Marines del gobierno de los Estados Unidos
Enviado por ramonvega12 • 22 de Junio de 2013 • Informe • 1.868 Palabras (8 Páginas) • 449 Visitas
marines del gobierno de los Estados Unidos. Ellos habían venido para intimidar y controlar a los partidos políticos locales -los cuales mantenían al país en una guerra civil por el poder- y así lograr que la silla presidencial fuese ocupada por un nicaragüense adepto y sumiso quien les continuara garantizando la voraz explotación que ese país hacía en Nicaragua. Y todo iba bien para ellos, la mayor potencia del mundo, hasta que comenzaron a enterarse por las malas de un general pequeño en estatura física pero gigante en consciencia patriótica, apoyado por un ejército de campesinos, quién no estaba dispuesto a permitir el sometimiento de su libre y soberana nación. Ese era Augusto C. Sandino, el general de hombres libres, el héroe de las Segovias.
La guerra constitucionalista
Antes de iniciar su heróica lucha, Sandino participó en la guerra civil al lado de las fuerzas del partido Liberal, que intentaban recuperar la presidencia de la república luego de ser expulsados mediante un golpe de Estado por su rival, el partido Conservador.
En enero de 1925, tras la celebración de comicios electorales, asume el poder el partido Liberal con su formula compuesta por Carlos Solórzano como presidente y Juan Bautista Sacasa como vicepresidente. Sin embargo, este resultado no En la segunda década del siglo XX, Nicaragua había sido intervenida militarmente por los fue del agrado del candidato perdedor, el general conservador Emiliano Chamorro, quien de inmediato comenzó a planificar su ascenso al poder por la vía de las armas.
Solamente un año logró durar el gobierno liberal en el poder. Tras dos intentos de golpe de Chamorro, el presidente Solórzano renunció al poder dejando vacante su puesto, que normalmente debía ser ocupado por su vicepresidente, Sacasa; sin embargo, éste había huido al extranjero, acosado por soldados conservadores. Fue así, entonces, que el congreso nicaragüense nombró a nada más y nada menos que Emiliano Chamorro como presidente provisional, quien asumió en enero de 1926.
Los liberales exiliados en México, liderados por Sacasa, comenzaron a organizarse para retornar al país y recuperar la presidencia que legalmente, según lo establecía la constitución política, debía ser entregada al vicepresidente electo. Embarcaron tropas y armamento y alcanzaron la costa del Atlántico de Nicaragua, iniciando de ese modo la guerra llamada “constitucionalista”.
El general José María Moncada era el jefe miliar de la expedición liberal. Habían desembarcado en la ciudad de Puerto Cabezas, en el caribe norte del país. A pesar de la inferioridad bélica, lograron mantener la posición y ganar otros pueblos de la región. En el pacífico, otro desembarco liberal fue destrozado por las fuerzas conservadoras. Comenzaban, también, a registrarse levantamientos liberales en otros puntos del país.
Estados Unidos, desde antes de la llegada de los liberales a Puerto Cabezas, había enviado barcos de guerra a las costas nicaragüenses, con el argumento de velar por la vida y bienes de los ciudadanos estadounidenses residentes en Nicaragua. El jefe militar norteamericano de la flota llamó a ambos bandos para tratar de remediar la situación. Los conservadores, con la intención de ganar el apoyo “gringo”, arreglaron la renuncia de Chamorro (quien por golpista no podía ser reconocido por el gobierno del norte, según tratados internacionales promovidos por ellos mismos) y nombraron como presidente a Adolfo Díaz, quien asumió el poder en noviembre de 1926 y resultó ser la marioneta perfecta para los intereses de los Estados Unidos.
Los liberales continuaron en la lucha, al mando de Moncada. Pocos días después, la llegada a Puerto Cabezas del jefe político de los liberales y reclamante de la presidencia, Juan Bautista Sacasa, llevó a la situación a un punto más tenso.
Al saber del arribo de Sacasa, Augusto C. Sandino, desde ya un líder de influencia en su círculo laboral, viaja con algunos compañeros a Puerto Cabezas para participar en la guerra constitucionalista. Allí, el general Moncada rechaza darle un puesto militar y armamentos a Sandino, quien a pesar de ello lo salvaría meses después de una derrota definitiva.
Estados Unidos ya había reconocido a Adolfo Díaz como presidente oficial de Nicaragua, sin embargo, negaba que la presencia de sus barcos fuese para participar en el conflicto nicaragüense. A pesar de ello, el 24 de diciembre de 1926, las tropas de marines desembarcan en Puerto Cabezas, base de operaciones liberales, y la declaran zona neutral, lo que implicaba desarmar o sacar a soldados liberales armados. Ese fue el primer síntoma definitivo de intervención.
Marines desembarcando en Corinto, marzo de 1927.
Dos semanas después, el 6 de enero de 1927, tropas norteamericanas entraron a Nicaragua con el argumento de resguardar su legación y la vida y bienes de sus ciudadanos residentes en el país; también pretextaban que el gobierno mexicano, al que acusaban de pro comunismo, pretendía enviar tropas a Nicaragua. Aunque se declaraban neutrales, frecuentemente participaban directa o indirectamente en favor de los conservadores, tanto así que sus aviones bombardearon la ciudad de Chinandega que había sido tomada por tropas liberales; sobre ese hecho, el gobierno de Estados Unidos aseguró al mundo que los aviadores habían actuado bajo su propia voluntad, y no por ordenes oficiales.
Dos meses y medio después, los informes de los marines norteamericanos que eran “observadores” de la guerra señalaban al mundo que las tropas constitucionalistas habían sido derrotadas en casi todos los puntos del país, y que Moncada, acorralado por los conservadores, estaba a punto de ser abatido en Chontales.
Sin embargo, poco tiempo después los cables de prensa internacionales informaron con sorpresa que un batallón liberal, liderados por un general de nombre Sandino hasta el momento desconocido, había tomado la ciudad de Jinotega
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