La religión y la política se han vuelto a mezclar en la crisis de Ucrania
Enviado por Spike112 • 7 de Mayo de 2014 • Informe • 432 Palabras (2 Páginas) • 289 Visitas
La religión y la política se han vuelto a mezclar en la crisis de Ucrania, espoleada por identidades nacionalistas, resistencias afectivas y orgullos desbocados. Los popes sobresalen entre milicias verde oliva y las cruces y los iconos ortodoxos brillan entre los fusiles en una liturgia que nos retrotrae a Bizancio y Constantinopla. Vladimir Putin exhibe músculo frente a Occidente, como lo hizo Nicolás I en la primera guerra de Crimea. La cuestión es si el inquilino del Kremlin se va a contentar con debilitar al próximo presidente que surja de las elecciones del próximo día 25 o va a continuar con su afán expansionista. El zar Nicolás "es uno de los héroes de Putin, porque luchó por los intereses de Rusia contra las grandes potencias. Su retrato está colgado en la antecámara del despacho presidencial", advierte el historiador Orlando Figes. El sovietólogo cree que el Gobierno de Kiev "haría bien en examinar las opciones de federalizar el país".
¿Hasta dónde hunde sus raíces ese resentimiento rusófilo que supura ahora en Ucrania? Este es un buen momento para releer 'Crimea, la primera gran guerra' (Edhasa), del profesor Figes, un documentadísimo ensayo histórico que ofrece múltiples claves para entender el conflicto actual. Hace años, en un viaje a Jerusalén, tuve la oportunidad de visitar la basílica de la Natividad en Belén, una yuxtaposición de capillas y lugares de culto de las diferentes confesiones cristianas. En la gruta que cobijó, según se cree, el nacimiento de Cristo, hay una estrella con la inscripción 'Hic de Virgine Maria Jesus Christus natus est' ('Aquí nació Jesucristo de la Virgen María'). La propiedad del santuario es compartida por las comunidades griega, armenia y franciscana, a la que le fueron despojados, en distintas épocas, sus derechos adquiridos en 1347. "Criterios enfrentados con respecto a la estrella de plata desataron serias rivalidades entre griegos y latinos, hasta el punto de repercutir incluso en las relaciones entre países cristianos con la guerra de Crimea (1853-56)", me contaron junto a la mezquita de.
La religión como pretexto. Una disputa por los accesos a los Santos Lugares en Jerusalén enfrentó a Nicolás I, que apoyaba a los fieles ortodoxos, con los franceses, que defendían a los católicos. Las tropas del zar ocuparon los principados balcánicos de Valaquia y Moldavia, supuestamente para proteger a la comunidad ortodoxa frente a los turcos. Fue la mecha. Franceses y británicos le tenían ganas a Rusia, que ya había reprimido las revueltas polaca y húngara. La guerra se extendió a Crimea y llegó hasta Sebastopol, enclave portuario de excepcional valor estratégico para Rusia, que había conseguido una salida al mar.
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