La secundaria adquirió carta de ciudadanía en el sistema nacional en los años posteriores a la Revolución Mexicana

La secundaria adquirió carta de ciudadanía en el sistema nacional en los años posteriores a la Revolución Mexicana estableciendo su obligatoriedad hasta los primeros años de la última década del siglo XX. La creación de este nivel educativo obedeció principalmente a la inquietud de los gobiernos de la Revolución Mexicana para extender la enseñanza y darle un carácter popular.

En 1925 en el gobierno de Plutarco Elías Calles, separó definitivamente la secundaria de la preparatoria y de la universidad. El sistema de escuelas secundarias comenzó a funcionar mediante los decretos presidenciales, que se decretaron en 1925.

El primero de ellos fue el Decreto 1848 del 29 de agosto, por el cual se autorizaba a la Secretaría de Educación Pública para crear secundarias y darles la organización que fuese pertinente. El segundo se publicó el 22 de diciembre y fue el Decreto 1849 a través del cual se facultó a la SEP para que creara la Dirección general de escuelas secundarias mediante la cual se realizaría la administración y organización del nivel. Desde entonces la secundaria se usó como una prolongación de la educación primaria con énfasis en una formación general de los estudiantes.

Durante la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-1940) se dio un nuevo enfoque a la escuela secundaria, como consecuencia de un plan de gobierno que aspiraba a la creación de una sociedad más equilibrada. Este proyecto contemplaba varios cambios, entre ellos, poner la enseñanza escolar al servicio de las clases trabajadoras y garantizar la continuidad de su escolaridad desde la primaria hasta la profesional. Uno de los primeros pasos fue la reforma constitucional de 1934 que instauró la educación socialista. Con esto el nuevo gobierno dejó claro que pretendía controlar la educación.

La primera ocasión en que fue Secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet modificó el plan de estudios de 1936 con el fin de excluir las reformas socialistas del régimen cardenista. Estos cambios, además de eliminar la ideología socialista, pretendían fomentar la formación más que la información, buscando que el saber se presentara más acorde a las necesidades de los alumnos. Esta reforma promovió la eliminación de métodos didácticos de tipo memorístico; la sustitución de tareas a domicilio y finalmente, se buscó fortalecer la enseñanza del civismo y la historia.

Una salida para aminorar la crisis social y política de fines de los años setenta, fue la determinación que tomó el presidente Luis Echeverría (1970-1976) de realizar un cambio educativo, argumentando que el problema central era que la educación no estaba respondiendo a las demandas sociales.

En este marco, el Consejo Nacional Técnico de la Educación se responsabilizó de la consulta para la reforma educativa. Se acordó que la secundaria al igual que la primaria se organizara por áreas de conocimiento en vez de asignaturas, dichas áreas fueron: matemáticas, español, ciencias naturales que agrupaba biología, física y química, ciencias sociales historia, civismo y geografía, y además estaban las materias de tecnología, educación física y educación artística. La reforma, como se circunscribió al tema curricular y pedagógico, estuvo vigente hasta principios de los años noventa.

A raíz del creciente aumento de la matrícula en el nivel de secundaria, en 1977 siendo Secretario de Educación Porfirio Muñoz Ledo se propuso hacerla obligatoria. Sin embargo, esta iniciativa no prosperó en ese momento. Se retomó en la década de los noventa y se establece su obligatoriedad por mandato constitucional en julio de 1993.

El 18 de mayo de 1992 la federación, los gobiernos estatales y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación firmaron el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), con el propósito de dar solución a las desigualdades educativas nacionales y mejorar la calidad de la enseñanza básica a través de tres estrategias fundamentales de política educativa, por las que se conoce como el Acuerdo de las tres “erres”.

a) Reorganización del sistema educativo;

b) Reformulación de contenidos y materiales,

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