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Los Tratados De La Soledad


Enviado por   •  14 de Julio de 2014  •  2.300 Palabras (10 Páginas)  •  894 Visitas

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LOS TRATADOS DE LA SOLEDAD

En esta época el gobierno español giró órdenes al gobernador de la isla de Cuba para que preparara

tropas que intervinieran en México, y obligar al gobierno juarista a dar una satisfacción por

la expulsión del embajador español en nuestro pals, asimismo exigir el pago de los intereses de

mora de la deuda española y el reconocimiento a los tratados de Mon·Almonte. Las tropas españolas

salieron de La Habana el 2 de diciembre de 1861, bajo las órdenes del comandante general

de Marina Joaquín Gutiérrez de Ruvalcaba, y para el dla 10 llegaron al fondeadero de AnlÓn 11zardo.

De acuerdo con el protocolo, después de conferenciar con los capitanes de las naves ex-

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tranjeras surtas en Veracruz, el Gral. GuOl!rre% de Ruvakaba procedió a enviar un ultim.itum al

Gral. Ignacio de la Uave, gobernador del estado y comandante militar del mismo, arguyendo

una serie de agravios como ra:z6n para apoderarse del puerto de: Veneruz y del castillo de San

Juan de Ulúa. Si en un plazo perentorio de 21 horas no se daba completa satisfacción a sus elci·

gencias, dalia inicio a las operaciones militares conlla los mexicanos.

Al recibir el ultimátum, el Gral. Ignacio de la Uave lo comunicó al Gral. l.6pez Unga, comandante

del Cuerpo de E.Froto de Oriente, para que: bte a su vez lo hiciera llegar al presidente

Benito Ju1re:r.. Mientras tanto, el Gral. Ignacio de la Llave procedfa a retirar el grueso de sus tropas

del puerto, sobre el camino a Jalapa, dejando únicamente pequeños destacamentos como ~

servadores de los movimientos de las fuerzas españolas.

Al arribar a Veracruz, el Gral. Gutitrrez de Ruvalcaba tuvo conocimiento de que el puerto

habla sMio evacuado y que la artilleria mexicana habfa sKlo emplazada en las posiciones defensi.

vas naturales de Paso del Macho,! Paso de Ovejas. que cerraban las v[as de acceso del puerto hacia

el cenlTO de la República.

El presidenle Juárez conlestó el ultimátum de los intervencionistas en los siguientes

términos:

Ajeno ser(a al Gobierno de la República dirigirse a un jere que, salvando las rormalidades del derecho

de gemel, comienza intimando la entrega de una plaza. El grito de guerra que b naci6n ha bnzado

espont.lineameme marca al gobierno el c..mino que debe seguir. no seD el presidente el que Tl:ll'OCCda

debnte de un.. inv<lSi6n extnnjen con laola ~s ru6n CU<lndo que en el caso de Mbico no hace

múque r«hazar con b ruena l,I$Indo de su Derecho natural e incontestable.

El Gral. de la Uave evactlÓ la plaza de Veracruz con la mayor parte de los habitantes, permitiendo

que las tropas españolas ocuparan la población el 17 de diciembre de 1S61.1as cuales

permanecieron en espera de: sus aliados.

Éstos llegaron el 7 de enero de 1862 Ycon ellos arribó el Gral. Juan Prim y Pratts, conde de

Reus y marqoá de los Castillejos, quien lanzó el ramoso Manificsto de la Alianza Tripartita en

Veracru:r., ellO de enero de 1862, firmado por los representantes de cada uno de los paises que

componfan dicha coalición.

Importa hacer notar que a partir de ese momento la alianza comenzó a resquebrajarse, en

parte por los recelos que provocó en las cortes inglesa y francesa el hecho de que Jos espaóoles se

adelantaran a la fecha convenida del desembarco, asI como porque esas fuerzas eran aproximadamente

el doble de las especificadas en la reunión de Londres.

A consecuencia de ello Napoleón 11l ordenó el refueno de sus tropas en México con cuatro

mil hombres más, puestOS bajo las órdenes del Gral. de Div. Carlos Latrille,conde de Lorencez.

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Por su pane, Inglaterra tomó sus respectivas precauciones a fin de no comprometerse más

de 10 debido. Una vet reunidos los tres comandantes extranjeros en Veracruz, llegaron a la conclusión

de avantar tierra adentro en busca de terrenos más sanos y templados. Uegaron hasta

Tejerla con un destacamento compuesto por un batallón de tuavos, cI batallón Unión, español, y

lIn escuadrón de la misma nacionalidad, todos al mando del Cm!. Henique.

El gobierno mexicano, tratando de resolver la situación por la vfa diplomática, comisionó al

Gral. Manuel Doblado, ministro de Relaciones Exteriores, para que negociara con los imelVencionistas.

El 21 de enero los coaJigados aceptaron entrevistarse con el enviado mexicano en cI

poblado de La Soledad, en donde acordaron los siguientes puntos:

l. Reconocimiento al gobierno del presidente Benito Juárel.

2. Declaración de que las potencias extranjeras respetarlan la integridad y la independencia

nacionales.

3. Las negociaciones se lIevarlan a cabo en Orizaba, y entre tanto las fuertas aliadas establecenan

sus cuancles en las ciudades de Córdoba, Orizaba y Tehuacán, para evitar las zonas de clima

peligroso.

4. En caso de declararse rotas las relaciones, las tropas aliadas volverlan a los plintos que

inicialmente ocupaban en la cosla de Veracruz.

5. Se estableció que los hospitales y enfermos, instalados en cualquiera de las plazas

citadas, al retirarse los extranjeros quedarlan bajo la custodia y cuidado de las tropas mexicanas.

Para ese emonces el gobierno juarista se emeró de que el Gral. Juan N. Almonle y otros

conselVadores mexicanos hablan desembarcado en Veracruz, bajo la protección de los franceses.

Nuestro gobierno reclamó y pidió el rembarco de los conselVadores y el general español Prim esluVO

de acuerdo, 10 mismo que los ingleses, pero el francés Dubois de Saligny no aceptó. Para re'

probar este tipo de actos el gobierno proclamó la ley del 25 de enero de 1862, por la cual se declaraban

traidores a la patria quienes favorecieran o secundaran a los intelVencionistas. Mientras

tanto, el Gral. López Uraga, comandante del Cuerpo de Ejército de Oriente, que se habla entre·

vistado con Prim, quedÓ desmoralizado al ver las tropas y el armamemo de los invasores por 10

que pidió su relevo; fue sustiluido por el Gral. Ignacio Zarago7A, quien a su vez 10 suplió el Gral.

José M. Arteaga en la 2a. División de Infamerla.

Tal parece que los preliminares de La Soledad convinieron a los deseos y ambiciones de

Napoleón tII, quien ordenó se desconociera lo convenido en ese poblado y se aumentaran los

efectivos franceses hasta tomar una brigada reforzada.

Cuando los representantes de Gran Bretaña y España se dieron cuenta

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