Oratoria De Benito Juares

Las talaveras.

La Talavera es una obra de arte con todas las de la ley: cada pieza es única, pues se decora a mano, lo que le da un valor especial. Los historiadores afirman que la cerámica es originaria de los países árabes, quienes la llevaron a España durante las invasiones, y de ahí, al resto de Europa. En ese entonces, las piezas eran blancas y barnizadas con estaño. A mediados del siglo XVI grupos de frailes procedentes del Viejo Continente trajeron lozas a la Nueva España, las de Talavera de la Reina, una población española; en especial a una ciudad muy importante: Puebla. Aquí fundaron las primeras fábricas de lozas. La influencia en los diseños era claramente morisca y fue cuando empezó a decorarse de azul cada pieza blanca. Pero pronto llegarían a la colonia figuras distintas: la porcelana china. Así, los loceros comenzaron a tomar un poco de cada una de las culturas, además de colocar su sello personal en las creaciones. En 1604 un artesano originario de Talavera, Diego Gaytán, se mudó a la ciudad y es evidente que la influencia de su terruño no se quedó en el barco en el que llegó. El oficio de locero cada vez era más popular, por lo que el Virrey tuvo que reglamentar el gremio. En 1653 se escribieron las ordenanzas en las que se establecieron claramente las condiciones para practicar el oficio. Comenzaron por separar las calidades de las lozas: fina, común y amarilla. Asimismo se marcó las proporciones para realizar las mezclas y que se conservara dicha calidad. Durante un periodo la cerámica distinguía claramente las clases sociales, pero no por eso dejó de utilizarse en todos los estratos. En ese entonces sólo los españoles y criollos podían elaborar las piezas, lo que con el tiempo cambió. A principios del siglo XIX los artesanos introdujeron la pintura de colores a la cerámica, con lo que se logró una gran y rica mezcla de corrientes, colores, formas, texturas y formas. Azul fuerte, amarillo, verde, anaranjado, azul y negro se combinan para dar como resultado la policromía propia de éste arte. Actualmente se elaboran piezas de loza, azulejos y cada vez más artículos cuyo único límite es la imaginación y, hay que decirlo, la utilidad; pero no sólo es de consumo nacional, cada vez se van abriendo más países al consumo de la Talavera, digna representante de la cultura poblana.

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