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Nueva Orleans


Enviado por   •  22 de Agosto de 2013  •  2.767 Palabras (12 Páginas)  •  367 Visitas

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Época Colonial

Nueva Orleans fue fundada en 1718 por colonos franceses dirigidos por Jean Baptiste Lemoyne, señor de Bienville, quien dio al asentamiento el nombre de La Nouvelle-Orléans. El sitio para la fundación de Nueva Orleans, cabecera de la colonia, fue elegido por ser la planicie del delta del Misisipi, a fin de crear una ruta de comercio con los nativos americanos que fijaban sus tiendas entre el Misisipi y el lago Pontchartrain. Nueva Orleans se convirtió en la capital de la Luisiana francesa en 1772, adquiriendo preponderancia sobre Biloxi.

Plano de la Nouvelle Orleans capital de la Luisiana, 1728.

En 1763, Francia decidía compensar a su aliada España por los servicios que ésta le prestaba frente al común enemigo inglés. Así pues, tras la pérdida temporal de La Habana y Manila a manos de los ingleses, Francia cedía el territorio de la Luisiana al Imperio español en cláusula secreta al tratado de París. El primer gobernador sólo arribó en 1766; se trataba entonces del célebre geógrafo Antonio de Ulloa, quien sufrió el absoluto rechazo de la población, al creer ésta erróneamente que los españoles venían a cambiar sus usos y su lengua; a Ulloa sucedió don Alejandro O'Reilly, bajo cuyo mandato un grupo de colonos franceses, contrarios a las restricciones comerciales de la nueva metrópoli, se rebeló contra el gobierno español y su "mal vino." O’Reilly, siguiendo órdenes de Madrid, reprimió enérgicamente la revuelta, nada menos que decapitando a los cinco principales sediciosos. Tras eso, la tranquilidad sería absoluta a lo largo de todo el período español. Entre los gobernadores de la Luisiana española sobresale Bernardo de Gálvez, figura decisiva de la participación española en la génesis de los Estados Unidos. Sus victoriosas campañas frenaron el avance inglés por el flanco sur de la joven república norteamericana. Con una poderosa flota traída desde La Habana derrotó a los ingleses en el golfo de México, haciendo que Inglaterra reconociera la soberanía española en las Floridas. Gálvez también supo poner fin al contrabando inglés. Mantuvo excelentes relaciones con los colonos franceses, no sólo por sus dotes de gobernante, sino también por desposar a Felicité de Saint Maxent, criolla francesa. Fomentó la agricultura, y también por cuestiones militares, trajo pobladores procedentes de las Islas Canarias, a los que distribuiría en colonias cercanas a Nueva Orleans en tierras que eran poco habitables.

El clero y los administradores españoles enviados a la colonia eran escogidos de entre una clase ilustrada y bilingüe, a fin de congraciarse con una población de suyo reacia a la transferida soberanía. Bajo España, la ciudad fue elevada a sede diocesana, siendo su primer obispo el capuchino Fr. Andrés Peñalver y Ródenas, venido de La Habana. Luego de dos grandes incendios, en 1788 y en 1794, el Cabildo español impuso el adobe o ladrillo como material de construcción de inmuebles en la ciudad, con lo que ésta fue adquiriendo su hermoso y peculiar aspecto. Don Andrés de Almonaster y Rojas, notario público de la ciudad que aspiraba a títulos nobiliarios, pagaría de su propio peculio grandes obras públicas, como la vasta Plaza de Armas, incluidos la Catedral, los palacios del Cabildo y del Presbiterio y los edificios de apartamentos que, con soberbios balconajes, flanquean dicha plaza. A la muerte de Almonaster, su hija, la baronesa Micaela Almonaster de Pontalba, completaría la obra paterna. Todo ello ha sido preservado hasta hoy día.

La ciudad sufrió grandes epidemias de fiebre amarilla, malaria y viruela. La última de ellas a principios del siglo XX. En 1795, España cedió los derechos de uso del puerto a los Estados Unidos, lo que trajo un considerable auge comercial a la ciudad. En 1801, rescindido el pacto borbónico entre Francia y España, Napoleón decidió unilateralmente la retrocesión de la Luisiana a Francia. La noticia sólo se hizo pública en 1803; al mes de saberse, el gozo de los residentes franceses se trocó en consternación, pues también aprendían que la inmensa colonia, incluida su hermosa ciudad, era vendida a la joven república norteamericana (Cf. Compra de Luisiana. En la época, la ciudad de Nueva Orleans tenía una población de unos 10.000 habitantes.4

Siglo XIX

Barcos de vapor en Nueva Orleans, 1853.

La naturaleza multicultural de Nueva Orleans es característica principal de la ciudad. La ciudad creció rápidamente con la influencia de las culturas española, hispano-americana, francesa, norteamericana, así como por la inmigración de colonos franceses y sus esclavos al huir de la revuelta independentista de Haití. Durante la Guerra Anglo-Estadounidense de 1812, los británicos intentaron conquistar la ciudad, pero fueron repelidos por la fuerzas lideradas por Andrew Jackson.

La población de la ciudad se duplicó en los años 1830 llegando a tener 102.000 habitantes para 1840, convirtiéndose en la cuarta ciudad de los Estados Unidos y la más grande del sur del país.

Nueva Orleans fue la capital del estado de Luisiana hasta 1849 y entre 1865 y 1880. La importancia de su puerto convirtió a Nueva Orleans en punto de comercio de los esclavos destinados al sur de los Estados Unidos. Al mismo tiempo era la ciudad con mayor número de ciudadanos afroamericanos libres. Durante la Guerra de Secesión Nueva Orleans fue capturada por las fuerzas de la Unión sin mayor resistencia y no sufrió la destrucción de la guerra del resto del sur del país.

Siglo XX

Calle Canal Street vista desde el río (fotografía de los años veinte).

La mayor parte de la ciudad se encuentra bajo el nivel del mar. Está flanqueada por el río Misisipi y el lago Pontchartrain, de manera que debe protegerse mediante diques. Hasta principios del siglo XX existían fuertes restricciones para la construcción de nuevas edificaciones; sólo se utilizaban los altos terrenos de aluvión que constituían en sí diques naturales entre los múltiples defluentes del delta del Misisipi. El resto de las zonas son pantanosas y están sujetas a inundaciones frecuentes. Originada en la hoz o meandro del gran río, tal característica dio a la ciudad su forma de media luna y su apodo La ciudad del cuarto creciente. En la década de 1910, el ingeniero e inventor A. Baldwin Wood puso en marcha su ambicioso plan de secar la ciudad, para lo que diseñó bombas aspirantes de gran tamaño (que todavía hoy se utilizan cuando hay fuertes lluvias), las cuales drenan el agua hacia el río dándole a la ciudad la posibilidad de expandirse a una mayor superficie.

En los años 1920 se hizo un esfuerzo de modernización de la ciudad, que desgraciadamente eliminaba los balconajes de hierro fundido

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