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Madres Y Huachos


Enviado por   •  3 de Junio de 2015  •  3.222 Palabras (13 Páginas)  •  423 Visitas

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Instituto Salesiano Valdivia

Departamento de Lenguaje y Filosofía

Literatura e Identidad

Prof. Alexie Paredes Monasterio

Madres y huachos, alegorías del

mestizaje chileno

Introducción

El ensayo Madres y Huachos, alegorías del mestizaje chileno, conjunta una serie de artículos, ponencias, charlas e investigaciones en torno al tema de la identidad de género y su relación con la cultura latinoamericana y chilena. Hemos escrito y hablado en diversos espacios sobre el ser mujer y ser hombre en nuestro territorio mestizo, ahora reunimos esos retazos para bordar una trama que, si bien inacabada, pretende entregar una reflexión que ayude a develar aquellos sitios no tocados por el ‘saber oficial’.

Se trata de un ensayo, es decir de una tradición escritural que más que en la rigurosidad se posa en la libertad de asociar ideas sobre un objeto. Escritura que se vale de otras, escritura que toma lenguajes y metáforas para construirse. También, ensayo que proviene de un sujeto con especificidad: mujer y chilena que escribe y se escribe en el intento de comprender cómo es que habitamos nuestro mundo.

Ese morar en un lugar que tiene tiempo, densidad simbólica y, por lo tanto, memoria, es la impronta de este texto. Una evocación colectiva que la mayoría de las veces es obliterada o fetichizada en eventos historiográficos, una memoria que a pesar de ello, y a pesar de nosotros mismos se cuela en los intersticios de nuestra existencia. Me refiero a la huella actual de representaciones, palabras y sentimientos que nos delatan en lo que no queremos ser: mestizos, sujetos de un tercer mundo embebido de una historia particular.

Sobre todo para Chile hablar de mestizaje es pronunciarse sobre una mezcla que aparece atenuada o borrada por el ejercicio permanente de ‘blanqueo’ que han adoptado los grupos dirigentes, los intelectuales y los políticos desde muy antiguo. Nombrar mestizo a nuestro país puede incluso parecer un anacronismo o tal vez, un romanticismo, hasta una moda. Mas, no parece un tema crucial para la comprensión de lo que somos, para lograr acercarse a eso de la ‘chilenidad’.

Escribo con letras mayúsculas MADRES Y HUACHOS. Madres en el sentido de una historia mestiza que ha perfilado la construcción de un femenino y un masculino —en sus expresiones sexuales de mujeres y hombres— debatido en una religiosidad y en una estructura social que nos ha entregado una forma concreta de realizarnos. Huachos porque somos huérfanos, ilegítimos, producto de un cruce de linajes y estirpes, a veces equívocos, a veces prístinos. Bastardía temida y por ello olvidada, ilegitimidad que conforma una manera de ver el mundo. Aunque no lo queramos, volver a nuestros orígenes es un acto necesario para construir el futuro y comprender el presente.

Puntos de vista

Siguiendo más la tradición oral de las abuelas que la tradición impresa de la

academia, algunas mujeres dieron vuelta el discurso teórico para trabajarlo

por el lado del dobladillo. Familiarizadas con las costuras, supieron que

toda construcción apoya sus bases en un hilado no discursivo. Síntesis entre

madres y maestras, internaron el razonamiento lineal y pedagógico por

caminos zigzagueantes.

(Tamara Kamenszain, El Texto Silencioso).

1. Universalidad y particularidad: la noción de cultura y la relación sexo /género.

Ser mujer y ser hombre, pertenecer al género femenino o al masculino, definir las identidades desde los parámetros, nos obliga a realizar un gesto que pasa por una mirada universal, pero que se detiene en lo particular.

La cultura, esa trama de valores, símbolos, conductas e instituciones, tejida y retejida en el tiempo, parece ser el concepto estratégico para entender lo que es ser una mujer y lo que es ser un hombre en una sociedad concreta.

No se trata del concepto de cultura petrificado en las diversas manifestaciones del alma humana, ni osificado en las estructuras económicas y sociales, sino más bien en ese modo de habitar el mundo, el ethos, en donde confluyen contenidos y prácticas que entregan un sentido a la vida humana.

El carácter histórico de la cultura plantea nuevamente la singularidad del ethos de cada sociedad. No obstante existir ciertos universales, como la prohibición del incesto, la realización particular de ellos dotará a los pueblos de un estilo propio, de un lenguaje propio, de una cosmovisión propia.

Las oposiciones entre naturaleza y cultura, vida y muerte, trascendencia e inmanencia, femenino y masculino –entre otras– serán resueltas, equilibradas y nominadas de acuerdo a los modos específicos de ese habitar el mundo de los grupos humanos.

La reflexión sobre la mujer ha entregado valiosos antecedentes para entender cómo la cultura nombra, en su devenir, aquellos contenidos y prácticas que definirán las diferenciaciones sexuales. Así, la relación entre sexo y género será un asunto que se debatirá en cada cultura con orientaciones distintas. Lo que en una sociedad es verdad inmutable, no lo es en otra. Pero lo que sí parece estar claro, es que el vínculo entre la anatomía humana y las categorías genéricas de lo femenino y lo masculino no es unívoco ni fácilmente discernible.

De este modo, habría una construcción social de las diferencias entre los sexos y entre los géneros, y es esa construcción social la que nos interesa problematizar en este ensayo. Más aun, el deseo es ligar esa construcción con nuestra propia cultura y plantear algunas hipótesis provisorias para comprender la constitución de identidades femeninas y masculinas en nuestro ethos.

Madres y huachos

Doña Isabel lo quería

suyo y lo mismo la Parda,

y el Bernardo entre las dos

como un junquillo temblaba.

(Gabriela Mistral, Poema de Chile)

1. Mestizaje e identidad latinoamericana

El punto de partida, para acercarnos a una definición del ser mujer y ser hombre en nuestro territorio, se sitúa en el gran problema de la existencia o no de una cultura latinoamericana y por tanto de una identidad latinoamericana. Algunos autores como, Pedro Morandé, Octavio Paz y Jorge Guzmán, entre otros, encaminan sus reflexiones hacia la aseveración de que somos una cultura ritual cuyo nudo fundacional es el mestizaje acaecido durante la Conquista y Colonización. La conjunción de las culturas indígenas —y en muchos casos negras— con las europeas posibilitó una síntesis social, desde la cual, en un juego de elaboraciones y reelaboraciones, habría surgido un ethos particular: la cultura mestiza latinoamericana. Así, nuestro

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