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MAGISTRATUS


Enviado por   •  14 de Julio de 2015  •  10.074 Palabras (41 Páginas)  •  163 Visitas

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Barrow, R.H.

Los Romanos

México: FCE, 1995

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Los Romanos

a) ¿QUE CLASE DE HOMBRES ERAN

LOS ROMANOS?

¿Qué clase de hombres fueron los romanos? Se suele decir que los hombres se conocen mejor por sus hechos; por tanto, para contestar a esta pregunta habrá que recurrir, en primer lugar, a la historia romana para buscar los hechos y, en segundo lugar, a la literatura para encontrar el espíritu inspirador de estos hechos. A los romanos les hubiera complacido que se les juzgara por su historia; para ellos historia significaba hechos; en latín se dice res gestae, simplemente "cosas hechas". De su literatura se ha afirmado con acierto que "se debe estudiar principalmente con el propósito de comprender su historia, mientras que la historia griega se debe estudiar principalmente con el propósito de comprender la literatura griega". La respuesta parece entonces que sólo puede darse mediante un estudio de la historia romana, y por consiguiente, que no debería aparecer en el primer capítulo sino en el último. Pero este libro no es una historia de Roma; pretende suscitar la reflexión de si ese pueblo no merece un mayor estudio, y toma la forma de breves bosquejos de ciertos aspectos de la obra realizada por los romanos.

A través de toda su historia, los romanos sintieron de un modo intenso que existe una "fuerza" ajena al hombre, considerado individual o colectivamente, que éste debe tener en cuenta. Necesita el hombre subordinarse a algo. Si rehusa, provoca el desastre; si se somete contra su voluntad, se convierte en víctima de una fuerza superior; si lo hace voluntariamente, descubre que puede elevarse a la categoría de cooperador; por medio de la cooperación puede vislumbrar la dirección e incluso la finalidad de esa fuerza superior. La cooperación voluntaria da a su obra un sentido de dedicación; las finalidades se hacen más claras, y el hombre se siente como agente o instrumento en su logro; en un nivel más alto, se llega a tener conciencia de

una vocación, de una misión para sí y para los hombres que, como él, componen el Estado. Cuando un general romano celebraba su "triunfo" después de una campaña victoriosa, cruzaba la ciudad desde las puertas hasta el templo de Júpiter (más tarde, durante el Imperio, hasta el templo de Marte Ultor) y allí ofrecía al dios "los triunfos que Júpiter había logrado por mediación del pueblo romano".

Desde los primeros días, podemos descubrir en los romanos un sentido de dedicación, vago e inarticulado al principio e indudablemente mezclado con temor. Luego se va expresando con más claridad, y llega con frecuencia a ser móvil principal de la acción. En los últimos tiempos, se proclama claramente la misión de Roma con la mayor insistencia en el momento mismo en que su realización había cobrado expresión visible y con el mayor entusiasmo por gentes que no eran de cepa romana. A1 principio, este sentido de dedicación se manifiesta en formas humildes, en el hogar y en la familia; se amplía a la ciudad-estado y culmina en la idea imperial. Emplea diferentes categorías de pensamiento y diversas formas de expresión según los tiempos, pero su esencia es siempre religiosa, ya que significa un salto más allá de la experiencia. Lograda la misión sus bases cambian.

He aquí la clave para el estudio del carácter romano y de la historia de Roma.

La mentalidad romana es la mentalidad del campesino y del soldado; no la del campesino ni la del soldado por separado, sino la del soldado-campesino, y, en general, esto es así hasta en las épocas posteriores, cuando podía no ser campesino ni soldado. E1 destino del campesino es el trabajo "inaplazable" porque las estaciones no esperan al hombre. Sin embargo, con sólo su trabajo no logrará nada. Puede hacer planes y preparativos, labrar y sembrar, pero tiene que esperar pacientemente la ayuda de fuerzas que no comprende y menos aún domina. Si puede hacer que le sean favorables, lo hará, pero con frecuencia sólo alcanza a cooperar; se entrega a ellas para que lo utilicen como instrumento, logrando así su propósito. Las contingencias del tiempo y las plagas pueden malograr sus esperanzas, pero tiene que aceptar el pacto y tener paciencia. La rutina es la ley de su vida; las épocas de siembra, germinación y recolección se suceden en un orden estableci do. Su vida es la vida misma de la Tierra. Si como ciudadano se siente atraído al fin por la actividad política, será en defensa de sus tierras o de sus mercados o del trabajo de sus hijos. Para el campesino el conocimiento nacido de la experiencia vale más que la teoría especulativa. Sus virtudes son la honradez y la frugalidad, la previsión y la paciencia, el esfuerzo, la tenacidad y el valor, la independencia, la sencillez y la humildad frente a todo lo que es más poderoso.

Éstas son también las virtudes del soldado. También él ha de conocer el valor de la rutina, que forma parte de la disciplina, ya que tiene que responder casi instintivamente a cualquier llamada repentina. Debe bastarse a sí mismo. E1 vigor y la tenacidad del campesino son necesarios al soldado; su habilidad práctica contribuye a hacer de él lo que el soldado romano debe ser: albañil, zapador, abridor de caminos y constructor de balates. Ha de trazar un campamento o una fortificación, medir un terreno o tender un sistema de drenaje. Puede vivir en el campo porque eso es lo que ha hecho toda su vida. E1 soldado también sabe de ese elemento imprevisto capaz de trastornar el mejor de los planes; tiene conciencia de fuerzas invisibles y atribuye "suerte" a un general victorioso a quien algún poder -el destino o la fortuna- utiliza como instrumento. Es leal con las personas, los lugares y los amigos.

Si asume una actitud política violenta será con el fin de conseguir, cuando las guerras terminen, tierra para labrar y una casa donde vivir, y con una lealtad aún mayor recompensa al general que defiende su causa. Ha visto muchos hombres y muchos lugares, y con la debida cautela imitara lo que le parezca útil; pero para él su hogar y sus campos nativos forman "el rincón más risueño de la Tierra", y no deseará verlos cambiar.

E1 estudio de la historia romana es, en primer lugar, el estudio del proceso por el que Roma, siempre consciente de su misión, se convirtió penosamente, de la ciudad-estado sobre las Siete Colinas, en la dueña del mundo; en segundo lugar, el estudio de los medios por los cuales adquirió y mantuvo su dominio. Estos medios fueron su singular capacidad de convertir a los enemigos en amigos, y eventualmente en romanos, aunque siguieran siendo españoles, galos o africanos. De ella derivaron su romanitas, su "romanidad". Romanitas es una palabra

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