Leonardo De Sousa

Una discusión sobre el imaginario de la India en la literatura latinoamericana no puede comenzar sino con Octavio Paz, el escritor que con más vehemencia incorpora la filosofía, las artes y la historia de la India en su reflexión crítica. Por su experiencia diplomática en el país (lo visitó unos meses en 1951 como funcionario del consulado mexicano en Nueva Delhi y fue embajador ante la India, Ceilán y Afganistán desde 1962 a 1968) y por curiosidad intelectual, la India le sirve de contrapartida más amplia para pensar la relación entre Occidente y Oriente. En el texto tardío Vislumbres de la India (1995), un ensayo-memoria tardío, Paz hilvana la reflexión india dispersa por toda su obra. Menciona al paso la erótica hindú, y en una nota al pie invita al lector a leer la discusión más profunda sobre el tema en Conjunciones y disyunciones (1969); hace lo mismo cuando contrasta la homogeneidad de las culturas precolombinas con la heterogeneidad del subcontinente indio y refiere a su ensayo “Asia y América” en Puertas del campo (1966). Hay referencias también a El mono gramático, (1972) los poemas en prosa sobre sus impresiones de viaje por el sur del país. India, en Paz, es un intertexto.

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