México Ante Dios

Introducción

Nuestra historia comienza en el siglo XIX y trata acerca del protagonista que va relatando los acontecimientos que ocurrieron en México durante ese periodo, mientras que también va revelando hechos importantes jamás contados y cosas que fueron ocultas o por no darles la mayor importancia, a la vez que también involucra a la Iglesia y su participación en nuestra historia. El protagonista hace una fuerte crítica hacia el clero católico, que en realidad estuvo detrás de organizaciones de ejércitos, derrocamiento de gobiernos constitucionales, organizaba violentos golpes de Estado, revueltas, levantamientos, asonadas y cuartelazos en contra de gobiernos liberales cuando éstos apuntaban en dirección a los bienes clericales. Describe a la Iglesia como aquella que en lugar de hacer bienes, no hacía más que perjudicar a otras personas y a las clases sociales. Menciona desde la Constitución de 1857; hasta el padre Miranda y el obispo Labastida y decide no ignorar las buenas obras llevadas a cabo por constitucionalistas como Don Benito Juárez, Ignacio Ramírez entre otros, a quiénes se refiere como las primeras figuras del elenco reformista. Se molesta bastante cuando el clero le da mayor razón a tiranos como Santa Anna, Porfirio Díaz, Zuloaga y otros personajes importantes en nuestra historia para hacerse con el poder y utilizar todos los recursos de la Iglesia; que además fue responsable del militarismo, el caudillismo y otros males que obstaculizaron el afianzamiento de las instituciones democráticas. La Iglesia decidió abolir los derechos universales del hombre; como lo estuvo en contra de la razón y el intelecto al prohibir la impresión y la importación de libros relativos a la Reforma, a la Ilustración, al Enciclopedismo e impedir la lectura de clásicos como Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Diderot, entre otros, al mismo tiempo que perseguía a “quien pensara peligroso”. El protagonista hace destacar a personajes eclesiásticos que torcieron el rumbo de México y que quedaron en el anonimato; porque decidieron darles no importancia, pero que sin embargo, debemos de saber cuáles fueron las acciones y las injusticias que cometieron que perjudicaron el rumbo de nuestro país. Su objetivo es revelar la verdadera historia de nuestro país y saber qué papel representó el clero católico y la Iglesia.

La historia comienza con Ponciano, un señor que termina encerrado en la oscura prisión de San Juan de Ulúa, durante el gobierno de Porfirio Díaz. Mientras está encerrado, conoce a Don Valentín Santamirano, un señor ya mayor que se encuentra moribundo y antes de morir, decide contarle a Ponciano su historia, aunque éste al principio, pensaba que el viejo estaba mal de la cabeza, pero decidió escucharlo, con tal de complacer sus deseos antes de morir. Lo que Don Valentín le cuenta, le pide a Ponciano que preste mucha atención a sus palabras, ya que decide contarle hechos que merecen ser descubiertos y que todo México supiera su verdadera historia. Don Valentín le menciona personajes que Ponciano ignoraba que existían, porque le confiesa que la Iglesia decidió no nombrarlos y prefirió enterrar sus nombres para que nadie supiera lo que habían hecho en realidad. Le revela que hay muchos pasajes de la historia ignorados, escondidos deliberadamente por los investigadores mercenarios, por los gobiernos corruptos o por los protagonistas interesados en desdibujar su participación en los acontecimientos. Durante la Guerra de Reforma, después de la sangre derramada, el sacrificio y el daño sufrido para someter a los ejércitos clericales, sale Porfirio Díaz, siendo presidente de la República, con que abjura de la Constitución por cuya defensa los mexicanos habíamos destruido al país. Don Valentín le dice que los políticos deben ocultar la realidad para preservar su imagen. De ésta depende su capital político y, por ende, el éxito de su carrera. Por todo ello recurren al chantaje, al embuste o a cualquier bajeza para cuidar su prestigio, de modo que la verdad nunca aflore y su credibilidad no se desplome. Le empieza la historia de Porfirio Díaz, que se casa con su sobrina Delfina Ortega, aún después de haberse casado y haber tenido ya 5 esposas. El dictador no estaba casado por la Iglesia con Delfina, una omisión imperdonable que el día del Juicio Final podría tener consecuencias terribles para ambos y Delfina ya estaba próxima a la muerte, a pesar de sólo tener 32 años y pensaban que podría estar condenada a pasar la eternidad en el infierno. Porfirio Díaz le pide ayuda al sacerdote Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos para que la salve y el sacerdote le dice que para salvarla debe casarse con ella por medio de la Iglesia y que está excomulgado y le dice que tiene que abjurar de la Constitución de 1857 y retirar el juramento, ya que no lo iba a beneficiar en nada. Porfirio al principio pensó que lo que había creado se iba a ir por el caño y no sabía qué decirle al ejército de aplastar al imperio de Maximiliano, pero decidió hacerlo para salvar la vida de su mujer y le dio su palabra al sacerdote, pero éste le dijo que no sólo bastaba con dar su palabra, sino que también tenía que ponerla por escrito. Así que Porfirio Díaz juró defender los liberales consignados en la Carta Magna declaró asimismo que no poseía ningún bien expropiado a la Iglesia y, según le pidió al arzobispo que asentara, si era cierto que había pertenecido a la masonería, pero que se había alejado de ella. Le cuenta que Monseñor Labastida financió revoluciones con el dinero de la Iglesia y que intentó derrocar a Comonfort cuando éste era presidente de la República, por lo que fue expulsado del país en 1856. Labastida sobornó a militares supuestamente adictos al gobierno federal para que abanderaran la causa clerical y apoyaran golpes de estado sólo para defender bienes propiedad de la Iglesia. Labastida dirigió la Guerra de Reforma y decide mantener a México bajo el analfabetismo. Le explica que la estrategia de Porfirio Díaz de mantener su poder es aliarse con el peor enemigo de México, el mismo que, junto con el ejército, había impedido la construcción de un nuevo país desde principios de siglo. Le explica que Porfirio Díaz controla a la nación también a través de los confesionarios, de donde obtiene información vital para mantener su dictadura. Ponciano le pregunta por qué razón los feligreses tienen que pagar cada trámite y sin el recibo correspondiente y Don Valentín le responde que por miedo; que mientras más donativos hacen a la Iglesia, más segura sienten su salvación el día del Juicio Final. Las limosnas se entregan a un sacerdote a quien se le ha concedido un misterioso poder para influir en el más allá…de quedar bien con la Iglesia de Dios. Le explica que los yanquis les arrebataron Texas, Nuevo México y California porque durante los siglos XVII y XVIII

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