Mi Nombre Es Khan

Rizwan Khan es musulmán, vive en San Francisco y se acaba de casar con una mujer hindú llamada Mandira. Khan sufre una enfermedad relacionada con el autismo: el síndrome de Asperger, de ahí que le sea difícil acercarse a los demás. Entonces tienen lugar los atentados del 11 de septiembre de 2001 lo que conlleva a que sea rechazado y a un trágico suceso. El gobierno de los Estados Unidos le pone bajo sospecha. Pasará mucho tiempo antes de que una terapeuta le ayude a superar el trauma y de que el presidente limpie su nombre para siempre.

En general, la película está muy bien hecha y se percibe muy claramente lo que quiere decir. El mensaje que la película quiere transmitir es lo que es el verdadero amor, el ser un verdadero humano, al margen de todas las ideologías existentes en el mundo.

Te enseña el verdadero valor de la superación, como una persona independientemente de su estado físico y social, independientemente de su nación y religión puede llegar a conseguir lo que se proponga y superar todos los obstáculos.

Es una historia emocionante y conmovedora gracias al personaje principal, que nos muestra la necesidad de hacer frente al sufrimiento y la adversidad con las armas de la sinceridad y la bondad.

La mejor baza de la película es, sin duda, el retrato que hace del personaje protagonista por la minuciosidad de manual con la que están reflejados todos los síntomas de la enfermedad y la sensibilidad, y el respeto que se muestra hacia ella, no exenta, sin embargo, de cierta conmiseración.

El actor Shah Rukh Khan (uno de los actores más carismáticos y aclamados de la India) es el responsable de dar credibilidad al personaje con un esforzado trabajo, que en algunas ocasiones ronda la caricatura, y que, sin poderlo evitar, nos remite a otros discapacitados célebres como Forrest Gump, Raymond Babbitt (Rain man), o Sam (Yo soy Sam) y a sus magistrales interpretaciones.

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