La Época del Absolutismo y la Ilustración
Enviado por Alvaro Santander • 11 de Junio de 2018 • Apuntes • 4.439 Palabras (18 Páginas) • 319 Visitas
RESUMEN DE “LA ÉPOCA DEL ABSOLUTISMO Y
LA ILUSTRACIÓN (1648-1779)” DE GÜNTER
BARUDIO (SIGLO VEINTIUNO EDITORES,
DECIMOSEXTA REIMPRESIÓN, MÉXICO, 2010)
CAPÍTULO 6: INGLATERRA, IRLANDA, ESCOCIA Y
AMÉRICA
1. ¿Cuáles fueron los antecedentes de la Revolución inglesa de
1640? (pp. 296-306)
1 . La emancipación nacional de la Iglesia anglicana de la Iglesia católica
romana.
1.1. La configuración del “Derecho político interior” de Inglaterra y la política derivada
de él están íntimamente relacionadas con la historia de la Iglesia romana.
1.2. Aunque la Magna Charta de 1215, promulgada en tiempos del rey Juan sin Tierra,
que tuvo su correspondencia en Hungría con la Bula de Oro de Andrés II en 1222,
coincide más bien con la resolución del concilio Lateranense sobre la
transustancia-ción; este concepto marca precisamente un aspecto esencial de la
historia de Ingla-terra hasta 1871.
1.3. Pues la cuestión de la presencia real del cuerpo y de la sangre de Cristo en la
euca-ristía bajo la forma de pan y vino desempeñó un papel fundamental en la
Reforma y contribuyó de forma decisiva a la división de la Iglesia.
1.4. Esta división fue llevada a cabo por Enrique VIII (1491-1547) a partir de 1532
en Inglaterra.
1.5. Seguía así a sus vecinos del norte, Dinamarca y Suecia, fundando con una
se-rie de medidas una Iglesia estatal que garantizaba al rey la posición de
“sum-mus episcopus” y le convertía en soberano absoluto de la Iglesia en
las cues-tiones religiosas y, sobre todo, en los asuntos relativos a la
propiedad.
1.6. Este rey había exigido al emperador mano dura contra Martín Lutero, dicho sea de
paso, y el papa León X le había concedido incluso el título de “defensor fidei” por
su escrito sobre la esencia de los siete sacramentos.
1.7. Pero en contra de la resistencia del canciller Tomás Moro (1478-1535) y del
cardenal John Fisher (1459-1535), que al mismo tiempo era canciller de la
Universidad de Cambridge, el rey deseaba que se reconociera la disolución de su
matrimonio con Catalina de Aragón, que no podía darle ningún sucesor masculino.
1.8. Ana Bolena, con la que se casó después, aseguró con el alumbramiento de la
poste-rior Isabel I un derecho de sucesión cuya índole e imposición requirió un
elevado tri-buto de sangre.
1.9. Enrique VIII mandó ejecutar a Moro, Fisher y luego también a Ana Bolena, pues
los dos partidarios de Roma rechazaron la sucesión y la supremacía que la más
alta autoridad eclesiástica había concedido al rey y exigió de cada funcionario
hasta el año 1793.
1.10. Con su palabras finales –“buen servidor del rey, pero primero de Dios”– Moro,
autor de la Utopía, obra idealista redactada en el espíritu de Platón, expresó
programática-mente un conflicto duradero que, con renovadas variantes, ocuparía
y sacudiría du-rante siglos la política y la historia de Inglaterra, a saber, el conflicto
entre Estado nacional e Iglesia universal, entre Iglesia nacional y autonomía.
1.11. El absolutismo de Enrique VIII en la Iglesia condujo, ciertamente, a la emancipación
nacional respecto de Roma, pero no llevó, pese a la ley de sucesión, a
un absolutismo patrimonial en el Estado mismo.
1.12. Tampoco lo consiguió su importante sucesora Isabel I; pero ésta supo
asegu-rar hábilmente la lealtad de la nobleza y de los parlamentos con la
distribución de los bienes de la Iglesia, aunque no pudo impedir la gran
diferenciación en-tre la Established Church (Iglesia episcopaliana),
garantizada por el Estado, y el calvinismo con sus Iglesias propias
semejantes a las sectas.
1.13. Especialmente, desde los días de John Knox (1505-1572), que combatió
impla-cablemente a la reina católica María Estuardo de Escocia (1542-1587),
aumen-tó la influencia de los presbiterianos dentro de los movimientos
puritanos del protestantismo inglés, contrarrestando los experimentos
absolutistas con la conciencia del sistema corporativo-democrático existente
en la “Iglesia de Es-cocia”.
1.14. Las doctrinas de Fausto Socino (1539-1604), fundador en Polonia de la secta de
los socinianos, que tuvo una gran difusión, gracias a los numerosos emigrantes,
en los Países Bajos y, sobre todo, en Inglaterra con su unitarismo (rechazo de la
trinidad, de la divinidad de Cristo), incrementaron el potencial de resistencia contra
cualquier absolutismo, al que se oponían también baptistas e independientes.
1.15. Además, si se tienen también en cuenta las influencias de los centroeuropeos
Hart-lib, Dury o Comenius en la vida religiosa y política de Inglaterra, este país se
presen-ta entonces, con su evolución hacia un Estado constitucional libertario,
como un ter-reno de experimentación europeo de primera fila.
2 . Jacobo I y la merced divina.
2.1. En estos tiempos de cambios, Jacobo I (1566-1625), el hijo anglicano de María Estuardo,
se hizo con el gobierno de Inglaterra en 1603, creando así la unión
personal con Escocia, que no se convertiría en unión real hasta 1707.
2.2. Llevado de su celo por el anglicanismo, reprochó a los puritanos su deseo de establecer
una “nueva religión” y una “nueva Jerusalén” y les acusó de proceder contra
“su supremacía”.
2.3. Sus faltas eran un abuso de “su libertad”, tal como se permitía en el marco del Parlamento
en la figura de la House of Commons (Cámara Baja).
2.4. Su ofensiva coincidió con las actividades del papismo político, que se defendió de
las continuas represiones haciendo saltar por el aire al rey y al Parlamento el 5 de
noviembre de 1605 en la llamada “conspiración de la pólvora”.
2.5. Es comprensible que este rey se viera siempre obligado a justificar su propio
reinado. Su discurso del 21 de marzo de 1610 es considerado como una
justi-ficación ejemplar de la “monarquía de iure divino”, que, al parecer, “se
ha con-fundido sencillamente con la vieja merced divina”.
2.6. Pero, en realidad, en su invocación de la divinidad de los reyes, Jacobo I se
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