La venezuela Agroexportadora
Enviado por yanseileth • 26 de Octubre de 2013 • Tesis • 9.483 Palabras (38 Páginas) • 334 Visitas
La venezuela Agroexportadora
Plantas, petróleo, y progreso: las ciencias agrícolas y las ideologías de desarrollo en la época de Juan Vicente Gómez, 1908-1935
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Mientras no se adopte y ejecute un plan científico para la racionalización de nuestra agricultura, no nos libraremos de la pesadilla del café, no se diversificará nuestra producción agrícola, la prosperidad económica y el bienestar social de nuestro país no podrán descansar sobre bases sólidas.
Alberto Adriani, El café y nosotros1
La historia de la investigación agrícola en América Latina nos puede ofrecer una vista nueva de la historia de las ideologías de desarrollo en la época liberal. Buscando “orden y progreso”, las elites liberales de América Latina querrían racionalizar la vida política, social y económica nacional. En la mayoría de los países latinoamericanos, la agricultura tenía un papel importante en los proyectos de desarrollo nacional. Las elites liberales seguían una política de desarrollo basada en la exportación de materias primas, y en la época liberal la mayoría de esas materias primas eran plantas — como el café, el cacao, y la caña de azúcar. El bienestar económico de aquellos países, entonces, dependía del bienestar de sus cultivos. Por eso, la ideología y la retórica liberal señalaban la importancia de racionalizar la producción agrícola, y que las ciencias agrícolas tenían un papel central dentro de este proceso de racionalización. Pero a pesar de ese consenso general, surgieron muchos debates sobre cómo, precisamente, las ciencias agrícolas iban a contribuir al desarrollo agrícola. La agricultura enfrentaba tantos problemas que fue difícil saber dónde empezar el proceso de racionalización, y de identificar el papel preciso de la ciencia dentro de ese proceso. Los debates sobre las ciencias agrícolas eran, al fondo, debates sobre las dimensiones de la naturaleza del desarrollo nacional2
Estos debates fueron particularmente agudos en Venezuela, durante la larga dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935). En Venezuela, el interés creciente en las ciencias agrícolas reflejaba la inquietud sobre el rumbo del desarrollo nacional, de parte de varios miembros de la elite intelectual, política, y económica. Cuando Gómez asumió el poder, Venezuela era el segundo exportador de café en el mundo, después de Brasil. Exportaba además otros productos agrícolas, como el cacao. Pero tras la época gomecista la economía agro-exportadora de Venezuela sufrió dos crisis grandes: el auge de la industria petrolera nacional y la sobreproducción mundial de productos tropicales. En el nivel nacional, el crecimiento vertiginoso de la industria petrolera disminuyó el peso de la agricultura de exportación en la economía venezolana. En el internacional, la agricultura venezolana también perdía importancia en los mercados mundiales. Para 1925, Venezuela era el cuarto exportador mundial de café y para 1933, había caído al octavo puesto. Esta caída no reflejaba una disminución en la producción agrícola sino su estancamiento: el volumen de las exportaciones del café venezolano quedó relativamente constante en esta época. Pero eso fue precisamente el problema: la producción venezolana se quedó estancada mientras que otros países modernizaban su producción agrícola y aumentaban el volumen de sus exportaciones. A pesar de eso, el gobierno de Gómez no desarrolló ni una política agrícola general, ni una política de investigación agrícola. Después del año 1920, el gobierno de Gómez empezó concentrar su atención en desarrollar la riqueza petrolera del país y prestó poca atención a la agricultura. Sí fundó algunos centros pequeños de investigación y enseñanza agrícola, pero la mayoría de ellos tuvieron una vida corta o un alcance muy estrecho. Los estudios sobre la investigación agronómica en Venezuela señalan la ‘pasividad’ del gobierno gomecista frente a la crisis agro-exportadora y la debilidad de las pocas instituciones científicas fundadas en la época3
A pesar de esta pasividad en el ámbito oficial, muchos pensadores venezolanos —entre ellos algunos altos funcionarios del mismo gobierno gomecista— querían rescatar la agricultura nacional. Entre ellos se encontraban José Gil Fortoul (historiador ilustrado que desempeñó varios cargos oficiales en el régimen gomecista, incluso Ministro de Instrucción Pública, Presidente del Senado y Presidente Provisional de la Nación); Henri Pittier (botánico norteamericano de origen suizo); Alberto Adriani (economista venezolano, director de cooperación agrícola de la Unión Panamericana en Washington, D.C.); Lisandro Alvarado (médico, historiador y funcionario del ministerio de relaciones exteriores); Vicente Lecuna (presidente del Banco de Venezuela y director de la Cámara de Comercio de Caracas). A pesar de la indiferencia oficial, los miembros de este círculo empezaron un diálogo nacional sobre la modernización agrícola. Esperaban que la racionalización de la agricultura —y el desarrollo de las ciencias agrícolas— fuera una forma de evitar las crisis y de aumentar la capacidad productiva de la nación. Pero al igual que en los demás países de la región, había desacuerdos graves dentro del grupo sobre la forma exacta que debería tomar la modernización. En líneas generales, el grupo se dividía en dos. Una parte la formaban los que favorecían programas de modernización rápidos y de alcance nacional, sobre todo los funcionarios positivistas. La otra favorecía programas más revolucionarios, enfocados en problemas agrarios específicos, destacándose entre ellos los científicos y economistas.
Positivismo y personalismo: las ciencias agrícolas y el proyecto gomecista, 1908-1918
Los proyectos de investigación agrícola durante la primera década del régimen gomecista fueron patrocinados por ministros de su gobierno, entre ellos muchos de los intelectuales más ilustres de Venezuela. A pesar de que estos ministros compartían un interés en la investigación e enseñanza agrícola, la mayoría de sus proyectos quedaron en el papel o tuvieron vidas muy cortas. En parte, este fracaso refleja los problemas de hacer ciencia bajo un gobierno autoritario. Pero igualmente refleja un desacuerdo fundamental —dentro de las mismas personas que promovían la modernización agrícola— sobre la manera de modernizar, y del papel de la ciencia dentro de la modernización.
En las palabras del historiador Diego Bautista Urbaneja, el gobierno de Gómez adoptó una práctica de “modernización al servicio del personalismo”. Gómez no se interesó mucho en la modernización como tal. Gobernaba el país desde su hacienda cerca de la ciudad de Maracay, a unos cien kilómetros de Caracas.
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