Palabras alusivas acto 1ero de Mayo

Sr Representante legal, Sra. Directora, Equipo directivo y de gestión, Padres, colegas y alumnos

En el día de la fecha realizamos este acto a fin de conmemorar el Día del Trabajador este 1° de mayo. Dadas las situaciones laborales precarias y críticas que se encuentra nuestro país y que ha ido acrecentándose en las últimas décadas, considero prudente analizar y comprender el contexto histórico por el cual se lleva a cabo este feriado a nivel internacional. Es por ello que debemos trasladarnos a fines del Siglo XIX, donde la ciudad de Chicago era la segunda ciudad con más habitantes de Estados Unidos. En plena Revolución Industrial, gran parte de esa población eran obreros.

Los trabajadores, se encontraban sometidos en una lógica de explotación laboral donde según la jurisdicción y legalidad de dicha ciudad estaba permitido exigir hasta 18hs de trabajo seguido en las fábricas de producción, con salarios que no alcanzaban ni siquiera los valores mínimos para la subsistencia de las familias.  

Bajo el lema “ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso”, se produjeron varios movimientos con el fin de acortar las extenuantes jornadas laborales. Además, en este contexto, la mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo que, en su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884. Había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas. De lo contrario, habría huelga.

¿Quiénes fueron los Mártires de Chicago?

Los Mártires de Chicago fueron un grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en Estados Unidos luego de participar en las huelgas. A partir de allí el movimiento obrero a nivel internacional revindico la lucha por las legislaciones laborales y su efectivo cumplimiento como ha sido expresadas en los fundamentos de la II Internacional Obrera.

En nuestro país si bien la situación laboral en la actualidad se encuentra en un punto crítico y cuestionable, dada a las tasas de desempleos, la precarización laboral, el trabajo informal, la falta de capacitación y tantas cuestiones críticas, alcanzando en el cuarto trimestre de 2021 la tasa de empleo solamente del 43,6% de la población. Se encuentra legisladas, leyes y derechos laborales provenientes de una larga lucha obrera desde el cuestionamiento al modelo oligárquico de la Argentina de 1880 hasta la actualidad, que garantizan la posibilidad de acceder a obras sociales, jubilaciones, descanso, vacaciones, entre otros beneficios.

Y en este sentido me parece pertinente recuperar las ideas expresadas en el Magisterio del Concilio Vaticano II en la cual se subraya que el trabajo “es un derecho fundamental y un bien para el hombre”. Por ello la “plena ocupación” ha de ser un objetivo que ha de procurarse, un bien ligado a la justicia. De no ser así, la sociedad no conseguiría una paz social justa.

Es por ello y ante la crisis consecuente por las malas políticas económicas y laborales permitidas, desarrolladas en el devenir del tiempo histórico argentino. Que hoy más que nunca es necesario reflexionar sobre las herramientas, derechos, obligaciones y responsabilidades que tenemos tanto como empleados o futuros empleadores y empleados con respecto a la dignidad de las personas con las que tratamos, como también con las que tenemos a cargo. Es importante siempre trabajar para nuestro bienestar como hombres y mujeres de bien y construir con ello ambientes laborales dignificantes, pacíficos y amables, que busquen sostener y contribuir a una sociedad más justa y sana.

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