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La minería durante la guerra de independencia.


Enviado por   •  24 de Febrero de 2016  •  Ensayo  •  1.115 Palabras (5 Páginas)  •  420 Visitas

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La lectura comienza repasando el tema de la minería como el sector más importante del Virreinato de la Nueva España. Una de las zonas de mayor desarrollo tanto en minería como agricultura e industria fue el Bajío, de donde se extraía una cuarta parte de la plata mexicana y una sexta de la producción mundial; ésta también fue la cuna de la guerra.

Desde los primeros enfrentamientos, la economía del Bajío padeció principalmente las consecuencias, la riqueza fue desapareciendo rápidamente y la minería fue la primera que resintió los efectos de la revolución. Se suspendieron labores y abandonados los desagües de las minas se inundaron y las haciendas se redujeron a ruinas. Esto a su vez provocó la reducción drástica de la acuñación de moneda. El año de 1812 fue el de menor cuantía durante la guerra, coincidiendo con la campaña de Morelos.

Los reales de minas fueron codiciados por los insurgentes como lugares estratégicos para proveerse de fondos, aunque muchos fueron destruidos y paralizados trayendo mermas a los ingresos públicos y grandes problemas para la agricultura y el empleo. Los asaltos no siempre fueron exitosos pero desanimaban a los mineros de Guanajuato, Zacatecas y Temascaltepec, entre otros.

Para los ejércitos insurgentes y realista, el control de la producción agrícola fue un asunto vital ya que de ello dependía la supervivencia de sus tropas. Los ejércitos insurgentes no siempre buscaban el control, sino destruir las haciendas y así trastornar la economía del enemigo. Durante la guerra, se cometieron muchos excesos y Morelos tuvo que hacer llamados y condenas contra el saqueo y la rapiña.

Es difícil calcular los costos que la guerra trajo a la agricultura novohispana, hay investigaciones como las de Brian Hamnett mencionadas en la lectura, en las que se intenta hacer un balance. La insurrección trajo graves daños en las propiedades del Bajío, desde octubre de 1810 muchas haciendas fueron abandonadas por sus propietarios, arrendatarios o superintendentes. Para enero y febrero de 1811 las ciudades situadas en la principal región cerealera estaban en anarquía.

Durante la etapa encabezada por Morelos, los insurgentes de 1811 a 1812 rondaron las haciendas de la intendencia de Puebla causando daños en muchas de ellas; de 1811 a 1814 en Oaxaca realizaron destrozos permanentes y se calculaba que entre 1811 y 1813 se habían perdido más de 2 millones de pesos. Según Hamnett productos como el pulque fueron los más afectados por la guerra, pero los insurgentes afectaron las propiedades productoras de cereales bajando le valor de sus rentas e ingresos y complicando la situación de los créditos agrícolas.

Mientras la guerra se extendía más allá del Bajío, era mayor la necesidad de obtener ingresos para sostener la causa realista, la producción minera y agrícola habían mermado y había que recurrir a impuestos extraordinarios. El virrey de 1813, Felix María Calleja mencionó que existía una deuda de más de 30 millones de pesos y los esfuerzos del gobierno virreinal para costear la guerra no fueron efectivos.

No alcanzaban los ingresos ordinarios para atender los gastos y la recaudación se hacía con desigualdad causando disputas. Calleja pretendía reanimar las actividades económicas para normalizar la vida en Nueva España, activando la minería y el comercio.

La insurgencia también exigía cuotas en el tráfico comercial apoderándose de minerales y pastas. Morelos comprendió que la recaudación tenía como uno de los medios para sostener la guerra contra los realistas y aprovechó el sistema de recaudación para

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