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Pensamiento Griego En Relacion A La Politica


Enviado por   •  25 de Mayo de 2015  •  2.203 Palabras (9 Páginas)  •  592 Visitas

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Pensamiento griego en relación a la política

Sócrates

Sócrates fue obediente con respecto a las leyes de Atenas, pero en general evitaba la política, refrenado por lo que él llamaba una advertencia divina. Creía que había recibido una llamada para ejercer la filosofía y que podría servir mejor a su país dedicándose a la enseñanza y persuadiendo a los atenienses para que hicieran examen de conciencia y se ocuparan de su alma. No escribió ningún libro ni tampoco fundó una escuela regular de filosofía.

En cuanto a la política, no la estudió, solo criticó a la democracia y de hecho fue condenado a muerte en una votación dividida dentro de un gobierno democrático.

Ahora bien, porque Sócrates criticaba el sistema democrático, obviamente es un sistema en el que hay muchos ignorantes que tienen derecho a votar, lo cual obviamente produce errores. Los políticos son seres que poseen la habilidad innata de convencer a las masas a veces con argumentos falsos, con promesas muchas veces imposibles de cumplir, evidenciando aparentes debilidades en la vida personal de sus contrincantes, como por ejemplo el hecho de que una persona sea divorciada, no implica que no sea buena para administrar los recursos y menos aún que no sea honrada. Para Sócrates los militares no debían ni votar ni optar a cargos públicos aun cuando estuvieran de baja. En la actualidad esta idea se adopta en el sistema democrático pero los militares de baja si pueden votar y optar a cargos públicos. Para Sócrates los cargos públicos debían ser ocupados por personas cultas, así mismo para votar se requería de una determinada preparación académica, lo mismo que para hacer las leyes.

El pensamiento Socrático se plasma de manera formal en la República de Platón, recalco que Sócrates solamente dio sus opiniones respecto del sistema democrático, lo que le costó la vida. Platón fue quien realmente desarrolló la ciencia política entre sus estudios filosóficos.

Los sofistas

La palabra sophistes significaba maestro en sabiduría. Como tales se presentaban estos personajes que andaban de lugar en lugar, participaban en la política y cobraban por sus lecciones. Sabían o simulaban saber de todo: astronomía, geometría, aritmética, fonética, música, pintura. Pero su ciencia no buscaba la verdad sino la apariencia de saber porque ésta reviste de autoridad. Enseñaban la areté requerida para estar a la altura de las nuevas circunstancias sociales y políticas (recordemos que la palabra areté , traducida generalmente por virtud, no tenía entonces las connotaciones morales que nuestra palabra virtud tiene; era más "lo que es propio de", o la capacidad para hacer algo bien -como en castellano "ser un virtuoso" del piano, por ejemplo-).

La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a otros. "Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles", dice Protágoras. Gorgias dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el dominio de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese arte "conducción de almas". Platón dirá más tarde que era "captura" de almas. No eran, pues, propiamente filósofos pero tenían en común una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos especialmente en el ámbito de las convenciones (nomos), pero llegaban a dudar, incluso, de que pudiera lograrlo en el terreno de la naturaleza (phýsis). Cada quien tiene "su" verdad.

Los filósofos anteriores daban generalmente a sus libros el título "Sobre la Naturaleza o lo existente". Gorgias parece burlarse de ellos cuando titula el suyo "Sobre la Naturaleza o lo No existente". Con ese libro pretendió demostrar tres cosas: 1) nada existe, 2) si existiese algo no podríamos conocerlo, 3) si conociésemos algo no podríamos comunicarlo a los demás. Platón comentó: ¿Son al menos estos principios verdaderos? Si no, ¿por qué los asegura Gorgias con tanta universalidad? Protágoras decía: "Como cada cosa me aparece, así es para mí; y como aparece a ti, así es para ti." El escepticismo alcanzó a los dioses. "No dispongo de medios –dice Protágoras– para saber si existen o no, ni la forma que tienen; porque hay muchos obstáculos para llegar a ese conocimiento, incluyendo la oscuridad de la materia y la cortedad de la vida humana." Y alcanzó a las leyes de las ciudades. Antes se creía que éstas tenían origen divino, ya fuese porque Apolo hubiese inspirado directamente al legislador –tal era el caso de Licurgo, legendario fundador de Esparta– ya fuese porque los legisladores acostumbraban consultar sus proyectos de ley al oráculo de Delfos. Ahora se ha viajado suficiente para poder comparar las leyes griegas con las leyes de otros lugares y, sobretodo, se tiene experiencia de cómo se redactan y aprueban leyes en las asambleas democráticas. Los sofistas eran miembros de esas asambleas. Protágoras estuvo en el grupo enviado a Turii, en el sur de la actual Italia, para dar leyes a la nueva colonia ateniense. Para ellos, por tanto, las leyes eran convencionalismos humanos. Normas que los hombres adoptan para no vivir como animales. En el principio se vivió así y los fuertes se aprovechaban de los débiles. Las leyes protegen al débil del fuerte. En ese sentido son convenientes, aunque no tienen otro fundamento. Porque no tienen otro fundamento los hombres pueden transgredirlas con tal de que los demás no lo adviertan. Por la misma razón, un hombre fuerte, realmente fuerte, puede ignorar las leyes, apoderarse del poder y satisfacer sus deseos; en ello brilla la dike (ver el sentido de esta palabra en la introducción) de la naturaleza.

¿Cómo asimilaron los alumnos estas enseñanzas de sus maestros? A los atenienses no les basta ser la ciudad principal, quieren ser la ciudad que manda sobre las otras ciudades y se beneficia de ellas. Si tienen poder para hacerlo les corresponde hacerlo. Es la dike de la naturaleza. Así, disponen que ciertas causas judiciales sólo puedan ser vistas en Atenas; el tesoro de la Liga de Delos al que habían contribuido todas las ciudades de la Liga y estaba guardado en Delos, es trasladado a Atenas para uso exclusivo de los atenienses; cuando Esparta propone la paz deciden continuar la guerra entusiasmados con la moción de que, en adelante, la guerra se financie sólo con tributos de las otras ciudades. También era dike de la naturaleza que la asamblea ateniense hubiese empobrecido con excesivos impuestos a sus conciudadanos ricos; también que hábiles acusadores manipulasen

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