Los Libros y la Cultura Tributaria
Enviado por bautistagra • 28 de Abril de 2014 • Ensayo • 1.784 Palabras (8 Páginas) • 255 Visitas
Los Libros y la Cultura Tributaria
Palabras del Alcalde Mayor de Bogotá, AntanasMockus, en el acto de entrega de la Biblioteca El Tintal, Localidad de Kennedy, 29 de junio de 2001.
El valor de los libros Tuve la enorme suerte de que entre unas doscientas familias de lituanos que llegaron a Bogotá, yo nací en una de tres o cuatro para las cuales tener libros era más importante que tener muebles o electrodomésticos. Entonces la ruta en mi vida, las oportunidades que yo tuve se definieron por una canasta de inversiones muy rara. Mis compañeros de colegio iban a Miami y yo paseaba por la Sabana, iba hasta Usme y me parecía un paseo grandísimo, caminaba por aquí por Bogotá. Esa relativa inmovilidad estaba compensada porque desde muy pequeño en mi casa había libros, había revistas. Esa oportunidad de tener una biblioteca en cada casa es imposible de masificar en el corto plazo. Es muy posible que los hijos o los nietos de los jóvenes y de las niñas que hoy están aquí tengan esa oportunidad, pero mientras eso sucede, tenerla en una biblioteca cerca, cambia o puede cambiar radicalmente la vida para las personas. Por eso me encanta que una sociedad invierta grandes recursos en este camino, que además es un camino hacia la igualdad, hacia la equidad, en lo que hacia el futuro va a ser mucho más importante que el dinero. Hoy todavía las tarjetas de crédito importan, pero en cincuenta años eso lo miraremos como relativamente secundario. Es decir, cuánto tienes será poquito frente a cuánto sabes. El poder del conocimiento Las bibliotecas recientemente construidas en Bogotá son templos nuevos, pero a la vez se remiten a varios milenios de historia. El descubrimiento de la escritura permitió el Estado de Derecho, permitió que las sociedades escribiéramos leyes y que desde esas leyes intentáramos vivir. Eso es una proeza. La escritura también permitió la ciencia; sin escritura no hubiera habido ciencia, hubiera habido cierto tipo de conocimiento más o menos sistematizado, transmitido oralmente. Sin la escritura el poder de la matemática nunca hubiera llegado a donde ha llegado. Sin la escritura no hubiéramos tenido la filosofía, no hubiéramos tenido esa maravilla que es la literatura. Sin la escritura nos hubiéramos perdido de muchísimas cosas. El descubrimiento de la imprenta vino a reforzar el de la escritura; durante siglos lo escrito era tan valioso que había hombres dedicados de por vida a copiar libros, a difundirlos, a pasar de un libro a otro para que ese le sirviera a sus congéneres. Antes de la imprenta era irremediable, estábamos condenados a que las armas de la escritura estuvieran exclusivamente en manos de una pequeñísima elite cualificada dentro de la sociedad, la iglesia o el estado; eran pocos los que podían acceder a los placeres y a los poderes de la escritura. Quien no escribe se pierde una cantidad de placeres, quien no escribe se pierde una cantidad de poderes, de posibilidades de acción. Por eso es tan emocionante vivir en una época en que se vuelve normal que todos escriban y se vuelve normal que todos lean, para poder acceder a esa enorme riqueza. Se trata además de una riqueza que no se desgasta porque la usemos. Entre más leamos un libro, más el conocimiento que está ahí se fortalece y le puede servir a otros, más puede servir para conversaciones comunes entre unos y otros, más puede servir para organizar acciones. Hoy en día uno podría atreverse a decir, “si a alguno de nosotros un libro no nos ha cambiado la vida, no ha vivido todavía o ha vivido de manera muy limitada”. Unas tres o cuatro veces en mi vida yo iba por ese camino y me encontré con un libro y arranqué en otra dirección bien distinta. Los libros nos cambian la vida. El Quijote no es sino un libro para contar cómo los libros nos pueden prácticamente llegar a enloquecer. La parte más linda del Quijote es que el Quijote se da cuenta de esto, de alguna manera sospecha lo que le ha pasado: los libros se le han subido a la cabeza. Ese hecho de que los libros se le suban a la gente a la cabeza es parte crucial de la experiencia hoy en día y de la ampliación del poder por la vía de los libros. Auto-entrega de la ciudadanía Desde mi anterior Administración hemos venido construyendo por distintos caminos la idea de que lo público es sagrado, de que cuando se construye ciudad debe primar el bien común: la infraestructura, el espacio público, los equipamientos, en fin, los bienes que les sirven a todos y por lo tanto los recursos públicos deben ser protegidos como recursos sagrados. También es importante reconocer que desde hace nueve o diez años los diferentes Alcaldes de Bogotá jugamos como un equipo de fútbol, echando el balón siempre para adelante y eso le ha permitido a la ciudad consolidar sus obras. Si ustedes comparan la gestión de Bogotá con la de otras ciudades del país, se puede ver que la ciudad se ha ido construyendo sobre lo construido. Eso es importante. Si cada Alcalde construye sobre lo que hizo su antecesor, se avanza enormemente; si cada uno desbarata la mitad de lo que el anterior construyó se avanza mucho menos. Quiero por lo tanto que de algún modo la entrega de estas bibliotecas se entienda como una auto-entrega
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