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Larazonalizacion Del Catigo


Enviado por   •  18 de Marzo de 2014  •  2.115 Palabras (9 Páginas)  •  220 Visitas

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LA RACIONALIZACIÓND EL CASTIGO

WEBER Y LA PENALIDAD EN LA ÉPOCA MODERNA

El castigo a los trasgresores es un aspecto social particularmente inquietante y desalentador. Como política social es una decepción perpetua, ya que sus metas nunca parecen cumplirse, y está siempre socavada por crisis y contradicciones de diversa índole. Como problema moral o político, suscita emociones violentas, grandes conflictos de intereses y desacuerdos irresolubles. El acto de castigar es algo tan antiguo como seres humanos han existido, pues, debido a su evidente carácter moral, probablemente sea un acto ejecutable únicamente por el modo humano de vivir en comunidad. De este modo, la noción de bien y de mal, en su sentido moral, es decir, lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, está presente como fundamento legitimador en todo tipo de castigo.

El castigo es un modo de validación de las sociedades respecto a sus propios principios y valores, se trata de una manera natural de afirmarse a sí misma y legitimarse

Foucault es un filósofo y un científico social que abreva de manera consciente en la tradición de Nietzsche y Weber. Del primero adopta la perspectiva escéptica que busca minuciosamente cualquier signo de ambición de poder; un método genealógico que busca el significado del presente recorriendo el camino de su construcción; el énfasis en el cuerpo como una especie de fundamento analítico y ciertos argumentos sugerentes respecto al castigo como un medio de construir individuos autodisciplinados, sujetos a un poder superior. Por consiguiente, la intención filosófica de su obra es decididamente nietzscheana, como también lo son su estilo aforístico, sus excesos ocasionales y su falta de preocupación por el equilibro o la formalidad.

No obstante, su detallado análisis -particularmente de las disciplinas-, así como su concepto implícito de modernidad como una organización cada vez más racional de poderes y habilidades, deben mucho más a la influencia del sociólogo Max Weber. En parte es una cuestión de metodología, lo que deja en claro el cuidadoso positivismo de Foucault y su uso de lo que son, de hecho, "tipos ideales". Sin embargo, la continuidad más relevante entre ambos autores radica en su preocupación por las fuerzas de la disciplina, la burocracia y la racionalización, v su efecto en el mundo social y en las relaciones humanas.

Debido a que la obra de Weber proporciona análisis y descripciones específicas, más que un sistema de pensamiento holístico, es posible usar sus argumentos sin restringirse a un círculo cerrado de planteamientos y doctrinas. A diferencia de los modelos marxistas o incluso durkheimianos, los conceptos weberianos no se conjuntan en una teoría sistemática de la estructura social o en una determinada versión de la dinámica social. Weber, casi tanto como Foucault, insiste en analizar las relaciones y las instituciones sociales sin presentar una concepción esencial o unificada del todo social.

En la sociología del castigo actual no existe una teoría weberiana explícita que caracterice la penalidad de un modo definido, ni que ofrezca una interpretación desde "el enfoque weberiano". es evidente que los argumentos y análisis de Weber aparecen una y otra vez, sobre todo en la vasta bibliografía que estudia los tribunales, la policía y las cárceles desde un punto de vista organizacional, que comenta la dinámica peculiar y el desplazamiento de metas que introdujo la burocratización en la esfera del derecho penal, aunque también hay )tras elementos en los que se traslucen conceptos weberianos.

"El significado de la discipliiia" en Economía y sociedad, donde describe cómo primero el ejército y después la fábrica adiestran a los individuos con el propósito de "ajustarlos plenamente a las exigencias, herramientas y máquinas del mundo exterior -esto es, a una 'función' individual". En este proceso disciplinario "se despoja al individuo de su ritmo natural, determinado por la estructura de su organismo; su aparato sicofísico se adecua al nuevo ritmo mediante una especialización metódica de músculos que funcionan de manera independiente y se establece una economía óptima de fuerzas en correspondencia con las condiciones del trabajo. Foucault nos proporciona el análisis más detallado de las disciplinas y su lógica operativa, pero no fue de ninguna manera el primero en señalar sus principios ni su importancia social. Ambos autores consideran que las prácticas disciplinarias son tan sólo un elemento en un proceso de desarrollo mucho más amplio, en el que las prácticas sociales se "racionalizan" y "aplican" de manera utilitaria. Conforme a Weber, las prácticas sociales racionalizadas son las formas regidas por las normas de la acción social, calculada y calculable con base en el conocimiento autorreflexivo de sus objetivos y condiciones, y orientadas a lograrlos por los medios instrumentales más apropiados.

La imagen weberiana del racionalismo moderno como una jaula de hierro, y la visión de Foucault sobre la sociedad disciplinaria, intentan captar y transmitir este sentido irónico de la modernidad y de los individuos descontentos con ella. El gran interés de Foucault -derivado en parte de Weber- es demostrar cómo este proceso de racionalización ha trasformado una institución que antes era un cúmulo de prácticas rituales con gran carga moral y emotiva en un proceso instrumental cada vez más desapasionado y profesionalizado.

LA RACIONALIZACION DEL CASTIGO

La racionalización y burocratización del proceso penal ha sido sin duda el acontecimiento más importante en el ámbito de la penalidad en los siglos XIX y XX En el curso de los últimos doscientos años las disposiciones penales localizadas, ad hoc y frecuentemente temporales de los periodos anteriores' se trasformaron en una infraestructura administrativa profesionalizada que exige un presupuesto considerable basado en impuestos, gran número de personal de carrera y una extensa red de instituciones y organismos, así como conocimientos técnicos y un discurso de ciencias sociales.

Estos cambios medulares en la organización social de la penalidad -mucho más que cualquier cambio de legislación o de sanción penal- tuvieron profundas implicaciones en el castigo moderno, no sólo por la manera en que se administran las sanciones sino por los significados sociales que se les atribuyen y por las formas en que lo perciben tanto el público como los trasgresores.

Vigilar y castigar no es el único estudio que hace hincapié en estos cambios administrativos en el campo penal.

A partir del siglo XVIII los procesos del castigo han sido cada vez más monopolizados y administrados por instancias gubernamentales centralizadas. Esta tendencia

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