La naturaleza del ser humano

Introducción

La naturaleza del ser humano siempre lo ha guiado a representar sus miedos de una u otra forma. En la Prehistoria, hay pruebas de pinturas rupestres donde el hombre manifestaba sus temores, por ejemplo, a animales. El arte, y en especial el cine, no ha sido excepción y ha sido utilizado como una válvula para presentar y, al mismo tiempo, enfrentar todos los miedos del ser humano.

El cine de terror tiene sus primeras pruebas a través del expresionismo alemán, que terminó siendo la corriente que le dio voz e imagen a los temores creados por el fantasma de la posguerra.

El Estudiante de Praga, filmada en 1913 por Stellan Rye, es considerada la primera película de terror y le siguió El Gabinete del Doctor Caligari, de Robert Wienne, filmada en 1919, que narra el drama de la sociedad germana, viviendo bajo las condiciones impuestas por las potencias ganadoras en la Primera Guerra Mundial, a través de un manicomio que es dirigido por un sabio enloquecido.

Nosferatu, el vampiro, filmada en 1922 por F.W Murnau, es considerada la primera película de terror que narra la historia de un ser no humano, repleto de misticismo, y que se basa, aunque sui creador nunca lo llegó a reconocer, en la novela Drácula, de Bram Stoker. Nosferatu es un alma pena condenada a vivir de la sangre de los que alguna vez fueron sus semejantes.

En lo que respecta al cine de terror en los Estados Unidos, aunque también se basa en gran medida en la literatura de la época, cuenta con una mayor inclinación al melodrama.

El cine de terror estadounidense deja de lado a los soldados maltrechos por la guerra y las secuelas de ésta en la población, como sucedía en Europa, para colocar en el rol protagónico de sus filmes a monstruos que tienen como condena la fatalidad, inyectados, incluso, hasta con cierta dosis de romanticismo y, como ya se dijo, drama.

Un ejemplo es El hombre y la Bestia, de John Stuart Robertson, filmada en 1920, que habla de la doble personalidad del doctor Jekyll, castigado por liberar su instinto animal, o bien, El Fantasma de la Opera, de Rupert Julian, que habla de un ser con una deformación que sufre por el amor de una soprano.

EL TERROR SE CONVIERTE EN CLÁSICO

El cine de terror, tal y como se conoce hoy, con sus tintes comerciales y fantasiosos, arranca de la mano del filme Drácula, producida por los Estudios Universal y dirigida por Tod Browning. A pesar de que esta película no se basaba en la novela de Bram Stoker sino en una obra teatral considerada por muchos críticos de la época como burda terminó convirtiéndose en éxito gracias, en gran medida, a la presencia de Bela Lugosi como protagonista. Frankestein, de Boros Karloff, y que sí se basó en la obra literaria de Mary Shelley secundó el éxito de Drácula.

Sin embargo, para 1936, La Hija de Drácula representa ya el agotamiento del género, así que durante los dos años siguientes ninguno de los grandes estudios norteamericanos apostó por las películas de terror.

EL RESURGIMIENTO Y PELÍCULAS CLASE B

Diez años después, vía la modesta productora RKO, el cine de terror toma un nuevo aire cuando se decide a pisar los terrenos del trhiller psicológico, dejando de lado los efectos propios del género para generar la reacción del público.

Para inicios de la década de los 50, la industria se comenzó a llenar de productores independientes y en todo el país se abrieron salas y autocinemas, lo que provocó

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