Las Reformas Borbónicas

LAS REFORMAS BORBÓNICAS

Las Reformas Borbónicas se refieren al período durante el cual sucedieron cambios administrativos en la Nueva España, los cuales fueron aplicados por los reyes españoles de la Casa de Borbón a partir del s. XVIII.

El propósito de estas reformas era transformar el sistema administrativo de los virreinatos, que eran bastante independientes, y hacer que estuvieran más apegados a los Reyes de España y así poder alcanzar un control más directo sobre la vida económica en la Nueva España, pues lo necesitaban para promover el crecimiento económico en España. Las principales causas que dieron lugar a estas Reformas era disminuir la corrupción en la administración de las colonias y el excesivo poder que había alcanzado la aristocracia criolla, disminuir el contrabando, limitar el poder de la Iglesia, alcanzar una mayor centralización colonial y fortalecer la presencia militar en esas tierras.

El encargado de promover estas reformas en América fue José de Gálvez, nombrado visitador de La Nueva España por el Rey Carlos III entre 1765 y 1771. Lo primero que intentó hacer fue instituir las intendencias, que era una nueva manera de dividir el territorio, bajo la dirección de un gobernador general o intendente y quien estaría a cargo de controlar todo el poder, es decir, todo lo que se refería a justicia, fomento de las actividades económicas, obras públicas y lograr así una mayor estabilidad. Se esperaba que si los intendentes estaban bien pagados, entonces habría menos corrupción y menos abuso por parte de los gobernantes. Se intentó empezar con la agricultura, dando tierras a los indígenas y a los españoles y supervisar que las hicieran productivas; también impulsarían la artesanía y el comercio.

El sistema de intendencias no tuvo mucho éxito, ya que fue rechazado por los virreyes, los jerarcas de la iglesia y los principales comerciantes.

Pero en 1786 la Corona española promulgó las Ordenanzas de Intendentes, lo que daba carácter legal y definitivo a las intendencias. Los nuevos funcionarios venían de España, en su mayoría eran jóvenes educados con las nuevas teorías del Estado, como la Ilustración, y esto no era del agrado de la antigua élite virreinal.

Los nuevos modelos político-administrativos generaron grandes cambios en la Nueva España, aunque no todos ellos positivos. El crecimiento en la agricultura, la producción minera, la manufactura y el comercio modificaron la estructura económica del territorio en la primera mitad del siglo XVIII, siendo una época próspera para estas actividades; sin embargo, también afectaron el crecimiento económico de las corporaciones y comercios que se habían empezado a desarrollar en el siglo anterior. Esto en un principio trajo beneficios a la Corona española, pero sólo por un tiempo, pues a la larga se despertaron las ambiciones individuales de los habitantes de la Nueva España, pues el crecimiento fue muy importante, pero también desequilibrado.

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