Las ideas y las prácticas emancipadoras de la resistencia indígena, negra y parda

 Las ideas y las prácticas emancipadoras de la Resistencia Indígena, Negra y Parda.

Abog.MSc. Carlos Rodolfo Machado del Gallego

V- 18.794.647

La Razón fundamental donde se desarrolla la génesis dentro de toda fuerza social que emerge en una sociedad, significa necesariamente un impulso por fuerzas que nacen en el presente de individuos cuyo interés busca y persigue la mejoría dentro de acciones que por sí solas justifican la realidad social que realmente siempre pretenden dignificar e impulsar socialmente la cobertura de todas las necesidades del ser humano, ya que en el pasado resultó verse afectado y soslayados sus derechos de identidad y los simples derechos de bienestar común en toda sociedad, es por  ellos que las fuerzas del presente se encuentren socialmente enmarcadas y desarrolladas con el fin de una dignificación del ser humano, en un sentido socialmente concebido y distribuido en todos sus ámbitos socialmente concebidos donde implica para cualquier ser humano el despertar del mecanismo rentista, como herramienta de embrague entre el ser humano con la explotación del mismo por perseguir el bienestar material, dichas necesidades han conformado una base sólida de acuerdo a sus rasgos que demuestran las memorias de acontecimientos vividos y experimentados en realidades que implican e impulsan cambios de  dramático corte los cuales que por naturalmente comportan sostenidos y necesarios procesos sociales  enmarcados en leyes concebidas acorde a la realidad y que se aplican con pataleos y consideraciones científicas sociales y judiciales como desestabilizadoras en toda sociedad, que busca y cultiva una semilla llamada conciencia social partiendo del ser humano y sus necesidades, siendo así de necesaria revista de la historia de Venezuela desde su conquista partiendo de esta como una base de datos dichos de manera ejemplos de conocimientos y rasgos implantados y que nuestra naturaleza venezolana rechaza y no conjuga ni se mezcla por completo, refiriéndonos a la naturaleza como  nuestra sangre indígena, porque indígenas seguimos siendo y seguiremos siendo sin importar del apellido que nos llamen la casta nativa es venezolana a la cual se han transformado y Revolucionado dentro de una realidad y costumbres, cultura de un pueblo que emerge y batalla de su sangre de batalla de imposición de respeto a sus principios sociales y religión en defensa de su tierra, de su lengua de su sexo diferencia, de la no imposición de falta de atención a una identidad reconocida por el estado para los niños a los cuales se le deja de identificar como hijos frutos de nuestra patria, así mismo a las mujeres cuyo patrón y genero representó una necesaria búsqueda de libertad y reconocimiento social que ha venido labrando y caracterizando en su camino a cuyo género humano difícilmente se le detiene y pasa por alto ante tan gloriosa e importante labor que desempeña al nacer del engendro de su sagrado interior, donde una vez importante destacar entre los movimientos sociales y políticos brota la necesidad de recomponer la carta magna en año 1999 y madre de toda ley en nuestra jurisdicción, donde se reconoce el papel protagónico de nuestra naturaleza en lo social y legal como son nuestra raza indígena cuyas costumbres y valores significan el inicio de nuestra sociedad, figura que toma un papel protagónicamente social en defensa de sus costumbres y valores dentro de un programa reglamentario y formalista, dejando así de tomar parte y superando el yugo opresor de ser tratado como un esclavo u objeto, cuyos inicios de gesta libertaria son debidos a ellos, a su fuerza y su sangre derramada en los campos de batalla, como lo decía nuestro Comandante Inmortal Hugo Rafael Chávez Frías los valores y principios revolucionarios no son del desarrollo y crecimiento de 10, 15 o 20 años de revolución vienen desde el hogar de la formación de nuestra mujer de nuestro pilar social como lo es la madre, cuyo genero criador nos enseña y cultiva los valores, el respeto, este último fuerza y herramienta como punta de lanza que sirvió a héroes históricos que lucharon y que son y significan el principal combustible de formación de la nación partiendo desde lo político-cultural en nuestra sociedad.  Como es el caso de nuestro héroe de los pueblos indígenas, el Cacique Guaicaipuro, quien destacó por su espíritu aguerrido y valiente en defensa de las tierras venezolanas y el pueblo indígena, en contra del colonialismo europeo. Guaicaipuro dominó a los españoles en las tierras venezolanas y aunque tiempo después, estos regresaron y lo vencieron, en las batallas de San Pedro y La Quebrada, su espíritu no sucumbió ante la derrota, y en 1561 creó la alianza estratégica de todos los caciques de la región, conformada por los jefes Baruta, Naiguatá, Chacao, Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi, Terepaima y Chicuramay quienes por años fueron triunfadores. El Cacique mantuvo su ímpetu y dignidad hasta su último aliento, nunca se doblegó, cuando al ver llegar su inevitable muerte de la mano de los invasores, éste decidió inmolarse antes de humillarse ante ellos ni mostrar cobardía frente a su pueblo. Su gran historia le valió ser el primer representante de los pueblos originarios reconocido en el panteón de los héroes de la Patria. Con el “Día Nacional del Cacique Guaicaipuro y de los Caciques de la Resistencia” se enaltece su legado histórico como ejemplo heroico del pueblo indígena.

En este mismo orden de ideas no podemos dejar de considerar a nuestras mujeres como una fuerza que despierta e impulsa incesantemente, con su ejemplo de batalla y recio carácter, como lo hizo de la esposa de Guaicaipuro llamada Urquía, a quien tomó entre la variedad de 200 mujeres, pues para él, ella valía por todas. Así también Guaicaipuro tuvo como compañeros de  lucha al Cacique Aramaipuro, quien murió en batalla en Cumaná, y su hija Urimare, gran guerrera Maricha, con su espíritu perseverante y fuerte, venció grandes adversidades, combatieron juntos en Maracapana con Tamanaco, Chacao y Baruta, líderes guerreros, semejantes en sus creencias, cultura y costumbres, para luego convertirse en la sucesora de su difunto padre. Del mismo temple de Urimare, encontramos a la jefa guerrera Apacuana, también del pueblo mariche, la Cacica Isabel de la Isla de Margarita, quien era nieta del cacique Charaima y prima del cacique Naiguatá, llegó a casarse con el gobernador español Francisco Fajardo, con quien tuvo un hijo mestizo con el mismo nombre de su padre; Ana Soto de Barquisimeto, quien llegó a liderar a más de dos mil hombres y mujeres en décadas de lucha, a las “indias tributarias” Juana Herrera y María Bonifacia Pérez, de Chaguarama, quienes en 1812 fueron arrestadas por proferir insultos y amenazas contra los blancos españoles. Todas estas mujeres son grandes heroínas, importantes de resaltar al momento de hablar sobre la emancipación de la raza y la lucha por la independencia.

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