Mitologia Griega
Enviado por nuryfv • 14 de Noviembre de 2013 • 1.960 Palabras (8 Páginas) • 248 Visitas
MITOLOGÍA GRIEGA
ORÍGENES. Probablemente la mitología griega se desarrolló a partir de las
primitivas religiones de los habitantes de Creta, una isla en el mar Egeo donde
surgió la primera civilización de la zona alrededor del año 3000 a.C. Creían que
todos los objetos naturales tenían espíritus y que ciertos objetos, o fetiches,
tenían poderes mágicos especiales. Con el tiempo, estas creencias se
desarrollaron a través de una serie de leyendas que abarcaban objetos
naturales, animales y dioses con forma humana. Algunas de ellas sobrevivieron
como parte de la mitología clásica griega.
Los antiguos griegos ofrecían algunas explicaciones del desarrollo de su
mitología. En la Historia sagrada, Euhemero, un mitógrafo que vivió hacia el
año 300 a.C., registra la difundida creencia de que los mitos eran distorsiones
de la historia y que los dioses eran héroes a los que se había glorificado con el
tiempo. En siglo V a de C., el filósofo Pródico de Ceos enseñaba que los dioses
eran personificaciones de fenómenos naturales, tales como el sol, la luna, los
vientos y el agua. Heródoto, un historiador griego que también vivió en el siglo
V a.C., creía que muchos rituales griegos procedían de Egipto. Cuando la
civilización griega se desarrolló, especialmente durante el período helenístico,
en torno al 323 a.C., la mitología ya había evolucionado. Nuevas filosofías y la
influencia de las civilizaciones vecinas produjeron una gradual modificación en
sus creencias. Sin embarco, las características esenciales de los dioses griegos
y sus leyendas permanecieron inmutables.
COSMOGONÍA.
NACIMIENTO DE LOS DIOSES. La mitología griega tiene varios rasgos
distintivos. Los dioses griegos se parecen exteriormente a los seres humanos y
revelan también sentimientos humanos. A diferencia de otras religiones
antiguas como el hinduismo o el judaismo, la mitología griega no incluye
revelaciones especiales o enseñanzas espirituales. Prácticas y creencias
también varían ampliamente sin una estructura formal — como una institución
religiosa de gobierno — ni un código escrito, como un libro sagrado. La
mitología griega acentuaba el contraste entre la debilidad de los seres
humanos y los grandes y aterradores poderes de la naturaleza. Por lo tanto, el
pueblo griego reconocía que sus vidas dependían completamente de la
voluntad de los dioses. En general, las relaciones entre los seres humanos y los
dioses se consideraban amistosas. Pero los dioses aplicaban severos castigos a
los mortales que revelaban una conducta inaceptable, tal como la soberbia
complaciente, la ambición extrema y hasta la excesiva prosperidad.
La mitología griega estaba ligada a todos los aspectos de la vida humana. Cada
ciudad estaba consagrada a un dios particular o grupo de dioses, a quienes los
ciudadanos solían construir templos dedicados al culto. Regularmente
honraban a los dioses en festivales, supervisados por los altos funcionarios. En
los festivales y otras reuniones oficiales, los poetas recitaban o cantaban
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significativas leyendas e historias. Muchos griegos conocían a los dioses a
través de la palabra de los poetas. Los griegos también relacionaban su vida
doméstica con la de los dioses y en ella les rendían el culto debido. Diferentes
partes de la casa estaban dedicadas a determinados dioses, y los individuos les
elevaban ruegos regularmente. Un altar de Zeus, por ejemplo, podía colocarse
en el patio, mientras que a Hestia se la honraba ritualmente en el hogar.
Aunque en Grecia no había una organización religiosa oficial, por lo común se
veneraban ciertos lugares sagrados. Delfos, por ejemplo, era un sitio sagrado
dedicado a Apolo: Un mito cuenta que Zeus soltó dos águilas desde extremos
opuestos de la tierra para que descubriesen el centro exacto del mundo. Se
reunieron en Delfos, que pasó a ser uno de los lugares de culto importantes
para los griegos y principalmente santuario de Apolo. Zeus señaló el punto de
Delfos en el que se encontraron las águilas con una gran piedra llamada
ónfalos («ombligo»), protegida por una serpiente monstruosa, Pitón. Apolo
estableció allí su santuario y mató a Pitón, acto por el que cumplió penitencia
en Tesalia durante nueve años, transcurridos los cuales regresó a Delfos. Al
oráculo que fundó en el lugar acudían a consultar ciudades e individuos y sus
profecías aparecen en los mitos y en la historia. En el templo del oráculo, había
una sacerdotisa, la Pitia (de Pitón, por lo que encontramos con frecuencia el
epíteto «Pítico» aplicado a Apolo), que hacía profecías sentada en un trípode
en respuesta a las preguntas de los visitantes. Hablaba en tono frenético,
como enloquecida, y los sacerdotes, que representaban a cada uno de estos
lugares sagrados y que podían ser además funcionarios de la comunidad,
interpretaban las palabras de los dioses, pero no poseían ningún poder
especial, transcribían sus palabras en verso o prosa. Los griegos creían que sus
predicciones siempre se cumplían, si bien al principio podían interpretarse
erróneamente. Aparte de sus plegarias, los griegos solían ofrecer sacrificios de
anímales domésticos a los dioses, por lo común cabras.
En el pasado circulaban múltiples mitos sobre el origen de las cosas pero
ninguna versión fue aceptada por todos. No obstante, el relato más completo y
el que obtuvo mayor popularidad aparece en la Teogonía de Hesíodo,
compuesta en el siglo VIII a.C. Se trata de la primera tentativa importante de
trazar un árbol genealógico del panteón griego a partir de las numerosas
creencias reinantes. Cosmogonía en igual medida que teogonía, remonta con
detalle los antepasados de los dioses olímpicos hasta la creación del mundo,
que surge del caos, y los Órficos, seguidores de un culto místico denominado
orfismo, ofrecían un relato alternativo sobre los orígenes del mundo, más
abstracto y de carácter más filosófico que el de Hesíodo y, por consiguiente,
con un atractivo
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