígenes coloniales a la Guerra Civil


Enviado por   •  22 de Mayo de 2023  •  Monografía  •  4.604 Palabras (19 Páginas)  •  48 Visitas

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Aníbal Pacheco Salazar

Entre la controversia racial y el factor económico: La esclavitud en Estados Unidos, de los orígenes coloniales a la Guerra Civil

I.  Introducción

En febrero de 1851, un hombre que encontró trabajo como camarero en Boston, llevaba el café a una mesa sin saber que los comensales, a quienes les servía las bebidas, eran agentes que al punto lo tomaron preso, llevándolo a la corte federal. La razón de la detención era evidente: Su color de piel, su calidad de esclavo virginiano que había escapado de la plantación un año atrás y que, gracias a la Ley de fugitivos, tenía que ser entregado a sus antiguos dueños.

El imputado, que había tomado por nombre Shadrach, continuaba arrestado mientras una turba se congregaba en la vía pública, enardecida por el encarcelamiento. La intención de los diputados federales por protegerlo no impidió que un grupo de afrodescendientes irrumpiera en el edificio, y tras amagar a los alguaciles, pusieron en libertad al cautivo, quien abordó un tren con rumbo a Canadá, huyendo así de la esclavitud. Shadrach se avecindó en Montreal, en donde finalmente abrió un restaurante, mientras en Estados Unidos se libraba un acalorado debate tras el suceso: Los abolicionistas norteños lo celebraban, pero los grupos conservadores calificaron el hecho como “un ultraje… el triunfo de la ley de la mafia”.[1]

El caso llegó hasta el presidente Millard Fillmore, quien ordenó enjuiciar a todos los colaboradores e instigadores de tan flagrante delito. Las pesquisas dieron resultado, por lo que el jurado llevó a juicio a cuatro hombres blancos y cuatro negros, pero se negaron a condenarlos. Los periódicos antiesclavistas se congratularon al publicar “Massachusetts está seguro todavía”. El pasaje referido ilustra las dimensiones que adquirió el tema de la esclavitud en la nación norteamericana y sirve como introducción al presente escrito que tiene por objetivo analizar el desarrollo del trabajo forzado —o “servidumbre involuntaria” como se le conocía en la ley— desde sus inicios coloniales hasta la Guerra Civil. Se hará especial énfasis en los aspectos socioeconómicos de la institución antedicha, pero también en las implicaciones políticas y, sobre todo, ideológicas que giraban en torno a ella, todo esto con la intención de comprender qué tanto pesaba el factor racial y su importancia en la estabilidad económica.

II. La esclavitud en el periodo colonial

La historia tradicional estadounidense ha excluido a numerosos grupos sociales que jugaron un papel destacado en el desarrollo de la nación —ya sea por sus aportes económicos, culturales, sociales o todos a la vez—, tal es el caso de los esclavos. Durante el siglo XVIII, al territorio de lo que hoy es la mayor potencia económica, arribaron grandes cantidades de trabajadores negros, incluso mayores en número que los aventurados europeos impulsados por la búsqueda libertades y progreso económico. En ese contexto historiográfico, Alan Taylor sostiene que las recientes investigaciones, en vez de ver la esclavitud como algo periférico, apuntan hacia una revalorización de los afrodescendientes, ya que fungieron como piedra angular de la economía en diversos momentos y espacios.

        Conviene señalar, en primer término, que se trata de un fenómeno complejo por su heterogeneidad e indeterminación y, de hecho, las identidades étnicas, idiomáticas y culturales de los africanos traídos a América eran mucho más diversas que las occidentales. Por otro lado, algunos rasgos como la música y algunos términos lingüísticos se infiltraron en la cultura de los propietarios, mientras que los negros adaptaron el cristianismo a sus necesidades. En fin, en dichos intercambios se encuentra el verdadero carácter estadounidense, emergido de la época colonial y presente hasta nuestros días.

        Taylor también destaca que el racismo cobró importancia una vez que los colonos ingleses se enfrentaron a la complicada pluralidad señalada, es decir, fue utilizada como legitimación de los esfuerzos por organizar y dominar a los pueblos y grupos distintos al europeo. Esta clasificación racial —sustentada en el color de piel, a saber, negro, blanco, rojo— era entendida por los británicos radicados en América como un orden que les daba supremacía por sus avances tecnológicos. Los indios eran salvajes y primitivos más allá de los límites; los esclavos figuraron como aberraciones desafortunadas en una historia fundamentalmente europeizada, que avanzaba hacia la libertad y prosperidad de las tierras abiertas a la ocupación.

        Sin embargo, la división racial no era tan radical al inicio, ya que los colonos creían que la inferioridad aludida podría subsanarse con el tiempo, mediante un adoctrinamiento cultural. A pesar de lo anterior, es justo decir que el africano ocupaba el lugar más bajo de la pirámide social en los asentamientos de los primeros estados.[2] Asimismo, la compra e introducción de esclavos a Norteamérica tiene sus inicios en las primeras décadas del siglo XVII, pero está lejos de ser masiva, y es que un trabajador africano era económicamente poco rentable, ya fuera por su elevado costo o por las altas probabilidades de que tuviera una vida corta. Incluso para 1650, en zonas como Chesapeake, la cantidad de esclavos apenas alcanzaba las tres centurias, es decir, el dos por ciento de la población. El grueso de la mano de obra se integraba por europeos de las clases más bajas, en calidad de sirvientes.  

Sin embargo, a finales del siglo XVII, los movimientos migratorios procedentes del viejo continente se estancaron, en parte por una mejora salarial en Inglaterra y también por las noticias poco esperanzadoras sobre las oportunidades de riqueza para el hombre común que dejaba Europa. Por lo anterior, los plantadores sureños se decantaron por la compra de esclavos, lo que produjo un aumento en el suministro de éstos. En términos demográficos, para 1700 los africanos constituían el 13 por ciento de la población de Chesapeake, y medio siglo más tarde, alcanzaron el 40 por ciento.

Adicionalmente, los negros parecían menos amenazantes, representaban un menor desafío para la autoridad y superioridad de los propietarios, sobre todo en Virginia. Lentamente se fue fraguando un sentido común de superioridad racial, lo que evidencia una diferenciación con los primeros pobladores ingleses. Podríamos decir que, hasta 1670, la esclavitud era una institución un tanto amorfa y carente de reglamentación jurídica. Incluso algunos propietarios otorgaban la manumisión después de cierta cantidad de años trabajados —aunque no era el común denominador— y los africanos podían tener propiedades modestas[3]. Empero, ante el sensible robustecimiento de esta población, se legislaron medidas más estrictas que limitaban los derechos de los afrodescendientes —sin importar si ya eran libertos o no.

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