México Ante Dios Cpaitulo 3 Y 4
Enviado por daniel0106 • 18 de Febrero de 2013 • 1.663 Palabras (7 Páginas) • 1.116 Visitas
Preparatoria La Salle Boulevares
Daniel Rodríguez Cantera
Derecho
“México ante Dios”
Profesor: José Manuel Perabeles Díaz
Grupo: 602
Ciclo escolar 2011-2012
Capítulo III
En los últimos capítulos del libro, el protagonista, el Señor Valentín termina de contarle a aquel muchacho su vida, la cual mostraba como era que funcionaba la iglesia católica en aquellos tiempos y como se relacionaba con el gobierno, relata de una forma cruda y sin censura lo que hacían los curas por placer, muchos de ellos llegaban a cometer pecados; cosa que era inaceptable ya que ellos eran los encargados de predicar la palabra de Dios y poner en ejemplo lo que no debíamos hacer. Pero como su deseo de poder era tan grande no les importaba romper algunas reglas.
Don Valentín había entrado a un convento a estudiar, por órdenes de sus religiosos padres, y estaba ahora convertida en Sor Lu que era una mujer renovada en ideas, fuerzas, convicciones, y que deseaba más que otra cosa salir y dedicarse a ser actriz algo que no ve tan lejano, sin embargo tiene algo que la truncará en alcanzar sus sueños, el pervertido y licencioso padre que siempre tuvo como intención abusar de ella, y así lo logró un día, la atacó, la dejó inconsciente, la violó, y la dejó desangrándose a su suerte, simplemente para obtener placer, algo que siempre se ha condenado en los seres humanos, y que la iglesia siempre trata de evitar, pero que sin embargo nunca logra, ya que siempre por tratar de evitarlo lo único que logran es que los sacerdotes se vuelvan más pervertidos, y violen a las personas.
Días después del ataque Sor Lu se recupera, quedando aún débil decide pedir ayuda a otra monja, Sor Cecilia, a la que le relata que ha sido violada por el padre Villanueva, y ésta le dice que ella también ha padecido de lo mismo en manos del padre violador, por lo que sabiendo que peligran sus vidas, planean la manera de matar al violador y escapar para siempre, pero ellas no son las únicas que planean “enterrar” sus secretos, también el padre Villanueva ha planeado deshacerse de ellas, y para esto decide citar primero a Sor Cecilia, la monja que ayudó a Sor Luz, en un sótano, donde según dice el libro, se castiga a aquellas personas cuya alma no tiene remedio, pero al acudir ambos a su cita, Sor Cecilia va preparada, y junto con Sor Luz logran atacar al padre, y lo asesinan logrando así su cometido, pensando así que finalmente han logrado escapar de la tiranía de ese falso evangelista, de ese traidor a la religión, pensaban que finalmente habían obtenido su libertad.
Queda muy clara la imagen social de los miembros de la Iglesia a la que se refiere Francisco Martín Moreno. La institución se divide en dos amplios sectores: por un lado el alto clero, y por el otro una masa de creyentes cándidos y crédulos, es decir, el pueblo constituido por las clases bajas, que son fanáticas en lo político y lo religioso gente ignorante y manipulable, y las peores, las madres y esposas de los políticos, mujeres al fin.
El clero promovía que el gobierno no les hiciera caso los hacía caer en su trampa primero consentirlos y al final veían la realidad de las cosas.
Claro ellos muy consentidos dejaban que el clero se hiciera cargo al fin y al cabo ellos eran la de la fe y la razón como podían oponerse a ellos.
El clero promovía la desobediencia al gobierno, demandaba al inicio de hostilidades, al estallido de la guerra por todos los medios posibles con tal de acabar, derrotar fusilar o desterrar a los enemigos de la independencia y de la soberanía de la iglesia.
Con la ley Lerdo se efectuó en el curso de unos pocos meses un traslado de la propiedad en una escala, traslado en la economía y en la sociedad.
Se trataba de que todos estuvieran contentos, la iglesia traducirá sus bienes raíces, la mayoría de ociosos e improductivos, en dinero, en efectivo para ponerlo a trabajar en otros renglones de la economía.
Don Valentín le empezó a contar a Ponciano el segundo golpe de estado realizado por la iglesia en contra del gobierno del presidente Comonfort.
Se da un segundo enfrentamiento entre la reacción y el ejército de la republica.
El 18 de noviembre se asegura que Orihuela ha dejado el mando de los rebeldes y los rebeldes se encuentran nuevamente sin armas para poder contra atacar a tales niveles de cordura.
El padre Miranda manda envenenar al gobernador Traconis, el mismo que había ejecutado la orden de destierro del obispo Labastida el 12 de mayo de 1856.
Reiteradamente aparece, de manera abierta,
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