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La escuela indigenal de Warisata


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2014  •  Tutorial  •  6.336 Palabras (26 Páginas)  •  612 Visitas

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LA ESCUELA INDIGENAL DE WARISATA

SITUACIÓN GEOGRÁFICA DE WARISATA.- Bolivia está recorrida de sur a norte por dos cordilleras andinas: la Occidental y la Real situada al oriente, dejando ambas una altiplanicie que abarca una extensión de cien mil kilómetros cuadrados. En ella está situado Warisata, en su parte septentrional y muy cerca del IIIampu. Es una estepa inmensa, rasa, desprovista de árboles. El aspecto que presenta es triste y agresivo. El color dominante es el gris. Las estribaciones andinas se ven desnudas y agrestes, y cuando no cubiertas de nieve eterna. En la cordillera Real levantan sus penachos blanquísimos de nieve eterna el Illimani, el Huaina Potosí y el IIIampu, formidable mole que albea a siete mil metros de altura.

CONDICIONES BIOLÓGICAS DEL ALTIPLANO.- La región se encuentra a 3 800 metros de altura sobre el nivel del mar, con una temperatura media de 5 a 10 grados centígrados. En consecuencia, aquí no hay estaciones como en otras partes, sino de hecho sólo se notan: el verano, por un aumento de la temperatura poco sensible y el invierno, que es largo y molesto. En el altiplano durante el invierno, pero sobre todo en los meses de julio y agosto, la temperatura llega a descender hasta 15 y 20 grados bajo cero, lo que ocasiona la congelación del agua y un frío que se hace tanto más insoportable, a causa de los vientos que soplan casi de manera regular, todas las tardes y gran parte de la noche. Se caracterizan las lluvias del altiplano por ser torrenciales... los caminos se ponen intransitables y mientras llueve, la temperatura baja tanto como en la época de invierno.

ACTIVIDADES DE LOS HABITANTES DEL ALTIPLANO.- Los habitantes del altiplano se dedican a la pequeña agricultura, pastoreo, tejido de lana y pequeño comercio, sólo disponen de cortas extensiones de tierras de labrantío. Hemos constatado esto al observar las tierras cultivadas, son pequeñas parcelas cuya extensión no pasa de dos o tres hectáreas, abundan los lotes que sólo miden de cinco mil a diez mil metros cuadrados. Y estas tierras se encuentran en la pampa, en las faldas de los cerros, a orillas del lago Titicaca o encajadas entre las rocas. Aquí sí se obtienen los productos agrícolas, pero con grandes esfuerzos y sacrificios de los labriegos.

Los trabajos agrícolas se llevan a cabo, no solamente por los varones, sino también por las mujeres; ellas manejan palas, azadones y animales, quizás con más agilidad y resistencia que el sexo fuerte; ellas desempeñan sus labores domésticas, por cierto muy simplificadas; pero además, atienden a sus animales de trabajo.

Los principales cultivos del altiplano son la papa, la oca, la quinua, el haba y la cebada. El pastoreo se realiza con rebaños de ovejas, llamas, y alpacas, y son principalmente las mujeres las encargadas de realizar estas tareas.

Asociado al pastoreo se realiza el tejido de la lana, que también es una actividad de la mujer, se realiza en telares rústicos y se tejen “pantalones, abrigos, sacos, chalinas (bufandas), chompas (suéteres) y chullos (orejeras)”. En estos mismos telares hacen sus mantas, ponchos y telas para vestidos. Todos los tejidos enumerados no sólo se aprovechan para el propio uso, sino que constituyen una fuente económica que les ayuda en mucho para solventar sus gastos.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LOS AIMARAS.- Toda la altiplanicie boliviana está habitada por indígenas de la raza aimara cuya civilización tuvo su apogeo más o menos en los siglos del VIII al X, plasmaron su civilización en Tiahuanaco, cuyas ruinas acusan un alto grado de cultura.

La civilización aimara decayó, no se sabe si por algún cataclismo o por alguna invasión, o por algún otro fenómeno social, el hecho fue que esta raza de notable pasado fue sojuzgada, por el siglo XII, por los incas al mando de Maita Cápac... la raza aimara irreductible por naturaleza esquivó la civilización incaica y no asimiló ni la lengua ni la cultura de sus conquistadores.

Según nuestro modo de pensar, la raza aimara tiene la cortapisa de su medio geográfico: está a cuatro mil metros sobre el nivel del mar y la naturaleza a esta altura se resiste a ser pródiga en muchos aspectos. Por eso los productos agrícolas son restringidos, su industria se reduce al tejido rudimentario de lana y su expansión comercial es en muy poca escala y a base de trueque.

En una palabra, confirmase aquí la gran relación que existe entre el medio biológico y sus posibilidades económicas y la expansión y restricción de cultura y prosperidad de los pueblos.

CONDICIONES ACTUALES, POLÍTICAS Y SOCIALES DE LOS AIMARAS.- Los indios de Bolivia no son ciudadanos y no gozan de derechos constitucionales. Estos los van adquiriendo a medida que aprenden a leer y escribir; pero hay que ver que no se les dan escuelas. Ahora hagamos una revisión de las condiciones en que vive el indio actualmente (1939).

Los indios, por lo que toca a su vida económica, viven como comunarios o como colonos.

Como comunarios cuando cada quien posee su pedazo de tierra (sayanas o sea parcelas esparcidas en un ayllu, constituyendo el conjunto de ayllus, una comunidad), su casa y sus animales de trabajo o de producto industrial y puede disponer con libertad de todas estas cosas. Como colonos, los que no poseen tierras, sino solamente algunos animales y para poder subsistir cultivan chacras (parcelas) pertenecientes al amo que es lo mismo que latifundista.

Los primeros, es decir los comunarios, son en reducida escala y no se les han quitado sus tierras porque son de corta extensión que a un amo no le costearía manejar y porque generalmente son poco productivas y están en laderas o en lugares inaccesibles.

Los colonos viven en condiciones muy precarias y de explotación extrema por parte de los “amos” o “gamonales”, quienes obligan a los colonos a trabajar gratuitamente sus tierras, dar el diezmo de sus animales, y cuidar los rebaños también en forma gratuita.

Al colono, el patrón o latifundista le da pequeños pedazos de tierra, generalmente de mala calidad y nunca de riego. Él las cultiva después de haber intervenido en los trabajos del amo, por lo que siempre recoge cosechas mal dadas y en cantidades que apenas le alcanzan para sostener su vida miserable. Además de la deprimente condición apuntada, el colono reverencia a los gamonales (amos) con actitudes humillantes; al saludarlo se quita el sombrero y casi se arrodilla y ¡hay de él! si no lo hace porque la reprimenda o el flagelo son duros.

Cuando algún colono sufre algún accidente en el trabajo del amo, él tiene que curarse y ver cómo

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