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Narcotrafico


Enviado por   •  25 de Octubre de 2013  •  9.699 Palabras (39 Páginas)  •  416 Visitas

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Historia del narcotráfico México, Colombia:

Introducción

Colombia y México son dos de los países citados más frecuentemente en relación con el tráfico de drogas a Estados Unidos. Pero no todo mundo sabe que México ya era objeto de preocupación y vigilancia permanente del gobierno estadounidense por contrabando de drogas ilegales desde principios del siglo XX, varias décadas antes de que Colombia ingresara por la puerta grande al mercado internacional de substancias ilícitas. En este trabajo se destacan algunos elementos históricos que contribuyeron al nacimiento del campo del tráfico de drogas en México, los vínculos que se establecieron entre éste y el campo político, y las modificaciones de esta relación a través del tiempo. En cuanto al caso colombiano se mencionan algunas características históricas y estructurales que muestran diferencias importantes en relación con el mexicano. Diferencias muchas veces ignoradas o desestimadas por los medios de comunicación y algunos políticos y policías, más interesados en destacar los casos de violencia cruda, en aterrorizar a la población, en competir por colgar el mayor número de etiquetas, y en trasplantar de manera mecánica su particular percepción del fenómeno de un país a otro.

Sería imposible hablar de todos los aspectos que han determinado el surgimiento y desarrollo del tráfico de fármacos ilegales en Colombia y México. Los investigadores continuamos explorando el tema desde diversas disciplinas y enfoques para tratar de entenderlo y dar explicaciones convincentes acerca de un fenómeno permeado por las categorías y esquemas de percepción oficiales y las del sentido común, que a veces se entrecruzan. Y aunque la información generada por fuentes oficiales y periodísticas ha sido abundante en las últimas tres décadas, la anterior a ese periodo y los testimonios pasados y presentes de los traficantes mismos no lo son tanto, o no han sido explorados con igual interés. Son más numerosos los trabajos de internacionalistas, politólogos y sociólogos, que los de economistas, historiadores o de sociología de la cultura, por ejemplo. Los traficantes tampoco parecen estar interesados en la publicación de autobiografías. La literatura, el teatro y el cine registran pocos ejemplos de tratamiento del tema. En la música, el género corridístico en México ha incluido la sociodisea del tráfico de drogas y es una excepción que ha trascendido fronteras. Desconocemos aún muchos aspectos del fenómeno, lo cual no impide constatar día a día lo inapropiado de las políticas implementadas supuestamente para solucionarlo, las cuales parecen más bien diseñadas para agravarlo y hacer de la llamada "guerra contra las drogas" una guerra permanente.

México

Hay varias décadas de distancia entre el inicio de la presencia de México y la de Colombia en el mercado de las drogas ilegales de Estados Unidos. La vecindad geográfica con Estados Unidos, el país más interesado en prohibir cierto tipo de substancias psicoactivas desde principios del siglo XX, como el opio, los opiáceos y la cocaína, determinó el nacimiento de un campo de actividades en México que antes de la aprobación de la ley Harrison en 1914 era un negocio legal, aunque sometido a cierto tipo de controles administrativos y sanitarios. Eran los años de la revolución en México (1910-1917); no obstante, el gobierno de Venustiano Carranza (1915-1920) emitió en 1916 unas disposiciones encaminadas a la prohibición del tráfico de opio. La mayor parte del contrabando de esta substancia de México hacia Estados Unidos pasaba principalmente por dos localidades fronterizas del Distrito Norte de Baja California (DNBC), Mexicali y Tijuana. El opio proveniente del Lejano Oriente entraba por varios puertos del Pacífico, como Salina Cruz, Acapulco, Mazatlán y Ensenada, éste último localizado a pocos kilómetros de la frontera californiana. La medida propuesta por el gobierno de Carranza iba dirigida particularmente contra los intereses del jefe político y comandante militar del DNBC (1914-1920), el coronel Esteban Cantú -enemigo político de Carranza- quien según las autoridades aduanales de Estados Unidos controlaba el tráfico de opio en esa parte del país. El DNBC tenía una población de 9,760 habitantes en 1910, y 23,532 en 1921. En Tijuana había 242 habitantes en 1900, y 1,028 en 1921. Con el dinero así adquirido, Cantú pagaba parte de los gastos de su administración y los salarios de las tropas bajo su mando. El coronel Cantú dispuso medidas similares a las de Carranza contra el tráfico de opio en 1917, pero él mismo se encargaba de violarlas al revender a través de terceras personas, entre ellas su cuñado, el opio decomisado. Cantú era pragmático y no tenía prejuicios morales en cuestiones relacionadas con el tráfico de opio. En control político y militar de Cantú en la tierra que gobernaba impidió que grupos ajenos a sus intereses pudieran entrar al negocio. El tráfico de opio era uno más de los negocios posibles para gente en posiciones clave de poder político. Los traficantes de esa época sabían que sin la protección política tenían pocas posibilidades de éxito y de supervivencia. El coronel Cantú se autoexilió en Estados Unidos cuando se enteró que los revolucionarios vencedores, encabezados por el general Alvaro Obregón, presidente de México de 1920 a 1924, enviarían al general brigadier Abelardo L. Rodríguez a controlar el DNBC en 1920, y por lo tanto a desplazarlo del poder en esa parte del país. Rodríguez fue gobernador del DNBC de 1923 a 1929. La Ley Volstead entró en vigor en Estados Unidos en enero de 1920. Al tráfico de opio en la frontera norte de México se sumó el del alcohol. Rodríguez se convertiría en años posteriores en presidente interino (1932-1934), en gobernador de Sonora (1943-1947), en empresario exitoso y en propietario de una de las fortunas más grandes del país lograda desde posiciones de poder político.

En 1920 y 1926 se aprobaron en México leyes federales para prohibir el cultivo y la comercialización de la marihuana y la adormidera, respectivamente. Los cultivos de esta última planta se concentraron en estados del noroeste del país: Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango. Varios gobernadores de estados norteños continuaron y afinaron la escuela inaugurada por Cantú, directamente o a través de sus principales operadores políticos o sus jefes policiacos. El negocio del tráfico de opio era lo suficientemente rentable como para no dejarlo completamente en manos de los traficantes.

Una característica del Estado surgido de la revolución sería la creación de un ejército con presencia nacional surgido de un movimiento popular, modelado por los propios revolucionarios que habían adquirido sus grados en combate y que se habían convertido en la clase política

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