Norte América Primera Mitad Siglo XIX
Enviado por rayomlr • 7 de Marzo de 2014 • 5.729 Palabras (23 Páginas) • 743 Visitas
2. Los Estados Unidos de América y América Hispana en
la primera mitad del siglo XIX.
2.1. La Independencia de las colonias españolas y la América del
Norte anglosajona.
Los sorprendentes y vertiginosos sucesos ocurridos en la última década del siglo
XVIII y en las dos primeras décadas del siglo XIX han ejercido una influencia
decisiva en la historia moderna del mundo. Resultado directo de la Revolución
Francesa fue la llegada al poder de Napoleón Bonaparte en 1799, quien hasta
1815, con sus empresas bélicas sacudiría a toda Europa, cambiaría las fronteras,
destruiría viejos estados y crearía otros nuevos. La conquista napoleónica del
Viejo Continente haría que se desmoronasen los antiguos sistemas sociales,
dándole paso a una burguesía pujante y ansiosa de ocupar su lugar en las
nuevas sociedades.
Las campañas napoleónicas en Europa repercutieron en las colonias de la
América Española precipitando, favoreciendo o alentando sus propias
revoluciones de independencia. Durante los primeros siglos del coloniaje español,
los habitantes de Hispanoamérica estuvieron aislados a causa de la política
monopolizante de la metrópoli. Durante todos esos años apenas tuvieron relación
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entre sí y mucho más esporádicos eran los contactos con los habitantes de las
otras colonias, pertenecientes a Inglaterra, Francia y Portugal.
La sociedad se quedó estancada con la mirada puesta en Europa, o mejor dicho
en España, pues no tenían ni conocían otra opción. Con la llegada en 1700 de la
dinastía Borbón al trono español, vinieron también la cultura y costumbres
francesas, cambios sociales y reformas económicas que se extenderían a las
colonias americanas y que darían lugar a una mayor apertura hacia el mundo.
España dejo de ser el centro y se empezaron a conocer la cultura y la lengua de
otros países de Europa, en especial de Francia. Los ingleses dejaron de ser vistos
únicamente como herejes y piratas, abandonando los anticuados criterios de la
época del gobierno de los Habsburgo acerca de los otros países, y su imagen se
transformó en la de sagaces mercaderes. Los contactos con las naciones
extranjeras pasaron del contrabando a las relaciones comerciales legales y los
tratos con las otras colonias españolas se hicieron mucho más frecuentes.
En 1776 declaran su independencia las trece colonias inglesas en América del
Norte, la noticia llega a Hispanoamérica y desde entonces se inician las
relaciones entre ambas partes del continente. La abdicación en 1808 del rey
Carlos IV y la de su hijo Fernando VII a favor de Napoleón y de su hermano José
Bonaparte harían que los países de la América Hispana se sintiesen ya
desligados de sus compromisos con la metrópoli e iniciaran la lucha por su propia
independencia.
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Desde algunos años atrás, influidos por las ideas de los enciclopedistas y de la
Ilustración, ya varios hispanoamericanos habían pensado en la independencia de
sus países. Alentados por la independencia norteamericana, dejaron de ver hacia
la Europa tan lejana, donde Francia era la única nación que no era gobernada por
un monarca dinástico, y empezaron a mirar más cerca, hacia los Estados Unidos,
hacia donde varios de ellos, algunos como refugiados políticos, se dirigieron en
busca de su ejemplo.
“La revolución norteamericana dio carta de naturaleza en esta parte del mundo -en
todo el mundo occidental ciertamente- a los principios políticos con que la filosofía
del iluminismo había transtornado al orden tradicional. América sólo despertó de
verdad a esta nueva forma del pensamiento político a raíz, principalmente, de la
emancipación norteamericana.”28
Las diferencias que dividían a la América Inglesa de la América Española, aparte
de sus distintos gobernantes y sistemas económicos, eran: la religión, protestante
en una y católica en la otra; la etnia, una nórdica casi pura y la otra mezclada, con
un sustrato mediterráneo, pero donde las razas nativa y africana aportaban sus
rasgos hereditarios en la gran mayoría de las veces; la lengua, inglés y español;
las costumbres, producto de los tres elementos anteriores.
28 Duarte French, Jaime, América de norte a sur, Bogotá 1975, p.34
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A pesar de esta diversidad, gracias al influjo de la independencia norteamericana
los hispanoamericanos salvan lo que en otras circunstancias y ocasiones serían
grandes obstáculos y tratan de acercarse a los Estados Unidos. En el
pensamiento revolucionario de América Latina estaban muy arraigados en ese
entonces, los ideales de un panamericanismo y un sentido de la causa común.29
Desde antes de lograr la propia independencia, se vio en Norteamérica un ejemplo
a imitar y a una compañera de ideales, convirtiéndola en un símbolo de libertad,
sirviendo como un aliciente para seguir en la lucha. “La revolución norteamericana
desde el principio despertó viva simpatía entre los criollos que abrigaban la
esperanza de independizarse del gobierno monárquico español. La recientemente
establecida nación del Norte simbolizaba la libertad y constituía un ensayo
venturoso de republicanismo muy diferente a todos los sistemas políticos en
vigencia entonces.”30
Con una imagen tan idealizada de los Estados Unidos de América, era inevitable
que éstos se convirtieran en el centro de atracción para muchos latinoamericanos,
quienes empezaron a visitar el país. Al principio sólo se buscó en Norteamérica un
modelo político libertario y ayuda para el movimiento independentista de sus
países. “El interés creciente por la república del Norte atrajo a visitantes notables
29 Orjuela, Héctor H., Imagen de los Estados Unidos en la poesía de Hispanoamérica, México 1980, p. 48 30 Ibid., pp. 52-53
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de Hispanoamérica, que llegaban en misiones de observación o como refugiados
políticos”.31
A través de estos viajeros, empezó a conocerse en Latinoamérica acerca de la
existencia de personajes norteamericanos como George Washington, Benjamín
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