MIgraciones en Cuba desde la colonización hasta 1900

Desde el comienzo, la Isla de Cuba funcionó como receptora de migrantes, incluidos los propios indígenas que luego devinieron en autóctonos del territorio. Esta situación se mantuvo hasta la década de 1930 en que la situación cambió debido, sobre todo, a factores de índole económica con la crisis mundial de 1929-1933.

Dentro del período establecido (desde el título), una de las migraciones fundamentales fue la de los europeos procedentes de España. La misma contribuyó al proceso de poblamiento y desempeñó un papel fundamental en la posterior composición etnodemográfica del país. Al inicio, lo inmigrantes provenían de las capas más bajas de la sociedad española, que eran enviados en los barcos para servir de mano de obra en las nuevas tareas que impulsaría la conquista y colonización del territorio. Acompañado de estos, venía también personal proveniente del clero católico, con la misión de evangelizar a los pobladores.

Pasados los primeros años, se comenzaron a usar nuevas formas de producción: ganadería, pero, especialmente el cultivo del tabaco, el café y el azúcar. Estos, ante la extinción de los aborígenes, demandaron un aumento de la mano de obra lo que provocó una inmigración “espontánea” de españoles que venían al mundo colonial motivada, esencialmente por causas económicas. Y como consecuencia, entraron al territorio procedentes de España, principalmente varones jóvenes y solteros; pertenecientes a diferentes capas sociales, incluso de la nobleza, para asentarse en La Habana.

A la par también hizo su aparición otra importante entrada de personas, que de manera “forzada” fueron traídos desde África para trabajar en las plantaciones azucareras, - forma que devino pilar fundamental de la economía del territorio- : los esclavos. Esta migración fue otro elemento definitorio del componente étnico-social y cultural de la Isla. La migración forzada de africanos se tradujo en la entrada masiva de cientos de miles de esclavos, especialmente, durante el siglo XIX; alcanzando un auge impresionante y llegando a representar casi la mitad de la población del territorio.

Durante el siglo XIX, también se produjeron otras corrientes migratorias, especialmente de chinos; llegando a alcanzar la cifra de 124 000 personas; y en condiciones no muy diferentes a los esclavos. Los culíes chinos venían bajo un contrato mediante el cual tenían que trabajar por ocho años para el dueño y al finalizar podrían regresar a su país (si el jornal recibido lo permitía); pero tanto las condiciones de transporte como de trabajo no eran muy diferentes a la de los negro esclavos.

Al final, todas estas inmigraciones aportaron componentes étnico-sociales y culturales a la conformación de la nacionalidad cubana, pese a que en su inicio fueron motivadas por factores esencialmente económicos.                                                                                                      Susell González Casanueva

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