Las Pymes En Europa
Enviado por azulpisis • 17 de Agosto de 2013 • 1.689 Palabras (7 Páginas) • 433 Visitas
Las Pymes en Europa
De hecho, las Pymes en Europa no son agentes marginales ni de baja productividad. En 1993, había l7 millones de Pymes en la CE (despues de 1993 Unión Europea - UE- ), pero sólo 12.000 grandes empresas con más de 500 empleados. Por cada 1000 habitantes, había casi 50 empresas. En el período 1987-92, el número de Pymes se incrementó aproximadamente en 1,5 millones de empresas (un 9%), mientras que el total de la población creció sólo un 2,5%. En 1993, las Pymes proveyeron 67 millones de puestos de trabajo; 2,6 millones de puestos nuevos con respecto a 1988. De estos 67 millones de puestos, alrededor de 30 millones son provistos por firmas que tienen menos de 10 empleados.
Entre 1988 y 1993, las Pymes crearon y mantuvieron puestos de trabajo mientras que las grandes firmas no fueron capaces de mantener el número de empleados. Esta evidencia es particulamente clara para los países mediterráneos donde hay 65 empresas cada 1000 habitantes, mientras que en otros estados miembros esta proporción es inferior a 40.
Participación de las Pymes en el Empleo - 1990
Número de firmas
por 1.000 habitantes
Bélgica 49
Dinamarca 33
Francia 35
Alemania 37
Grecia 69
Irlanda 35
Italia 68
Luxemburgo 41
Holanda 28
Portugal 59
España 53
Reino Unido 46
Estados Unidos 49
Fuente: Second Annual Report, 1994, Abril 1994, Vol. 26. The European Observatory for SMEs.
Esto significa que bajo el término general de "Pymes" podemos agrupar una gran variedad de organizaciones industriales y comerciales, con un amplio rango de competitividad y eficiencia. Seguramente hay firmas de baja productividad, pero también hay empresas altamente competitivas e innovadoras. Una estrategia industrial, centrada en la promoción de las fuerzas del mercado en un contexto internacional, tiene que sostener la dinámica del mercado empujando a las firmas a incrementar su eficiencia, promoviendo las condiciones para el crecimiento de la economía en su conjunto.
El Libro Blanco sobre crecimiento, competitividad y empleo, llamado Plan Delors, editado por la CE a fin de delinear una estrategia para el desarrollo de Europa hacia el fin del siglo, reconoce la importancia de las Pymes para el crecimiento. Durante la reunión del G7 en Detroit, el presidente Clinton también enfatizó el rol de la Pymes, subrayando que la política industrial ya no puede definirse sólo a nivel nacional y que el desarrollo de las Pymes juega un rol fundamental en una estrategia industrial orientada al crecimiento.
Entonces, ¿por qué es necesaria una estrategia industrial para el desarrollo de las Pymes?
En mi opinión, una estrategia industrial orientada al desarrollo de las Pymes desempeña un papel crucial no sólo para preservar el empleo, sino que es muy importante para el éxito de los acuerdos regionales de comercio, y para garantizar la dinámica de mercado.
Una estrategia orientada al desarrollo de las Pymes:
1) permite a nuevos competidores eficientes operar en el mercado interno para quebrar las potenciales coaliciones regresivas que se resisten a la apertura del mercado;
2) incrementa la multiplicidad del mercado, es decir la cantidad y la variedad de los agentes económicos;
3) incrementa el rango de la especialización y, por lo tanto, la actitud hacia la innovación de las firmas locales;
4) refuerza la estabilidad social del país.
Estos no son resultados obvios de cualquier acción de política orientada a las Pymes. Estos sólo se pueden alcanzar si sostenemos que las pequeñas firmas sobreviven gracias a la especialización individual y a las complementariedades dentro de acuerdos territoriales, tales como los distritos, o a relaciones tecnológicas tales como redes de empresas innovadores, basadas en una confianza socialmente consolidada.
Una rica y heterogénea literatura ha mostrado claramente que el éxito de las pequeñas firmas en Europa se basa en las características de las aglomeraciones de una variedad de firmas individualmente especializadas pero que trabajan en un contexto de complementariedad, de modo que el grupo de firmas es el sujeto colectivo que asume un rol en el juego competitivo. La naturaleza de este grupo es totalmente diferente según sea la historia social, el entramado institucional, la tecnología básica y el perfil de mercado del grupo. Podría basarse en relaciones de cuasi-mercado en un contexto institucional socialmente estable y económicamente dinámico, porque hay un amplio rango de posibles conexiones, construído dentro de un consenso colectivo capaz de penalizar al potencial "evasor" (freerider). En un contexto institucional débil las firmas podrían internalizar las relaciones para evitar el riesgo de la interacción de mercado creando ya sea una estructura integrada verticalmente o una organización quasi-jerárquica basada en una subcontratación altamente estructurada.
Desde una perspectiva política, el principal interrogante está vinculado a la posibilidad de estimular la creación y el crecimiento de estos grupos de pequeñas firmas, poseedoras de especialización y complementariedad, y por lo tanto de eficiencia individual y colectiva dentro del área de acuerdo regional de comercio y, a corto plazo, dentro de un mercado abierto.
El nuevo enfoque de política industrial está orientado a apoyar la creación de redes de innovadores que podrían liderar el proceso de apertura a través de una reorganización industrial de firmas que redefinan su propia especialización dentro de un contexto de cooperación productiva. El artículo 130 del Tratado de Maastricht establece este enfoque de integración económica, basado en redes de especialización
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