Olga Lengyel (19 de octubre de 1908– 15 de abril de 2001).

Olga Lengyel

(19 de octubre de 1908– 15 de abril de 2001).

Lengyel nació en Rumania, en una región dominada por Hungría.

En tiempos de la Segunda Guerra Mundial estudió enfermería y fue esposa del doctor Miklos Lengyel, a quien asistía en su hospital de Cluj-Napoca antes de ser deportados a Auschwitz en 1944 donde a su llegada perecieron sus padres e hijos, su esposo murió después, poco antes de su liberación.

Lengyel fue la única superviviente de su familia y escribió sus vivencias en su libro Five Chimneys (Los Hornos de Hitler, en la edición española), que se publicó en 1947. Su vida posterior al Holocausto fue dedicada a mantener la memoria de los hombres, mujeres y niños que murieron como resultado de los abusos en Auschwitz.

Análisis:

El libro nos habla de cómo Olga y su familia pasaron de tener su hospital a no tener nada y a ser trasladados con mentiras a los campos de concentración, en unos vagones para caballos donde metieron a 96 personas y las mantuvieron sin comida, apretados y con cadáveres durante días.

Al llegar a los campos de concentración, fueron separados, los niños y viejos de lado izquierdo y los demás de lado derecho. Esto era porque los niños y viejos no les servían entonces los mandaban directo a la cámara de gas y luego a los crematorios. A los jóvenes y adultos los mandaban a trabajar como esclavos; les quitaban toda su ropa, les ponían camisas y pantalones de rayas o solo camisones y les deban de comer un disque café o té que era sólo agua sucia y un poco de pan. Los obligaban a trabajar por muchas horas y por todo esto ellos iban perdiendo peso muy rápido y por esta razón muchos morían. Olga fue separada de su familia, a sus papás e hijos los mataron y a su esposo lo mandaron a otro campo.

Olga estuvo trabajando en la enfermería y cuenta que la pobre gente hacía filas enormes y habían muchas enfermedades y muy poca higiene.

La gente era torturada y golpeada, diario se hacían como revisiones y una “selección” donde se decidía quienes iban a ser mandados a la cámara de gas y luego al crematorio.

Los alemanes eran tan crueles que no les importaba ver a la gente sufrir, los tenían en unos cuartos que les decían “barracas” durmiendo en unas como jaulas que eran de tablas y metían ahí a muchas personas y era muy difícil estar cómodo o con espacio y les daban solo dos mantas lo cual no era suficiente.

Cuando Olga empezó a trabajar en la enfermería, le dieron un cuarto con sus compañeras de hospital y eso le dio un poco de más comodidad y privacidad.

Había un tipo mercado negro donde la gente intercambiaba comida por ropa y viceversa.

La gente entraba en desesperación por hambre, frío y así entonces empezaban a robarle a los demás o a los alemanes y le llamaban “organización”.

Olga sufría mucho al ver como las embarazadas eran mandadas a los crematorios si sus hijos nacían bien, pero eran perdonadas si los hijos nacían muertos entonces ella junto con sus compañeras enfermeras, mataban a los bebés para que no mandaran a las cámaras de gas a las mamás.

La gente a pesar de los maltratos y todo se mantenía con la pequeña esperanza de algún día ser liberados.

Olga vio por última vez a su marido un día que se fue con los locos al campo de Buna y logró verlo, sólo se dijeron algunas cosas y ya porque los podrían descubrir. Después le mandaron

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